![El pleno del lunes dejó en evidencia la inferioridad numérica del BNG frente a la suma de PP y PSOE](https://img.lavdg.com/sc/WMSolWXsx_w6irswvu94pmY7UnM=/480x/2023/08/05/00121691233441986510726/Foto/PG6C8F2_13218.jpg)
Fernández Lores no soportaría muchas más pinzas. El PSOE aguarda negociar en ventaja a la vista de la fragilidad del BNG y con la baza del PP en la bocamanga
06 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El primer pleno con contenido de este nuevo mandato nos dejó un resultado tan llamativo como esperable y en parte, sorprendente. Evidenció la fragilidad numérica en la que se encuentra el gobierno municipal de Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), a merced de que PSOE y PP puedan entenderse tantas veces como quieran. Como así ocurrió en temas tan sensibles en la ciudad como los lombos que salpican la subida a Montecelo y, sobre todo, el cierre de la avenida Reina Victoria, un absurdo prorrogado desde hace tres años.
La trascendencia del disparate de Reina Victoria es tal que, como acreditó una encuesta de Sondaxe, el 75 % de los pontevedreses quieren que esta avenida se reabra, total o parcialmente. Que el BNG le dé las vueltas que quiera, pero el sostenella y no enmendalla les ha costado 3.500 votos y dos concejales. Por eso el PSOE viró a buscar una solución, consciente de que su estrategia anterior era un suicidio. Y ahora lo pone en la mesa como asunto fundamental de las negociaciones con el Bloque.
Pleno didáctico
Lo que ocurrió el pasado 31 de julio en el Teatro Principal es una muestra de lo que podría suceder a lo largo de próximas semanas. Las presumibles votaciones conjuntas de populares y socialistas contra el BNG, pueden amargar este séptimo mandato de Lores. Tanto como para que el veterano regidor termine apurando su jubilación, decida marchar y le deje el marrón a sus compañeros de grupo municipal. Tengo claro que Lores no aguantaría en esas condiciones hasta 2027.
Asimismo, la sesión del lunes evidenció que el BNG no está afeito a perder votaciones. Mucho menos cuando se produce a manos de sus socios de referencia. En consecuencia, se comprobó que tantos años de poltrona dejan efectos. Una capacidad de reacción tan escasa como proclive al victimismo. Tanto como para llegar a vaticinar que en este mandato «habrá una moción de censura», (Mosquera dixit).
Sin embargo, nadie ni el PP ni mucho menos el PSOE imaginan semejante escenario, sino más bien el contrario. Solo unos días después del pleno, frente a las puyas del BNG, los socialistas dicen estar dispuestos a reanudar las negociaciones para la formación de un gobierno de coalición. Y el Partido Popular pronostica que socialistas y nacionalistas acabaran por pactar.
Si hace una semana les decía que, tanto en Madrid con la posible investidura de Sánchez o de Feijoo, como en Pontevedra con la posible estabilización de un gobierno en el Concello, todo era cuestión del precio a poner para los apoyos, ahora les agrego que, al menos en nuestra ciudad, no habrá conversaciones hasta que se desinflame la relación entre los de Iván Puentes y los de Miguel Anxo Fernández Lores.
De vacaciones
Por cierto, tenemos alguna analogía más entre Madrid y Pontevedra. Tanto Lores como Sánchez decidieron irse de vacaciones en plenas crisis. El presidente en funciones se fue a Marrakech; el alcalde a su chalé de A Lanzada. Uno como otro optaron por alejarse del foco de los respectivos problemas, y dejar a sus lugartenientes en los fogones. En Madrid, Sánchez esperará hasta mediados de este mes, a que se constituya la Mesa del Congreso de los Diputados, para descorchar las negociaciones con todos aquellos diputados, incluido Néstor Rego (BNG), que serán necesarios sumar para una hipotética investidura del candidato socialista.
En Pontevedra, Fernández Lores volverá para presidir el próximo sábado los actos inaugurales de la Semana Grande de las Fiestas de la Peregrina. Con su reincorporación, los socialistas esperan mantener una interlocución más calmada de la que ofrecen Eva Villaverde o César Mosquera.
Mientras, asistimos a una guerra de nervios. Es pura política. Se trata de una situación como la de un pulso. Unos y otros aguardan a ver quién dobla antes el brazo. Y, por tanto, ver quién entra más debilitado a la siguiente pantalla. Aparentemente, son Lores y los suyos quienes acudirán más frágiles a la próxima cita de la mesa negociadora. Los nacionalistas ya han probado el jarabe de palo que les aguarda para los próximos meses si se empeñan en mantenerse como un gobierno en minoría. Derrota tras derrota. Ni siquiera podrían aprobar unos presupuestos municipales hasta 2027.
El 57 % de los votantes
Aunque el Bloque haya reaccionado con una exuberante soberbia, hay una realidad incontestable: PP y PSOE suman la voluntad de 24.436 electores de este municipio que suponen el 57 % de los votantes que ejercitamos nuestro derecho al sufragio el pasado 28M. Que Lores y el BNG se enroquen en una pretendida autonomía para decidir la política de tráfico de la ciudad, resulta tan patético como irreal. No se trata de menoscabar el modelo, sino de corregir los desvaríos en los que han incurrido.
Administrativa y jurídicamente puede ser debatible si la potestad de adoptar medidas como el cierre de Reina Victoria o mantener los lombos en los viales de camino de Montecelo corresponde al alcalde y a la junta de gobierno o bien si podrían ser corregidos por el máximo órgano de gobierno del Ayuntamiento que es el pleno de la corporación. Pero lo que resulta indiscutible es que hoy, una decisión como la adoptada el lunes pasado por 16 concejales de la corporación, refleja el sentir mayoritario de los ciudadanos y ciudadanas de Pontevedra.