Víctor M. González, director de la UNED en Pontevedra: «Otras universidades se han acercado más al modelo que tiene la UNED»

PONTEVEDRA

El profesor destaca que el cambio de perfil de alumno es una de sus riquezas
23 oct 2023 . Actualizado a las 21:12 h.Víctor M. González Sánchez (Ávila, 1970) lleva tres años al frente del centro asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Pontevedra. Este profesor de Ciencias Económicas y Empresariales habla de las potencialidades que tiene esta universidad pública y de un centro que lleva 50 años de docencia ininterrumpida en la ciudad.
—Lleva tres años dirigiendo el centro de Pontevedra. ¿Le costó dejar el de Segovia?
—Empecé el 1 de octubre del 2020. Dejé el centro de Segovia y me vine aquí. Ese mes compaginé los dos centros para dejar las cosas bien cerradas en Segovia. Me costó dejar Segovia, es un lugar cómodo y querido, cómodo porque estaba más cerca de mi residencia y querido porque había trabajado unos años allí. Venir a Pontevedra no me costó, conocía a trabajadores, conocía el centro. Me parecía y me parece un centro con muchísimo potencial y en ese sentido no me costó. Hablando de la provincia y de la ciudad tampoco me costó, me parece una tierra magnífica.
—El viernes se abrió oficialmente el curso 2023/2024. Aunque la matrícula no se cierra hasta final de mes, ¿qué previsión de alumnos tienen?
—La previsión es mantener los números del año pasado, en torno a los 4.500 alumnos en enseñanzas regladas. Luego está la extensión. El escenario es el que es, la población disminuye, nosotros abrimos nuevos nichos de mercado, por decirlo así, con población joven e inmigrante, diversificando el perfil de los estudiantes. Es un perfil muy diverso.
—¿Cambió mucho con respecto a hace veinte años?
—La frase es que la UNED era la universidad de la gente que estudia y trabaja. Hoy seguimos siéndolo, pero también de la gente que estudia por placer, de segundas y terceras oportunidades, de gente incluso que se jubila y aprende aquello que no pudo... Pero cada vez somos más la universidad de gente para la que es su primera opción, de gente joven, de hecho un tercio de nuestros estudiantes en el conjunto de la UNED tienen menos de 30 años. Una de nuestras riquezas es precisamente eso, que en las aulas no hay un perfil homogéneo de solo una visión, sino que convive gente de 18 con gente que tiene experiencia y cuenta su bagaje, eso lo he vivido yo como profesor. Es algo que enriquece a las dos partes.
—El centro asociado de Pontevedra está de cumpleaños, 50 años. ¿Qué supone?
—En febrero cumplimos 50 años y la UNED como universidad nació en agosto de 1972. Nosotros salimos en el BOE en febrero y unos días antes salió el centro de Las Palmas. Si aceptamos el BOE como fecha de nacimiento somos el segundo centro asociado más antiguo de España, aunque el de Pontevedra fue el primero que se puso en marcha en la práctica. ¿Qué supone? Supone y es saludable mentalmente dar las gracias a la sociedad de Pontevedra y de las aulas universitarias de Vigo, Lalín, Tui, O Porriño y Portas, a los miles de estudiantes que han pasado por aquí, a los cientos o miles de tutores, a todo el personal que ha trabajado, algunos ya no están... Agradecer a todos la confianza y el cariño. En cincuenta años hemos evolucionado muchísimo, supone un cambio con la sociedad. Tecnológicamente la evolución ha sido fantástica, cuando yo llegué a la UNED estaban llegando los ordenadores, pero antes era el correo postal, el teléfono fijo, que sigue existiendo aunque lo usemos menos. Nos hemos adaptado, hemos mantenido el rigor de los exámenes. La UNED sigue manteniendo su prestigio y los títulos, especialmente por aquellos que la conocen, son cada vez más valorados. Supone, en el pasado, una vivencia, y un reto y un estímulo para el futuro. No es que llegados a los 50 años hayamos cumplido nuestra función, sino todo lo contrario. Tenemos nuestro sentido en una sociedad como la actual, en la que el perfil ha cambiado. Nos hemos adaptado y convivimos. Yo aún diría más, otras universidades se han acercado más al modelo de la UNED.

«Los números del aula de Portas no los tienen algunos centros de capitales»
El profesor defiende la existencia de las aulas universitarias, incluso de las más pequeñas, y pone en valor el amplio abanico que oferta la UNED: 30 grados, 13 grados combinados, 80 másteres, 20 programas de doctorado, 16 idiomas o la UNED Sénior para mayores de 55 años.
—¿Tiene sentido un aula en Portas, por ejemplo, un municipio de menos de tres mil habitantes?
—Lo primero, lo sostenemos por el compromiso de los concellos. Es evidente que Vigo es el aula más grande. El resto, cada una cumple su función. Es cierto que Portas en términos de población es un lugar que no es grande, pero te diría que es un aula con un empuje, un estímulo, un compromiso y una actividad que trasciende Portas. De hecho, atiende a todo el entorno y está especializada en formación de extensión universitaria y sus números no los tienen algunos centros de la UNED de capitales de España.
—¿Es un compromiso también con el rural?
—Sí, por supuesto. La UNED es una universidad pegada al territorio. En algunas zonas de España surgieron centros de la UNED donde no había otra alternativa de formación. Portas es un buen reflejo de eso.
—La UNED en toda España incorporó el Plazox, un sistema de financiación de estudios que permite el pago aplazado. ¿Tiene cifras sobre su uso?
—El sistema de matrícula está centralizado en la sede central de Madrid. La UNED es sensible a las dificultades y necesidades sociales. No conocemos datos porque es información confidencial, pero sí que hubo consultas. Fue una demanda de estudiantes en años pasados y somos una universidad pública con vocación social. También atendemos a los internos en los centros penitenciarios o se ha ido a examinar a estudiantes en casa o incluso en el hospital.
—¿Qué presupuesto manejan?
—Unos dos millones y medio de euros porque también generamos recursos porque somos líderes en extensión universitaria. En este consorcio están la UNED, la Diputación de Pontevedra, el Concello, la Xunta y Ence, y los ayuntamientos que tienen aula.
—Llegaron a un techo de 5.500 alumnos. ¿Siguen siendo Psicología y Derecho los grados con más estudiantes?
—Sigue siendo así en números absolutos. Luego hay grados como Historia del Arte, Educación Infantil o Criminología con tirón y aquí también se pueden estudiar muchas carreras de ciencias.
«Al principio de la pandemia no sabíamos si la capacidad tecnológica iba a aguantar»
El director de la UNED recuerda cómo se afrontó el inicio de la pandemia del covid.
—¿Jugaban con ventaja por ser una universidad a distancia cuando llegó el estado de alarma?
—Varias veces me han dicho eso. Honestamente, creo que nadie estaba preparado para lo que vino. Sí que en nuestro caso teníamos una flexibilidad y unas herramientas, un conocimiento y un bagaje previo, que nos permitió adaptarnos mejor. Me gusta recordar una fecha, el 13 de marzo del 2020, a todos nos dijeron que nos íbamos a casa por unos días. Y la UNED —pasado el 14 y el 15 fin de semana, en el que yo no pude ver series porque estaba delante del ordenador de 9 a 21 horas, ya que me tocaba dirigir el campus noroeste—, hizo un trabajo de coordinación bestial. El lunes 16 en toda la UNED se retomaron las clases desde casa. Estábamos cruzando los dedos porque la capacidad técnica y tecnológica se llevó al 350 % el primer día. Luego llegamos al 600, después utilizamos otros servidores de empresas privadas...
—¿Había temor a que reventara la máquina?
—A cada minuto. De hecho, estábamos en contacto con los responsables tecnológicos de la UNED y cada día a las cuatro de la tarde cuando empezaban las tutorías estábamos pendientes del gráfico, de si aquello aguantaba o no. Pedimos servicio al Centro de Supercomputación de Castilla y León, al CNI para protección de ciberataques, a empresas privadas para soportar esa capacidad. Fue agotador y estimulante a la vez, yo adelgacé.
—Pero aguantó.
—Aguantó todo y durante ese tiempo que iban aguantando las tutorías, en paralelo íbamos buscando mecanismos de cómo evaluar a la gente porque vimos que no era cuestión de unas semanas y que no podíamos reunir a 200/300 personas en un examen.