«Im-Pulso Párkinson», cuatro ejes de intervención con pacientes y familias de Pontevedra

Un reconocimiento al trabajo y unos fondos necesarios para desarrollar el proyecto Im-Pulso Párkinson. Así ha recibido la Asociación Párkinson Provincia de Pontevedra (Apropark) la selección de su iniciativa para pacientes y familiares por parte de un comité técnico de la Fundación la Caixa. La cantidad recibida asciende a 24.790 euros y se enmarca en la convocatoria Galicia 2023, que tiene por finalidad colaborar con organizaciones no lucrativas que desarrollan sus proyectos en la comunidad, con iniciativas especialmente dirigidas a personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad social.

Explican desde Apropark, un colectivo fundado en el 2003 y que cuenta con 178 socios entre sus tres sedes —Pontevedra, Bueu y Vilagarcía—, cómo funciona el proyecto. Todo comienza con una entrevista inicial, de información general sobre la enfermedad de Párkinson y la situación particular del paciente. Este es valorado por los distintos profesionales —trabajador social, psicólogo, logopeda o fisioterapeuta— y se le realiza un programa individual de actuación, conocido como PIA.

La presidenta de la asociación, Begoña Cerqueiro, señala que ese programa individual de actuación «define la línea de trabajo con cada paciente según su necesidad-demanda». Esto es, fija el número de sesiones semanales, terapias imprescindibles, apoyo psicológico, terapia familiar, talleres de formación a afectados y a familiares, situaciones de emergencia o derivaciones, entre otras. Para el desarrollo de estas actividades es necesario contar con profesionales y personal administrativo.

¿Qué ofrece Apropark? Básicamente, cuatro servicios: terapia cognitiva, terapia física, logopedia y atención social. En el caso de la terapia cognitiva, exponen que el perfil neuropsicológico en la enfermedad de Párkinson se caracteriza por un trastorno progresivo en las funciones ejecutivas, esto es, por dificultades en la planificación, concentración, adaptación a situaciones nuevas, toma de decisiones e inhibición de respuestas automáticas. «Todos estos aspectos son clave puesto que nos permiten adaptarnos a cada situación e influyen en el resto de las funciones cognitivas: atención, velocidad de procesamiento, memoria, lenguaje, capacidades visoespaciales o emociones», apunta Begoña Cerqueiro.

Respecto a la terapia física, incluye fisioterapia, pilates e hidrocinesiterapia —ahora no se hace por falta de piscina—. Se apuesta por una rehabilitación dirigida a mejorar el estado físico y retrasar la progresión de los trastornos motores de la enfermedad, permitiendo mayor grado de autonomía para realizar actividades cotidianas que impliquen movilidad. Tales como levantarse, asearse, vestirse o pasear. El objetivo, subrayan desde Apropark, es mantener y mejorar la movilidad, el equilibrio y la coordinación, prevenir caídas, complicaciones respiratorias y vasculares, y reducir el dolor y la rigidez.

La tercera pata es la logopedia. «Es necesario un tratamiento para potenciar las habilidades conservadas y mejorar componentes del habla y deglución», afirman en la asociación. Es objeto de la intervención logopédica dar formación a los afectados y sus familiares del uso de instrumentos y técnicas de prevención de atragantamientos, maniobras de rescate, aumento de la capacidad respiratoria o aumento del tono de voz.

La atención social es el cuarto eje. Expone la presidenta de Apropark que la situación laboral, familiar y de salud requiere una especial atención en el caso de las personas con enfermedad de Párkinson, pero más aún en el caso de aquellas diagnosticadas de ciertos parkinsonismos con una evolución más rápida y nociva, con un inicio temprano o con una carga genética importante. «Debemos preparar tanto a la persona afectada como a su familia para el proceso con el que se van a tener que enfrentar y dotarlas de las herramientas necesarias para minimizar los daños, personales y colaterales», remacha Begoña Cerqueiro.

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