Milagro en A Majita, la casa de turismo subastada que al final se vendió por todo su valor y permitirá a su dueño saldar la deuda

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

A Majita, una vivienda de turismo rural que se subastó en Cuntis.
A Majita, una vivienda de turismo rural que se subastó en Cuntis. Ramón Leiro

Un comprador ofreció los 134.000 euros en los que estaba tasado el inmueble, ubicado en una aldea de Cuntis

22 ene 2024 . Actualizado a las 19:36 h.

Ni en el juzgado de Caldas, que fue el que subastó una vivienda de turismo rural de Cuntis llamada A Majita, acaban de creerse lo que pasó con la casa. Lo habitual, cuando se hace una puja pública después de que el propietario contraiga una deuda y se ejecute su hipoteca, es que no haya muchas ofertas por ese bien. Y, de haberlas, que se pague mucho menos que el valor en el que está tasado. Pero aquí, por fortuna para el dueño, el guion no se cumplió. Tal y como confirmaron desde el juzgado, en el último momento de la subasta pública, cuando ya parecía que no se habían presentado compradores, saltó una oferta. Una persona pujó por la vivienda, que tiene cinco dormitorios y durante años funcionó bien como establecimiento turístico, y ofreció justo el valor por el que había sido tasada, es decir, 134.025 euros. ¿Qué significa esto? Es un pequeño milagro. Porque el propietario va a poder hacer frente a la deuda y, previsiblemente, también recibirá una cantidad de dinero importante, ya que lo que se paga por la vivienda supera con creces lo que él adeudaba. Desde el juzgado se congratulaban de que las cosas fuesen así, porque son muchas las ocasiones en las que tras una puja el propietario pierde la casa o el bien que sea y encima no se libra de la deuda porque lo que se paga por ella no alcanza la cantidad que debe.

¿Qué opina de todo esto el propietario de la vivienda, Carlos López Dono, un vecino de A Estrada que tuvo un negocio de turismo rural junto a su mujer en esa vivienda y que sufrió problemas económicos en la crisis de la construcción y luego dejó todo de lado cuando falleció trágicamente su esposa? Al no estar personado en la causa de la ejecución hipotecaria, el juzgado no tenía que hacerle notificaciones y se enteró por La Voz tanto de la subasta como de que se presentó un comprador a la misma —lo previsible es que el juzgado se lo comunique próximamente—. Y no deja de sorprenderse de todo lo ocurrido: «Desde que saíu no xornal tiven algunha chamada. Contactáronme dende Sanxenxo preguntándome se a vendía... pero non lles puiden dicir en que punto estaba porque a poxa xa estaba celebrándose. Alégrome se apareceu unha oferta. O certo é que a casa valía moito máis ca esa cantidade que lle puxeron, pero que polo menos se venda por iso aínda é un alivio despois de todo o sucedido».

Este hombre está pendiente de que desde el juzgado le llamen o le notifiquen algo para ver cómo se opera en estos casos, ya que él todavía cuenta con las llaves de la vivienda porque hasta el momento no había sido adjudicada a nadie. El expediente de la ejecución hipotecaria llevaba desde el 2017 dando tumbos en el juzgado, algo que no debería ser lo habitual pero que sucede por el retraso que lleva la Justicia. 

El interesado, de A Estrada

Según pudo saber este periódico, la persona que pujó por la casa y ofreció 134.000 euros por ella es de A Estrada. Lo previsible es que, más pronto que tarde, el juzgado le adjudique la vivienda y se hagan cuentas. Hay que saldar la deuda que tiene el propietario —que en un principio era de casi 65.000 euros, pero ahora hay que sumarle los intereses generados—. Comprobar también que no hay terceras personas a las que se le debe dinero —que en principio parecía que no— y luego se procede a adjudicarle la casa, se hacen números y se determina si hay que devolver dinero al dueño porque lo que se paga por la casa es superior a la deuda. En este caso sí lo es, así que lo más probable es que si bien pierde la vivienda se librará de la deuda y recibirá una cantidad en efectivo. Al menos, esas son las previsiones del juzgado a la espera de la letra pequeña y de las comprobaciones oportunas para rematar con todo este largo proceso judicial.