Condenado un vecino de Pontevedra por blanqueo tras colaborar en un fraude por internet a una empresa

Alfredo López Penide
L. Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

El acusado fue contactado en plena calle por un desconocido al que facilitó su cuenta bancaria con la que engañaron a la compañía

23 ene 2024 . Actualizado a las 10:04 h.

Un vecino de la provincia de Pontevedra ha sido condenado a diez meses de prisión y multa de 8.167,50 euros como autor de un delito de blanqueo de capitales por imprudencia grave.

La sentencia ahora confirmada por la Audiencia de Pontevedra sostiene que personas desconocidas enviaron un correo electrónico a una empresa constructora de Madrid haciéndose pasar por el responsable de una segunda firma «con la que tenía pendiente de pago una factura por importe de 8.167,5 euros». De este modo, le reclamaron el pago de la factura en una determinada cuenta corriente, que, se da la circunstancia, era de titularidad del acusado.

En paralelo, este último, y siempre según las resoluciones judiciales, facilitó a la persona que contactó con él «sus datos bancarios, poniendo a su disposición la cuenta corriente de su titularidad».

De este modo, la empresa víctima de la estafa, confiando en la autenticidad del correo, hizo la transferencia del importe reclamado a la cuenta indicada. Es por ello que el pontevedrés recibió tal cantidad en su cuenta para, acto seguido, retirarla y entregársela al desconocido.

Los magistrados de la Audiencia comparten con el juez de instancia que el acusado «aceptó la operación omitiendo el más elemental deber de cuidado para conocer el verdadero origen del dinero». Y esgrime dos razones para sustentar este argumento. Por un lado, «la forma de contactar con el acusado», toda vez que «la persona que inicia el contacto es desconocida, le aborda en la calle y solicita que le permita usar su cuenta para recibir una transferencia» y, por otro, «el objeto de la actividad que debía realizar el acusado», esto es, «recibir en su cuenta más de ocho mil euros, retirarlos y entregarlos en mano al desconocido».

De igual modo, el fiscal sostuvo que el encausado «tuvo a su alcance las posibilidades de conocer el origen ilícito del dinero para evitar que el fraude se completase y no lo hizo». Sin embargo, actuó «como que la operación era a todas luces llamativa y cualquier persona se hubiera percatado de dicho origen ilícito del dinero que recibía en su cuenta, pero que no adoptó ninguna medida para evitarlo».