El informe pericial responsabiliza al capitán y a la armadora del naufragio del pesquero Villa de Pitanxo, que juzgará la Audiencia Nacional
04 feb 2024 . Actualizado a las 20:58 h.A falta de once días para que se cumplan 24 meses de la tragedia del Villa de Pitanxo, este segundo aniversario ya tiene un significado muy especial al venir precedido por las conclusiones del informe de los peritos judiciales que se acaba de desvelar en días pasados. Son apabullantes. Establecen que la responsabilidad del naufragio fue principalmente del capitán al que los peritos atribuyen errores humanos tanto en la toma de decisiones sobre las maniobras a bordo del arrastrero previas al hundimiento, como en el tiempo y el modo que tardó en ordenar la evacuación del pesquero.
El informe pericial derrumba la versión que comparten capitán y armadora: el naufragio sobreviene por «un error humano del capitán por la falta de percepción cabal del riesgo de hundimiento» que se le atribuye «por mantener la maniobra para intentar desembarrar el aparejo del fondo marino, que estaba cargado de capturas de pescado, pero en unas condiciones de oleaje y viento muy bravas, y con la tolva de descarga de desperdicios abierta». En lugar de arriar el cable para evitar el peligro de hundir el barco, los peritos creen que el capitán priorizó de modo temerario «la cantidad de dinero que había en pescado y el coste del aparejo».
La situación inmediatamente posterior, cuando la escora fue imparable y entraban toneladas de agua de mar que hundían al Villa de Pitanxo, es que mientras reinaba el caos a bordo del congelador, con la práctica totalidad de los tripulantes corriendo de un lado para otro, solo el capitán del barco y su sobrino habían sido capaces de ponerse los trajes de supervivencia y alcanzaban una de las balsas salvavidas.
El informe pericial también imputa a la empresa armadora del barco marinense por la falta de formación de los tripulantes que no supieron reaccionar ante el siniestro al acreditarse que no se habían realizado los necesarios ejercicios periódicos simulando un abandono de la nave. En suma, una presunta responsabilidad por falta de seguridad laboral a bordo.
Kouffie, héroe y testigo
El documento pericial que ya está en poder del magistrado instructor Ismael Moreno, titular del juzgado número 2 de la Audiencia Nacional, ha venido a corroborar todas las suspicacias que tenían las familias de las 21 víctimas del naufragio. Sospechas fundamentadas y alimentadas por el testimonio tan valiente como valioso del marinero africano Samuel Kouffie quien mantuvo una versión de los hechos radicalmente opuesta a la que tanto el capitán Juan Padín, como su sobrino Eduardo Rial y la armadora, Pesquerías Nores construyeron.
Kouffie, ghanés de nacimiento, pero ya marinense de adopción, fue el único de los tres supervivientes de aquella tremenda noche en el caladero de Terranova que mantuvo en todo momento un relato sólido, coherente, sin contradicciones: Así se pudo comprobar en las tres ocasiones que fue requerido para prestar declaración tanto ante la Guardia Civil como en la Audiencia Nacional. Todo lo contrario del capitán, su sobrino y la armadora.
El informe de conclusiones entregado al juez Moreno por la Comisión de Investigación de Accidentes Marítimos, a raíz de las inmersiones realizadas para observar el pecio del Villa de Pitanxo, constituirá una de las principales pruebas de cargo. Junto con el testimonio inquebrantable del propio Samuel Kouffie. Y una tercera pata de la acusación contra el capitán y la armadora serán las declaraciones de los marineros del Playa de Menduíña, uno de los pesqueros que acudieron al auxilio de los náufragos, que asistieron a los tres supervivientes y escucharon sus relatos de primera mano.
Salvo lo que contó Samuel, las otras versiones que escucharon los marineros del Playa de Menduíña de labios del capitán y su sobrino nada tenían que ver con las que posteriormente han mantenido Padín y Eduardo Rial, de común acuerdo con la empresa armadora.
21 homicidios
No olvidemos lo que está en tela de juicio: las presuntas responsabilidades del capitán, en primera instancia y de la empresa, en segundo lugar, por 21 delitos de homicidio por imprudencia grave. Para las familias de las víctimas ha sido fundamental que, desde el principio, las diligencias del caso estuvieran a cargo del magistrado Ismael Moreno quien no dudó en imponer medidas cautelares como la retirada del pasaporte al capitán del Villa de Pitanxo por su condición de investigado. Así como extender esa misma consideración preventiva de «investigados» contra los dos representantes de la familia propietaria de Pesquerías Nores a los que llamó a declarar a Madrid, como consecuencia de la querella que presentaron las familias de las víctimas.
Hay otra razón más: el hecho de que la causa haya permanecido en el ámbito de la Audiencia Nacional ha posibilitado el despliegue de medios y la profundidad de las investigaciones, algo que hubiera estado fuera del alcance de la instrucción si las diligencias hubieran recaído en un juzgado de Marín o de Vigo. La presión del magistrado ante el Ministerio de Transportes posibilitó que —aunque 15 meses después del naufragio— finalmente el Gobierno enviase a Terranova al buque Ártabro con los peritos que firmaron un informe tan esclarecedor como contundente.
Qué la verdad reluzca ayudará a las familias a elaborar el duelo por sus difuntos. Más que cien homenajes.