Emprender es cosa de hermanos: dos albergues y dos pensiones en seis años en Pontevedra
PONTEVEDRA
Candela y Camilo Garrido montaron Acolá y el tirón del Camino les llevó a gestionar ahora la histórica Casa Maruja
07 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.A media mañana, el movimiento en Casa Maruja no cesa. Unos huéspedes se preparan algo en la cocina de la pensión, mientras el servicio de limpieza arregla las habitaciones. Es habitual que Camilo Garrido esté organizando el trabajo y pendiente de las reservas que podrán entrar a partir de las doce de la mañana en esta céntrica pensión de la plaza de Santa María, pero un principio de gripe ha trastocado los horarios de este miércoles.
Su hermana Candela explica cómo han llegado a sumar dos albergues y dos pensiones en seis años. «Vimos que el Camino Portugués abría una parcela turística en la que había espacio para emprender y nos metimos. Ahora ha crecido la oferta, pero antes no había tanta en Pontevedra», explica esta mujer, que pese a crecer soñando con ser arquitecta, encontró en el sector turístico un trabajo que la hace feliz y le permite ver crecer a sus hijos. El mayor nació el año en que arrancó Acolá.
«Mi hermano Camilo siempre fue más emprendedor y yo más tranquila», dice con una sonrisa para explicar el tándem que forman. Ella se encarga de la gestión de reservas y el teléfono, mientras él está más en el día a día de Casa Maruja, el único de sus negocios que no está bajo el paraguas del nombre corporativo Acolá. «Y mi padre nos echa una mano con la parte financiera, que lo suyo son los números», añade.
El primer albergue se abrió en Arzobispo Malvar en el 2018 con 16 plazas. Fue el primer paso, la toma de contacto con un sector con el que llevaban años dando vueltas. Su padre y su hermano son dos «locos» del Camino. Y que mejor que poder vivir de él. Solo un año después de arrancar, inauguraron Acolá Sport unos portales más arriba. «No está dedicado al deporte, solo es para ponerle un apellido», comenta. Otras 16 camas para atender una demanda de peregrinos de un Camino Portugués que antes del covid ya era un éxito. Pero fue después de la pandemia cuando dieron un salto cualitativo y cuantitativo al abrir Acolá Rooms. «Son ocho habitaciones, una de ellas cuádruple. Notábamos que había clientes que demandaban un poco más. Era dar un paso a un hotel, pero un puntito más económico», recalca Candela, sentada en el recibidor de este establecimiento de la calle Herreros.
Casa Maruja, de casualidad
La pandemia interrumpió, «pero no frenó» el arranque de Acolá Rooms. Fueron meses duros en los que no sabían qué iba a pasar, pero el 10 de julio pudieron inaugurar con la presencia del alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, en una Pontevedra que empezaba a levantar muy poco a poco el pie de las restricciones.
En los planes de Camilo y Candela no estaba seguir creciendo, pero sí saben ver las oportunidades. Casa Maruja era una de ellas. Había fallecido quien lo gestionaba y llegaron a un acuerdo con la familia para poder encargarse ellos. La temporada ya había comenzado, pero sería un buen termómetro de cara al futuro. Y funcionó. «Surgió de casualidad, pero ahora hemos cerrado el acuerdo y nos encargaremos de la gestión. Cambiamos la lencería y la climatización para seguir siendo fieles a la marca Acolá», explica Candela. Son 12 habitaciones que suman a una oferta que abarca más que a peregrinos. ¿Pararán con cuatro? «Eso nunca se puede saber, por ahora tenemos estos», concluye Candela antes de que llegue Camilo.
«Empieza la temporada del Camino, pero hay más oferta y los pisos turísticos son un amenaza»
El Camino Portugués mueve al año 150.000 peregrinos. Todos pasan por Pontevedra, algo que hace de esta parte del pastel turístico un nicho de mercado muy jugoso. Candela y Camilo Garrido lo supieron ver hace seis años, pero como ellos, decenas de emprendedores se subieron al carro de la ruta jacobea. «En estos años ha crecido mucho la oferta, pero los pisos turísticos son una pequeña amenaza tanto para el sector hotelero como la ciudad», señala Candela, que cree además, que la proliferación de este tipo de alojamientos hace de las ciudades espacios «más hostiles» al dar espacio en los edificios residenciales a los turistas.
A pesar de los hándicaps que puedan surgir dentro del sector, estos hermanos son unos enamorados de Pontevedra y por eso emprendieron en la ciudad en la que crecieron. No descartan que algún día puedan extender sus Acolá fuera de la Boa Vila, pero por el momento les llega con la gestión de cuatro establecimientos que generan más de 60 plazas de hospedaje. «Nosotros no damos servicio de desayuno, solo hay una café o algo de fruta de cortesía», puntualiza Candela en Acolá Rooms.
A veinte días de la Semana Santa, el teléfono ya no deja de sonar. «Está arrancando la temporada del Camino y las reservas empiezan a aumentar, espero un buen año», reconoce con esperanza.