La N-541 sigue igual de peligrosa

PONTEVEDRA

La reforma del puente de Pedre concluyó 17 meses después del accidente del autobús sobre el río Lérez en Nochebuena, pero el reasfaltado de otros tramos sigue atascado

12 may 2024 . Actualizado a las 09:10 h.

Diecisiete meses después de la tragedia ocurrida en el puente de Pedre en Nochebuena del 2022, se ha restablecido por completo el uso del viaducto al intenso tráfico que circula por la carretera N-541. Ocurría el pasado jueves, el mismo día que Santiago, Marcos, Aaron, César y Rubén, los cinco bomberos del parque municipal de Pontevedra que acudieron aquel 24 de diciembre al rescate de los ocupantes del autobús precipitado al Lérez, recibieron un sencillo y sentido homenaje de parte de sus compañeros de la junta de personal del Concello. Acaban de ser distinguidos con las Medallas al Mérito de Protección Civil de Galicia por haber expuesto sus vidas, más allá de su deber, en un acto en el que resultó clamorosa la ausencia de representante alguno del gobierno municipal. Las divergencias político-laborales no deberían empañar un reconocimiento tan justo como necesario.

De modo que el estreno de las obras de mejora de la seguridad vial en el puente de Pedre se hizo coincidir con el reconocimiento a los bomberos que en aquella inhóspita noche se expusieron para salvar a dos de los nueve ocupantes del vehículo que cayó al río. Una circunstancia que no debería despistarnos del auténtico problema de fondo que persiste tantos meses después: la carretera general que une Pontevedra con O Carballiño y Ourense sigue siendo una de las más peligrosas y peor mantenidas de Galicia y España. El índice de siniestros de tráfico que anualmente se registran en la N-541 así lo demuestra. Ya hace años que observadores neutrales como el Real Automóvil Club de España (RACE) lo acredita en su informe EuroRap que establece un ranking nacional de las carreteras y que tramos son más peligrosos. La Nacional 541 tiene el triste mérito de figurar en esa selección y, de modo particular, el trecho que discurre entre Cerdedo y San Jorge de Sacos, especialmente crítico por su trazado sinuoso.

El Ministerio desoye

El frente político multipartidista que se generó para canalizar el malestar de miles y miles de usuarios de esta carretera y reivindicar soluciones ha seguido presionando, sin éxito. Alentado por Jorge Cubela, alcalde de Cerdedo-Cotobade donde ocurrió aquella tragedia y donde se han repetido otros accidentes mortales, el llamado Pacto de Pedre ha contado con la adhesión de los responsables de otros concellos por los que discurre la Nacional 541, incluidos los alcaldes de las ciudades de Pontevedra y Ourense y apoyado por las diputaciones de ambas provincias. Sin embargo, cargos públicos del PSOE se han desmarcado, especialmente a raíz de la propuesta que desempolvó el regidor de la ciudad del Lérez. La construcción «dunha autovía dende O Carballiño, para dotar dunha comunicación segura aos territorios onde compre vertebrar poboación para evita-la desertización», según argumentó Miguel Fernández Lores cuando formalizó su incorporación al pacto.

Pero semejante alternativa ha tropezado con las reiteradas negativas del Ministerio de Transportes a estudiar siquiera esa posibilidad que entiende está descartada desde hace años y por gobiernos anteriores. La última respuesta a la enésima pregunta parlamentaria reitera que no está en los planes de inversión del Gobierno central construir una potencial alternativa a la N-541 y que, por tanto, solo caben mejoras. Ni siquiera una reforma integral. Lo que hará el ministerio de Óscar Puente será un reasfaltado de casi 18 kilómetros entre Forcarei y Cerdedo-Cotobade que presupuesta en algo más de 4 millones de euros y que lleva año y medio prometiendo que ejecutará. Han pasado ya tres delegados del Gobierno en Galicia, José Miñones, José Ramón Gómez Besteiro y el actual, Pedro Blanco quienes han ido dando sucesivas fechas para la realización de esos trabajos, demandados por la opinión pública y los concellos directamente afectados. La última estimación ha corrido a cargo de Abel Losada, subdelegado del Gobierno en Pontevedra, quien ya no se arriesgó a datar, más allá de decir que «será cuanto antes»

El juicio pendiente

Para las familias de las víctimas mortales del accidente del autobús aún resta superar el mal trago que supondrá revivir aquel drama a través del juicio que habrá de celebrarse para depurar responsabilidades. De momento no hay fecha señalada. Parece ser que el Juzgado de Instrucción número 1 de Pontevedra entendía que no cabía alargar la actual fase de investigación, después de haber tomado declaración a los agentes de la Guardia Civil de Tráfico que realizaron el atestado del accidente. No obstante, tanto la defensa de Carlos Monzón, el chófer del autocar y único investigado, así como la patronal gallega de este sector, pretendían contrarrestar el informe de la Benemérita con otros peritajes para rebatir la tesis del exceso de velocidad como única causa del siniestro.

Hace unos meses, en un artículo anterior, ya mantuve que temo que el juicio de Pedre vaya a ser otro Angrois (por cierto, aún pendiente de sentencia). El conductor del bus sería, como el maquinista del Alvia, el chivo expiatorio al que cargar toda la culpa de las siete muertes para diluir las responsabilidades de la Administración en el estado y mantenimiento de una carretera peligrosa, mucho más en aquella Nochebuena de temporal.