
La tregua de las lluvias al mediodía llenó de transeúntes el paseo marítimo de Sanxenxo
10 jul 2024 . Actualizado a las 17:26 h.Silgar, en Sanxenxo, es, a la vez, la playa más famosa de la ría de Pontevedra y el paseo marítimo más transitado en verano en la comarca. En días de sol, el arenal se llena de bañistas, sombrillas y sillas; en mañanas sombrías como este miércoles, donde la lluvia hace acto de presencia una hora sí y otra no, el público abarrota el frente marítimo en cuanto se abre un claro. Sea como sea, Silgar, en julio y en agosto, es como un pequeño Camino de Santiago que peregrinar, sin santo ni catedral, pero con sus rutinas y rituales establecidos y, donde al igual que en el Camino, uno se puede encontrar con transeúntes de todas las partes de España y de todos los acentos de Portugal.

En días soleados, la arena se llena y entonces es frecuente ver a aquellos que la transitan de punta a punta, en la orilla. Al llegar al muro, hay quien toca la piedra y gira para emprender la misma ruta hacia el otro extremo de la playa. Silgar es grande, pero también tiene sus puntos de máxima concurrencia de público, a menos en lo concerniente a escoger dónde hacerse una foto que llevar de recuerdo y enseñar a la familia y a los amigos. El mirador situado junto al párking de Nauta es uno de esos puntos, desde donde se puede observar toda la playa, cogiendo el mar. Otra referencia es la glorieta de la Rosa de los Vientos, cerca del cruce de la calle Vidal Rocha, también conocida como calle de la Moda. Aquí la perspectiva cambia porque el mar pasa a servir de fondo de un escenario marcado en primera línea por la arena y los bañistas tumbados.

En mañanas como la de este miércoles, de lluvias inestables y de niebla, los largos recorridos en Silgar continúan, pero en vez de ser por la arena, lo son por el paseo, como se puede comprobar por las fotos que ilustran este reportaje. Este año, además, el frente marítimo invita aún más al caminante, ya que una plataforma única de adoquines azules recubre toda la antigua calzada desde el cruce de la calle de la Moda hasta el párking de Nauta. Asimismo, el paseo se puede interrumpir con un tiempo, más o menos breve, en las terrazas de los locales que miran a la ría y que se encuentran en todo su recorrido. Y para los más atrevidos, aunque el día no sea el mejor, siempre queda también la opción de bajar a la arena y realizar el ritual de la ruta cotidiana, aunque en esta ocasión el tiempo no incluya un chapuzón en la ría.