
Crecen los negocios que elaboran platos tradicionales para llevar a casa
23 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Cada vez se vive más rápido. Sin tiempo para descansar y mucho menos para dedicarse a algunas tareas, los empresarios más ávidos encuentran ahí un nicho de mercado. Los platos tradicionales que hasta ahora se comían, sobre todo en casa de las abuelas, empezaban a espaciarse en la dieta y la comida rápida suple a veces a la de calidad. En esa línea, algunos hosteleros se han reconvertido para dejar atrás las cocinas de sus restaurantes y meterse en otras donde elaboran platos para llevar. Una de ellas es Rita P., que hace unas semanas reabrió Picnic, un pequeño local en la calle Riestra en el que son muchos los que se paran a ver la oferta del día en sus escaparates.
Dejó atrás su etapa en La Platería para despachar comida para llevar. «Cuando viajas te das cuenta de que hay negocios que funcionan y piensas, ¿pasará lo mismo en mi ciudad?», reflexiona esta hostelera, que se reconoce «tranquila y contenta». Pero además de los viajes, comprobó que la pandemia había dejado otros hábitos. Comer en la calle se hacía con más naturalidad y aunque ahora se ha retrocedido un poco en ese sentido, la comida para llevar sigue teniendo tirón, ya sea para casa o para comer en un parque. «Muchos trabajan y en lugar de cocinar en casa, vienen a coger aquí algo», apunta Rita.

Ella dio el salto de la hostelería tradicional a este tipo de negocio hace unos años, aunque luego estuvo un par de ellos cerrado, pero la idea siempre la tuvo muy presente. «Apostamos por la comida saludable y sana para que la gente se acerque a nosotros», apunta Rita, que de vez en cuando va introduciendo nuevos platos para que esos clientes de diario no se aburran. Piensa en ellos al igual que lo hace Eugenio Castaño. Ambos aplican tarifas económicas a sus elaboraciones.
Este emprendedor montó La Esencia después de la pandemia para ofrecer platos de los de toda la vida. «Queríamos hacer comida casera y sana en un momento en el que muchos tienen poco tiempo para comer y mucho menos para cocinar», explica este emprendedor, que reconoce que en ningún momento regresaría a la hostelería tradicional. Desde su negocio busca hacerle la vida más fácil a los pontevedreses «que no quieren perder tiempo». Este jueves prepara secreto al ajillo, por 7,40 euros. Ese el plato del día, pero además, en su carta hay mucho más. «Tenemos churrasco, pollo, ensalada o lasaña. La idea con la que nacimos es la de llegar y llevarse algo muy rápido», recalca Eugenio. Es precisamente esa idea de llegar, escoger y pagar la que más quebraderos de cabeza le trae. En un restaurante se puede planificar con más facilidad que en estos negocios de comida para llevar. «No sabes lo que va a pasar, intentas preparar suficientes platos, pero es una incertidumbre», recalca este hostelero. Con el tiempo ha aprendido a hacer cálculos para evitar las sobras. «Ahora ya sabemos prepararnos mejor», apunta.

Además de Picnic y La Esencia, hay otros negocios que tienen cola cada día. Coren Grill, en la calle Andrés Muruais, está desde primera hora de la mañana a pleno rendimiento. Los pollos están en el asador y aún no son las diez y ya hay algunos preparados para servir. Las vitrinas se van llenando de platos que al mediodía saldrán sin descanso. Lejos de esta tienda, en la calle Rosalía de Castro, una familia de origen chino, con Cristina (su nombre en español) a la cabeza hace tres años que abrió Asian Street Food, un negocio solo de comida para llevar en el que oferta hasta 160 variedades. «Los más demandados con los tallarines, yakisobas, pollo con almendras o verduras y el arroz frito», explica Cristina, mientras su marido elabora los platos.
Ellos se han unido a una fórmula que triunfa, aunque haya algunos que han dado un paso atrás. Carla Rey está al frente de Cookela. Comenzó como un negocio de comida para llevar, pero cuando vio que la oferta se multiplicaba optó por centrarse en lo que verdaderamente les gusta: organizar eventos. «Lo hicimos durante muchos años y ahora estamos metidas en el cátering para eventos y fiestas», explica su impulsora, que al mismo tiempo que otros emprendedores abrieron con la pandemia, ella aprovechó el parón para reinventarse dentro del sector al alza.