Brindis con champán, la copa de campeones rota y «el broche a un año espectacular» para un Pontevedra ascendido

PONTEVEDRA




































Yago Iglesias, Lupe Murillo, Louzán y los jugadores celebraron la victoria en Pasarón
21 abr 2025 . Actualizado a las 22:45 h.Dos minutos antes de que acabase el partido, la plantilla ya sabía que era de Primera. No había margen para dar la vuelta al marcador. Los jugadores se abrazaron en el banquillo y el míster, Yago Iglesias, se acercó a la grada para besar a su mujer. Era el punto y final a dos años en los que logró enganchar a la afición a base de buen juego y resultados. «La temporada está siendo espectacular y necesitábamos ponerle el broche. Hoy es tontería hablar de fútbol, este es el mejor final», decía el técnico, mientras sus jugadores encendían bengalas y celebraban la victoria. «Era de recibo terminar así después de la temporada pasada. Es merecido para la afición, el club, y el cuerpo técnico. Por qué no decirlo, para los hombres de negro también, que sufrimos cada día», añadía un Yago Iglesias exultante, que miraba a la grada para agradecer el apoyo: «La Copa nos ha dado ese enganche con la afición, la gente vino a ver a los futbolistas que veía cada fin de semana por la tele, pero hoy acaban viniendo a ver a los jugadores del Pontevedra».
Sonó La Morocha, el We are the Champions y los cánticos de un público que se resistía a dejar el estadio. No faltó nadie. Estaban el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda; el presidente de la Diputación, Luis López; el alcalde de la ciudad, Fernández Lores, y el presidente de la Federación Española de Fútbol, Rafael Louzán, que entregó la copa de campeones y felicitó al Pontevedra.
Pero si la victoria y la fiesta se la merecía alguien, eran los jugadores. Bailaron, cantaron, bebieron y hasta rompieron en dos la copa de tanto menearla. Ya era suya. Nadie se la puede sacar después de haber sumado 69 puntos y dejar a ocho al Numancia. Fueron dos años de contención para el mejor final. «Llevábamos mucho tiempo trabajando, los que estamos desde el año pasado, llevamos mucho sufriendo», decía Dalisson, pichichi del equipo y una de las piezas más codiciadas de este Pontevedra.




































«Que esta semilla germine»
El capitán, Álex González, resumía lo que era regresar a Primera para los que vivieron el descenso hace dos temporadas. «Para los que llevamos aquí tiempo era una responsabilidad. Esto es inolvidable, este año se ha llenado el estadio cinco o seis veces, se ha enganchado a la ciudad y ahora queremos que esta semilla germine», reconocía el veterano de la plantilla. Su emoción la compartía Edu, que repetía lo «feliz» que se sentía de devolver al equipo a Primera Federación siguiendo siempre un estilo de juego: «No hay nada más bonito». Toda la plantilla era la imagen de la felicidad absoluta. No había lágrimas, solo fiesta. «La afición es el patrimonio de este club, es una afición exigente, pero cuando se necesitan, están ahí», apuntaba Yelko.
Lupe Murillo quiso bajar a abrazar a sus jugadores y darles la enhorabuena tras una temporada «fantástica, de comunión con la afición. Esto es lo que tenía que haber sido siempre. Nunca dejaremos de trabajar», concluyó. La fiesta continuó hasta bien entrada la madrugada. Primero en la plaza del Teucro, donde el equipo y la afición bailaron al ritmo de un pinchadiscos que pedía mesura. La siguiente parada es la sala de fiesta Zennet. Este lunes tocará la recepción en el Concello para, como dice el míster, «ir asimilando con los días lo qué hemos logrado».