Un hostelero de Marín recibe una crítica falsa de un bloguero con medio millón de seguidores que no estuvo en su asador

BUEU

El crítico retiró la publicación tras reconocer que hablaba de otro local en el que tampoco había estado
17 jul 2023 . Actualizado a las 20:15 h.Juanjo Gondar está indignado y cabreado después de haber recibido una crítica falsa de un bloguero con más de medio millón de seguidores que no estuvo en su restaurante de Marín en ningún momento. A este hostelero pontevedrés le sorprendió leer en una de las reseñas de Google que la cuenta Cenando con Pablo, que en YouTube tiene 577.00 suscriptores y en Instagram, algo más de 329.000 seguidores, había calificado la comida, el servicio y el ambiente del Asador de Lapamán con un 1, además de añadir «el dueño es un auténtico maleducado».
Lo primero que pensó fue que se trataba de un error. Juanjo seguía esta cuenta y los vídeos que Pablo hacía sobre los restaurantes a los que iba. «Me parecía un crítico con cierta reputación», explica Gondar, que le pidió explicaciones tan pronto leyó ese comentario. A esa valoración de Cenando con Pablo, Juanjo respondió de forma contenida pensando que se trataba de un malentendido. «Estimado Pablo, acabo de darme cuenta de esta reseña y dudo mucho que quisiera referirse a nuestro restaurante, ya que desde hace tiempo soy seguidor de sus vídeos (a título personal) y no me consta que haya estado en nuestro restaurante. Agradezco por favor si se puede poner en contacto conmigo, pero repito... creo que se trata de un error. Gracias».
Y efectivamente, fue un error. Eso acabó de cabrear todavía más a Juanjo Gondar, que no comprende como sin haber estado en su local le puede dañar de esa forma. «Me dijo que se había equivocado, que si me sonaba que hubiese un restaurante con otro nombre», explica el dueño de este asador, que subió el audio que le envió el gestor de Cenando con Pablo a su cuenta de Facebook. En ese mensaje, el crítico gastronómico explica que «es extraño, ¿a ti te suena que haya otro restaurante que se llame igual? Tengo el móvil que me echa humo, quitaré la valoración. Mil disculpas por el malentendido».
Pero eso no le basta a Juanjo, que durante unos días tuvo la crítica del bloguero sin haber entrado ni una vez en su asador de Lapamán. «¿Cómo te puedes fiar ahora de esto? Estudié demandarlo por el perjuicio que me pudo ocasionar. Es un hombre de referencia que sale en programas de televisión hablando sobre gastronomía y ahora ves esto», lamenta.

Además de la respuesta pública de Gondar en Google, también envió un mensaje privado a la cuenta Cenando con Pablo para explicarle que estarían encantados de recibirlo. Cenando con Pablo se quiere mantener al margen y lamentan lo sucedido, pero recalca que cuando se enteró que los había etiquetado mal, retiró la publicación.
Los comentarios en Google y TripAdvisor, un quebradero de cabeza para los restaurantes
Los comentarios en Google o en TripAdvisor traen de cabeza a muchos hosteleros de Pontevedra. Algunos de ellos se mantienen al margen de las críticas, otros han empezado a instalar códigos QR para transformar las propinas de dinero en propinas digitales y los hay que entran a contestar cada apreciación. Desde Hoempo, la asociación de Hosteleros Empresarios de Pontevedra, reconocen que con estas plataformas «no se puede controlar que el cliente haya estado allí, pero pueden comentar igualmente en TripAdvisor».
Muchos de ellos prefieren estar en Google MyBusiness, que permite una sola respuesta a un comentario, además de localizar el local. Y Hoempo da un consejo a los que siguen esas guías para escoger donde comer. «Si lo haces bien, vas a tener una buena puntuación, así que si hay puntuaciones sueltas malas, hay que entender que no son muy reales».
Uno de los locales peor valorados en TripAdvisor es la cafetería Gambrinus de Pontevedra. Su dueño reconoce que las reseñas negativas le afectan porque «son maliciosas y tendenciosas». Lleva años gestionando una cafetería que en Google tiene más de medio millar de comentarios y un 2,2 sobre 5. «Muchos clientes ven que tienen algún problema y lo primero que le dicen al personal es que van a subirlo a Internet», recalca el dueño, que reconoce que «ya no contestamos porque no nos vamos a meter en esa vorágine». Solo entra a estudiar los que «pueden tener parte de razón», pero insiste en que últimamente hay muchos clientes «desquiciados» y ha tenido que llamar en más de una ocasión a la policía.