Yo sí te pido La Luna: la discoteca que es «gloria bendita» para los mayores gallegos tras el covid

PONTEVEDRA CIUDAD


































Decenas de personas desembarcaban este domingo en autocares llegados de Vigo, Santiago o Barbanza para bailar en la sala de Pontevedra. ¿Estuviste allí? Búscate en las fotos de nuestro álbum
07 feb 2022 . Actualizado a las 11:21 h.Que se callen ya Daniela Romo, Sergio Dalma y todos y cada uno de los que hayan hecho versiones de la mítica Yo no te pido la luna. ¿Cómo que no te pido la luna? En Galicia los mayores sí piden La Luna. Para entendernos: La Luna es una conocida discoteca de Pontevedra, un templo del baile agarrado para la mediana y la tercera edad (a ciertas horas también para la más tierna juventud) y podría decirse sin exagerar que representa al disfrute de los mayores casi, casi lo mismo que una sesión continua el mítico Luar.
La Luna lleva muchos años haciendo mover el esqueleto al personal de las Rías Baixas, e incluso de más allá de los confines de Padrón. Pero es ahora, después del drama que supuso el covid-19 en todos y cada uno de los aspectos, cuando supone «gloria bendita» para muchos bailarines, como esta tarde recordaba Raúl, un vecino de Boiro que llegaba a la sala (en la que ya bailó también el sábado) junto a su mujer, Dolores.
Lo cierto es que el desembarco dominical de mayores en La Luna, que se produce al filo de las cinco de la tarde, es especial de principio a fin. Jorge Santos, hijo de uno de los propietarios, se sube a los autocares a recibir al personal. Y allí escucha su parecer. Hoy, por ejemplo, le contaban que cuando regresan a casa en autocar, sobre las once de la noche, pasan mucho frío porque la calefacción del bus tarda en calentar. Él les aseguró que hablará con los chóferes y que les dirá que prendan los motores para que, a eso de las diez y media, comiencen a calentarse los autocares.

Luego toca la llegada a la sala, donde todo el mundo parece conocerse. O quizás no. Pero la euforia del momento hace que se saluden como si fuesen amigos de siempre. Y comienza el baile. Una pieza tras otra y las parejas que no abandonan la pista. Con las mascarillas bien colocadas, no hay demasiado tiempo para consumiciones. El tiempo se va entre meneo y meneo. En la barra, a lo sumo, se sirven algunas tónicas, aguas del tiempo y muy pocos cubalibres.
Pero, ojo. Que no todo es baile. Que en la variedad siempre estuvo el gusto. Así que en La Luna, mientras la música suena para bailar, también se ponen los partidos de fútbol. De hecho, más de una decena de pantallas daban cuenta esta tarde del partido del Barça y, mientras unos movían el esqueleto, otros discutían las jugadas.
Allí estaban mayores llegados de las cuatro esquinas de las Ría Baixas. Celso y Sofía venían de Vigo. Llegaron en autocar, como suelen hacer siempre, y tenían previsto pasar la noche bailando. «A nosotros nos da igual la música que pongan, lo importante es pasarlo bien», decían con muchísima ilusión por poner el pie en la pista.
Con mucho desparpajo llegaba también la compostelana Antonia, que contaba la historia de superación que tiene detrás. Se quedó viuda con 38 años y cinco hijos por culpa del cáncer que se llevó a su marido en dos meses. Viniendo a La Luna logró ir animándose. Por eso es fiel a la sala desde hace 23 años. A ella no le llegaba la hora de entrar al recinto, así que ya iba bailando desde el autocar hasta la entrada.
Sobre las seis y media, La Luna estaba en pleno apogeo. Y, si hay que quitarle la razón a Daniela Romo porque hay mucha gente que sí pide La Luna, también merecen un tirón de orejas los de Zapato Veloz: no, no «hay un gallego en la luna» como cantaban ellos, son muchísimos más. Al menos en Pontevedra.