Los ríos de Pontevedra llevan la quinta parte de su caudal habitual
PONTEVEDRA CIUDAD

Solo ocho concellos de la provincia tramitan con Augas sus planes municipales de sequía
14 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Los pontevedreses volvieron a usar ayer el paraguas después de semanas de invierno sin precipitaciones. El Lérez, el Umia y el Verdugo, principales cuencas de Pontevedra y O Salnés, están en situación de prealerta por sequía desde el lunes 7. Toda lluvia es bienvenida, pero hará falta que sea persistente en el tiempo y abundante para conseguir que los ríos vuelvan a sus caudales medios normales de invierno. Si las lluvias no acompañan, la prealerta podría ser larga. Según los datos facilitados por Augas de Galicia, todas las cuencas costeras de la provincia están bastante por debajo de la media histórica y, en el caso del Lérez, por ejemplo, su caudal fluyente es solo algo más de la quinta parte del habitual.
El río pontevedrés, que no es de los que se encuentra peor en la demarcación de Galicia Costa, empezó el mes con un registro de diez metros cúbicos por segundo, cuando su media histórica para este mes está en torno a 45. El río Lérez, del que se surten la ciudad de Pontevedra y su comarca para beber, va bajo, pero aún está lejos de su mínimo histórico, que se correspondió a los cinco metros cúbicos por segundo de la sequía de principios de este siglo.
En cuanto al embalse de Pontillón de Castro, «está bastante alto pero no está al 100%, cuando normalmente en invierno está lleno del todo porque Pontevedra no lo usa», subrayan desde el departamento hidrológico autonómico.
En el Verdugo, por otra parte, el descenso del caudal por la escasez de precipitaciones es todavía mucho mayor que en el Lérez. Los datos de Augas revelan que su estación en el río caldelano midió el paso de 0,20 metros cúbicos por segundo a 1 de febrero, cuando lo habitual para estas fechas debería ser de trece.
En el Umia, los datos reflejan que se alcanzó el nivel más bajo en noviembre del año pasado, cuando el volumen de agua en el río llegó a clasificarse como el que tenía menos aporte de toda la provincia.
Con las cifras de los recursos hídricos actuales, desde la Xunta enfatizan que está garantizado el abastecimiento, pero se ruega contención en el consumo por si las lluvias que comenzaron este domingo son solo una tregua en la sequía y no su fin definitivo.
Coordinación pendiente
Desde hace unos años se espera que los Concellos se doten de un plan municipal de sequía, que coordine sus recursos hídricos y su margen de mejoría. A Augas solo le constan 8 planes municipales en redacción en la provincia, todos relacionados con las ayudas que la Xunta concedió para redactar este programa a los Concellos de menos de veinte mil habitantes, que son los que no están obligados a tener este instrumento. Son Crecente, As Neves, Ponteareas, Silleda, A Guarda, Meis, Gondomar y Tomiño.
Precisan desde la Xunta que es previsible que ciudades como Vigo dispongan de un plan propio, pero se incide en que ni la ciudad olívica ni Pontevedra ni Vilagarcía se los han comunicado formalmente y así poder coordinarse de forma más eficaz ante este problema ambiental.
Teresa Guitérrez, directora de Augas de Galicia: «Necesitaríamos una temporada lluviosa, dos días no llegan»

Como responsable de la autoridad hidrológica de Galicia, Teresa Gutiérrez fue una de las responsables de que se declarase la situación de prealerta por sequía en las Rías Baixas.
—¿Hay problemas de suministro de agua a la población?
—No, no tenemos situación de escasez. Tuvimos esta semana la oficina de la seca y no nos consta que nadie esté teniendo problemas de recurso para abastecer porque tenemos unos caudales bajos, pero similares a los que podemos tener en situación de estío y con los que somos capaces de abastecer. Pero, estamos teniendo unos caudales circulantes muy por debajo de los que serían normales en esta época del año. Podría ocurrir que si no hubiera suficientes precipitaciones tuviéramos problemas para, por ejemplo, llenar los embalses cuando les permitamos subir hasta su cota máxima. En invierno mantenemos los embalses de abastecimiento por debajo de su cota máxima en previsión de otro fenómeno que son las inundaciones. Tienen una cuota de resguardo para que puedan absorber lluvias torrenciales y que no desborden los ríos. Llegada la primavera cuando estas lluvias torrenciales no son tan frecuentes les dejamos subir a su cota máxima para afrontar con garantías el verano.
—¿Qué empiece a llover es el final de esta situación?
—No hace falta que llueva torrencialmente. Lo que necesitamos es que los ríos recuperen sus aportes normales. Esto con la lluvia de dos días no pasa, pero igual con la lluvia de quince días sí pasa. Necesitaríamos tener una temporada lluviosa.
—Si el abastecimiento está ahora mismo garantizado, ¿por qué declarar la prealerta de sequía?
—A día de hoy con los caudales fluyentes que hay somos capaces de abastecer porque son similares a los de otros meses del año. El problema es que esto es un aviso de que estemos atentos de que algo está cambiando y no sabemos qué va a pasar porque las previsiones meteorológicas son incapaces de decirnos que pasará en uno o dos meses.
