Sanxenxo, a la conquista de A Lanzada

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

SANXENXO

El plantón de O Grove no impidió que la comisión del Concello sanxenxino inspeccionase todos los puntos significativos de la batalla por el istmo más famoso de la comarca

09 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hacía ya calor a las diez y media de la mañana de ayer cuando los coches de la comisión de lindes de Sanxenxo llegaron al párking de A Lanzada. Se trataba de dar un paso más para la reclamación de la inclusión de todo el istmo en este municipio. La iniciativa partió de la alcaldesa en funciones, la popular Catalina González, que reabrió el expediente de revisión de lindes. A diferencia de otras ocasiones en el pasado, esta vez fue O Grove quien no acudió a la convocatoria. El plantón del gobierno meco del popular Miguel Pérez era esperado. Ya advirtió la semana pasada que no iba a acudir y además solicitó a la Xunta, por escrito, que no atendiese la petición de Sanxenxo. «¿Qué pintamos nosotros recibiendo una comisión en nuestro territorio?», preguntaba ayer el regidor grovense. Pérez responsabilizó a los comuneros sanxenxinos, de querer hacerse con la explotación económica de los quioscos de la playa y les reprochó, con ironía, que «no saben bien dónde tienen el norte».

La ausencia de los grovenses no paró a los de Sanxenxo. Estos últimos se pusieron manos a la obra, a elaborar el acta del deslinde que remitirán a la Xunta. En esta comisión están la alcaldesa, así como los ediles de Seguridad Ciudadana, Salvador Durán, de Urbanismo, María Deza, y de Medio Ambiente, José Luis Rodríguez (VIPS). Este grupo lo completaron dos vecinos de Noalla, José Manuel Rodiño y José González, junto al agrónomo que elaboró el informe cartográfico, el secretario municipal y un agente de la Policía Local como fotógrafo.

La primera parada en el párking de A Lanzada tenía más valor simbólico que jurídico, según explicó el secretario municipal. Los vecinos querían que se incluyese en el expediente la ubicación del muro de las salinas, hoy sepultado entre las dunas, pero cuyo trazado se puede percibir entre las ondulaciones de la arena. Rodiño explicó que este muro pertenecía a una única estructura antigua, las salinas de Noalla, regidas y trabajadas desde esa parroquia sanxenxina. En la actualidad, este muro está partido entre los dos concellos, lo que demuestra según este vecino, que O Grove ocupó para sí unos terrenos que en el pasado se consideraron de Sanxenxo, aseveración que ve confirmada por el muro citado.

Una vez subidos a los coches, la comitiva se desplazó hacia el itsmo. Segunda parada. Esta vez en uno de los observatorios de aves que miran hacia la ensenada de O Bao. Una garza estaba pescando entre los juncos, pero las evoluciones del animal para llenar el buche pasaron desapercibidos. Nadie estaba allí para ver fauna y flora, sino para sacar fotos del muro que sostiene la carretera de A Revolta hacia la rotonda. Una prueba más de la importancia de las salinas en la conformación de la costa actual.

Las referencias disputadas

La comisión volvió a subirse a los coches siguiendo la carretera paralela a la ensenada para parar poco después. El objetivo era alcanzar el Con da Gaivota, una de las rocas naturales, en la ensenada de O Bao, que los sanxenxinos consideran que debe ser uno de los puntos de referencia para marcar la línea imaginaria que defina la frontera municipal. Tal y como está ahora esta roca se halla dentro del concello meco, pero Sanxenxo sostiene que la evidencia histórica documental avala su reivindicación a que el marco grovense retroceda hasta este lugar.

Alcanzar el Con da Gaivota no fue fácil. Parte de la comisión se quedó a la sombra al lado de la carretera, mientras fotógrafos y vecinos se adentraron en la maleza. Por delante, una caminata de unos cinco minutos entre una tupida maleza que parecía más propia de una escena de Frank de la jungla, y la comisión llegó a su destino, en una playa poco frecuentada, al menos por ahora, y donde se acumulaban montañas de algas que se pudrían por toda su extensión. Cuando los sanxenxinos llegaron a la roca, los vecinos señalaron una marca, una cruz con las letras «CP». Rodiño resaltó que ese es el lugar que la documentación histórica y la memoria oral de Noalla sitúan como el primero de los marcos.

Una caminata de regreso por un trayecto más cómodo devolvió a la comisión a la carretera y de allí, los sanxenxinos avanzaron como una procesión laica de seis coches hasta el párking de la Pousada de A Lanzada, en San Vicente. Desde allí se ve perfectamente el Con da Pantoeira, el otro marco de referencia para Sanxenxo. Más fotos para el expediente y cerca de las once y media todo quedó listo.

«Este es un acto formal de una batalla muy larga», concluyó el secretario municipal. Los antecedentes de otros expedientes de deslinde en la comarca, a priori, le dan la razón. Pueden pasar años antes de que se sepa el resultado final de esta contienda de marcos y lindes.