La odisea de lograr juntar más de 10.000 motos

C. Pereiro PONTEVEDRA / LA VOZ

SANXENXO

RAMON LEIRO

El trabajo de más de un año logra convertir Sanxenxo en la capital del motor gallego un fin de semana

11 sep 2016 . Actualizado a las 20:23 h.

Es difícil sacarle diez minutos a Sergio Prol, y no porque el evite contar los secretos y los resquicios de una concentración que ha batido todos los récords en la zona, con la colaboración de Viajes Interrías, sino porque el trabajo que él y los demás miembros se han cargado a la espalda es sobrehumano. Lo logra, y pide disculpas por el retraso, y automáticamente uno siente en su discurso algo innegable: su pasión por las motos.

«Llevo poco tiempo en la directiva, pero colaborando en que esto salga adelante, llevo desde que he podido», reconoce Sergio. El motero entró en este estamento del Moto Club Amigos de la Moto Sanxenxo el pasado año, y desde que finalizó aquel segundo fin de semana de septiembre, sobre la mesa hubo ya que poner las cartas y los planos, y comenzar a confeccionar una nueva concentración, la del 2016.

Por sus arterias probablemente corra una explosiva mezcla de gasolina y glóbulos rojos, y es que desde pequeño se interesó por los rugientes vehículos de dos ruedas. «Desde los 14 años, que saqué mi primer permiso, llevo sobre una moto. No voy a negar que con 12 y así uno ya cometía algunas tonterías, pero bueno...», ríe. «Mi primera moto como tal fue una CBR 600, han pasado los años, y ahora llevo una Yamaha XV 1900». La Yamaha es un modelo más robusto y pesado que aquella primera montura. La XV 1900 es una moto donde las curvas y la cilindrada toman forma de chopper. Un magnífico camión de dos ruedas, que disfruta del asfalto.

Trabaja en la reparación de calzado, pero el motor es el motor. «Ese es mi pequeño medio de vida como autónomo. No tiene que ver con mi pasión, pero una cosa es el trabajo y la otra es lo que más me gusta, que es sin duda la moto», ríe. «Ni fútbol, ni aficionado ni nada. Yo siempre me escapé al mundo del motor».

Hace pocos años, junto a otros moteros, se pusieron en ruta para vivir la competición en primera persona, en Le Mans. Una aventura sobre ruedas. Otras cayeron, como cruzar España hasta Jerez, por ejemplo.

«Lo que más buscamos en Sanxenxo es la seguridad, que no ocurra nada que ponga en peligro ni a los vecinos de la villa ni a los moteros. Eso es lo primordial», señala Sergio. «Está claro que el problema de las motos, de su conducción es que en caso de accidente es el conductor el que asume el impacto principal y la moto el indirecto. La precaución es lo primero y andamos con extremo cuidado en todo momento».

Treinta y tres años se llevan llenando de motos las calles de la capital turística de las Rías Baixas, y no solo de aroma a gasoil, sino de ambiciosas actividades de diferente índole, con exhibiciones, un toro mecánico, familias... «Contando con la obvia ayuda del Concello, todo pasa por nuestras manos, y luchamos para que todo salga como es debido. La idea es divertirse y pasar un fin de semana donde ves gente que de otra manera sería imposible. ¿Sacrificamos tiempo libre y familiar el resto del año para poder hacerlo? Sí, pero merece muchísimo la pena», confiesa el presidente del club motero.

Hay casos curiosos. Moteros venidos de muy lejos y que hacen que Sergio se emocione en cierto modo con su presencia. «Hay un compañero que viene desde Alicante y creo que no falló a ninguna», comenta. «Se ha convertido en un obvio veterano de Sanxenxo y, bueno, es increíble. Luego también viene gente de Francia, Portugal y hasta Suiza».

El placer de reunirse con compañeros no deja de ser la meta que Sergio y los suyos buscan. Las redes sociales han acortado un poco esas distancias antes insalvables, pero nada como moverse en una ruta en compañía de otras ruedas. «Estamos más conectados y bueno, además también estamos en la AGMG -Asosicación de Grupos Moteros Gallegos- por lo que se regula un poco que haya quedadas a lo largo del año y no coincidamos tontamente unos y otros».

Se escuchan pitidos y motores a lo lejos. La XXXII edición de la Concentración Moto Turística Internacional Rías Baixas-Sanxenxo se nota en el ambiente. Quedan dos días por delante y mucha rueda por quemar.