El estudio coruñés Aruma Studios lanzaba hace unos meses su primer producto, una aventura gráfica que traslada al jugador a un pequeño pueblo de la comunidad. Sus creadores, un ferrolano y una coruñesa que retornaron para emprender
09 dic 2022 . Actualizado a las 14:01 h.Sarah aparece desmayada. Está inconsciente en un pueblo llamado Antiquonia. Ha perdido la memoria. No recuerda quién es ni cómo ha llegado hasta allí. Su primer contacto, un conductor de ambulancias que la recoge...
Este es el comienzo de un videojuego gallego llamado Intruder in Antiquonia. Gallego por el ambiente al que traslada al jugador y gallego por en el ADN que le imprimen sus autores. Una pareja que hizo el camino de vuelta en el 2020, dejando su etapa en el extranjero para volver a su tierra y emprender.
Intruder in Antiquonia está disponible desde el pasado mes de julio en Steam. Es un juego para PC y funciona para Windows, Mac y Linux. «Es una aventura gráfica. Un 2D en alta definición. Lo que hemos intentado es trasladar a toda esa gente que juega, que la mayoría no son de España, la sensación de estar en un pueblo pequeño de Galicia», explica Rubén López (Ferrol, 1978), uno de los fundadores de Aruma Studios, junto a Silvia Izquierdo (A Coruña, 1980). Ese ambiente, esa introducción en Galicia, la consiguieron gracias a un director de arte de la comunidad, que le tuvo que trasladar a todos los artistas cuál era la sensación que tenía que transmitir Intruder, un trabajo de dos años y de 14 profesionales repartidos por todo el mundo. «Esos compañeros han estado trabajando desde cualquier punto del planeta. Tenemos un artista que hace los fondos desde Singapur y otro que está en México. Son personas que nunca han estado en Galicia y hay que explicarles cómo tienen que dibujar los personajes, los fondos, para que transmitan toda esa sensación», dice Rubén.
Salto al emprendimiento
Para entender de dónde sale Intruder en Antiquonia hay que remontarse a hace tres años y salir de nuestras fronteras. Rubén y Silvia vivían en Zurich. Allí habían creado su familia, ya tenían a su primera hija, y tocaba decidir sobre su futuro. «Él era ingeniero informático en Google y yo me reiventé dando clases de español», comenta Silvia. Ambos se habían conocido trabajando en Santiago en el mundo audiovisual, pero Rubén tenía el gusanillo de la aventura. «En el audiovisual, sobre todo en animación, siempre estás trabajando con personas de otras partes del mundo. Me contaban lo que era vivir en el extranjero y eso me alucinó», explica. Rubén empezó entonces a enviar currículos, y grandes empresas como el buscador más famoso o incluso Facebook llamaron a su puerta. «Se iba para dos años y se quedó diez», apunta riendo Silvia, que año y medio después también se mudó a Suiza.
Con todo a favor, la idea de regresar siempre fue fundamental para ellos y que su primera hija estuviese a punto de dejar la escuela infantil fue el empujón definitivo. «Cuando nos lo planteamos, dijimos: '¿qué vamos a hacer ahora?', '¿vamos a ser nuestros propios jefes?' y de ahí surgió la idea que siempre tuvo Rubén de hacer videojuegos. Y es que la relación de este ingeniero informático con la imagen ha sido constante en su carrera. Ya en la universidad quiso dedicarse a los videojuegos, pero sus profesores le desanimaron. Después de haber testado cómo era hacer un producto de este tipo en casa se despertó algo diferente: «Es que nos lo pasábamos tan bien haciéndolo», dicen con entusiasmo.
«En mi etapa audiovisual trabajaba en efectos para películas, sobre todo de animación. Silvia trabajaba en desarrollo de imagen real como asistente de dirección y producción», explica Rubén, más metido en este mundo. «Desde luego, yo era la que más distancia tenía con el ambiente porque no jugaba a videojuegos desde niña, aunque siempre estuve vinculada a la imagen. Pero me di cuenta de que, sea un videojuego o una película, la parte organizativa, de contratación, de gestión de tiempos, es igual que una serie», añade.
Todo este viaje de vuelta, con su segunda hija en camino, lo hicieron en plena pandemia. «Cuando Rubén echó la carta de renuncia en Google, nadie sabía lo que iba a pasar». Con todo, regresaron pensando en poner por delante sus ahorros para crear Aruma Studios y con el pensamiento de que para retroceder siempre habría tiempo. «Por el momento hacemos videojuegos, aventuras gráficas, aunque Silvia siempre ha tenido en mente diversificar».
Un trabajo de dos años
Desde el comienzo del proceso, hasta que Intruder en Antiquonia vio la luz pasaron 18 meses. «Nuestras expectativas eran aprender, tomárnoslo como un máster y el balance no puede ser mejor». Y es que su juego interesa en un mercado que no puede ser más fiel, pero también crítico. «Es un género nicho, pero en Steam tenemos un 94% de reseñas positivas, así que estamos encantados de la vida. En el proceso hemos sido 14 profesionales, pero muy pocos trabajando al mismo tiempo. En todo este trabajo hay guionistas, el director de arte, dos personas en animación, la parte musical, el guion, la traducción... hay muchos expertos diferentes».
Sus usuarios son fieles de este tipo de juego, aunque ellos han querido huir de la nostalgia en la medida de lo posible. «Hemos intentado hacer algo diferente, con sensaciones distintas. Es verdad que hay nostalgia porque a la hora de jugar te recuerda a la mecánica de los clásicos, pero intentamos que la historia y las localizaciones sean originales. No queremos hacer referencia todo el tiempo a la cultura de hace 30 años».
Otro factor que les diferencia es la protagonista. Precisamente que Sarah sea una mujer. «Hicimos un estudio de mercado, pero en el proceso de desarrollo se dio un boom en el mercado. Es verdad que las mujeres estábamos acostumbrados a jugar con personajes hombres, pero ellos no tanto», explica Silvia que dice con satisfacción que, dentro de la jungla del videojuego, el mundo de la aventura gráfica y de los desarrolladores independientes es un tema de camaradas. «Si nosotros tenemos jugadores, otros también los tendrán porque el usuario buscará algo parecido. Nos avisamos de eventos e incluso de ayudas», comentan.
El ciclo de Intruder está ya acabado porque Aruma Studios trabaja en su segundo videojuego. El plan, que salga al mercado en verano del 2024. «Nos vamos a ir más a la fantasía. La protagonista seguirá siendo una mujer, no tenemos título, pero estamos con el guion. Vamos a tener dos mundos: un mundo real, que estará ambientado en el Madrid de 1960, y un mundo de fantasía, que es como el más allá. La acción transcurrirá entre esos dos mundos», avanzan.