Ambos colectivos creen que deberían ser consultados antes de anunciar juicios más rápidos Todo el mundo ha visto juicios rápidos; en las películas. Al caco lo cogen, lo juzgan y le ponen el pijama de rayas en el día. Algo así es lo que quiere hacer el Gobierno, según anunció anteayer el ministro Ángel Acebes, a nivel estatal. El caso es que, de aquí al verano, en lugares como Santiago van a tener que cambiar mucho las cosas para que pueda llevarse a cabo lo que ya se conoce como Justicia rápida. No hay que olvidar que los seis juzgados mixtos de Compostela ya están saturados y que se está a la espera de que el Consejo General del Poder Judicial dé el visto bueno a una séptima sala. Con los que hay ahora, la rapidez es imposible.
13 mar 2002 . Actualizado a las 06:00 h.N. MIRÁS SANTIAGO La justicia lenta es tan familiar, tan conocida, que va a costar creérselo. El anuncio del ministro Ángel Acebes sobre la instauración de los juicios rápidos suena casi a chino en los juzgados de Compostela. El propio juez decano, Javier Míguez, confiesa no tener «ni idea» de la reforma de marras. Asegura también que la falta de información es total y que ve «muy difícil» que un sistema semejante pueda llevarse a término si no cambian muchas cosas. Y lo primero que debe cambiar es el presupuesto y, consecuentemente, los recursos. Tampoco saben nada de justicia rápida los abogados. El decano de los letrados de Santiago, Javier Álvarez-Santullano, dice que «es fácil teóricamente, pero tiene que haber medios». Y se pregunta cómo será posible hacer señalamientos en el plazo de unos días a partir del verano cuando las agendas de las salas, de los abogados, jueces y procuradores ya están llenas con meses de antelación. Y advierte que una cosa es la teoría y otra la práctica: se pueden pedir pruebas que obliguen a dilatar el plazo «rápido» que establece la reforma. Los abogados piden, sobre todo, información. No le consta a Santullano que desde el Gobierno le hayan pasado el borrador de la reforma judicial a los colegios profesionales o a las juntas de jueces «para ver si tenemos algo que decir». Personalmente, el decano se muestra favorable a que los trámites judiciales sean mucho más rápidos que hasta ahora, pero matiza que «no van a ser capaces a menos que haya medios, y no hay que olvidar que estamos pendientes de que se abra un juzgado más». Los juicios rápidos están pensados, básicamente, para aplicarse a todos los delitos y faltas con penas inferiores a los nueve años de prisión.