«En el rock muchas veces arañas el cielo y otras toca visitar el infierno»

M. Beceiro SANTIAGO

SANTIAGO

Entrevista | Johnny Cifuentes El superviviente de la mítica banda revivirá en Santiago sus mejores temas

18 ene 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

Johnny Cifuentes y sus compañeros en Burning llevaron hasta sus últimas consecuencias lo de «sexo, drogas y rock and roll» allá por los setenta y ochenta, cuando no bastaba con oír música sino que había que verla. El músico, con medio siglo a sus espaldas, sigue manteniendo viva la leyenda de la banda, con la misma ilusión que cuando comenzaron allá por los años setenta en el madrileño barrio de La Elipa. -En el año 74 , en pleno franquismo, surgía Burning. ¿Cómo se las arreglaban para burlar la censura? -Bueno, no la burlábamos muy bien porque yo dormí muchas noches en la comisaría, y es que había muchas redadas. Simplemente por asistir a un concierto todo el mundo era cacheado y muchos acababan en comisaría por llevar cualquier pastillita o una china. No existía ni una mínima dignidad en el trato. Todo era gris. Pero ocurrió la famosa movida, y a partir de ahí y del día siguiente de la muerte de Franco, la cosa empezó a cambiar. -Está claro que los rockeros contra Franco no vivían mejor, pero también tenía su lado bueno: cuando se burlaba al censor los grupos abarrotaban los espacios donde tocaban. -Sí porque era un acontecimiento, los conciertos eran cosas únicas, con cuentagotas, venía gente de todos los sitios y se disfrutaba muy intensamente. Ahora todo el mundo tiene un festival en su pueblo. -Ustedes llevaron hasta las últimas consecuencias el viejo axioma de «sexo, drogas y rock and roll». ¿Disfrutaron más que sufrieron en el envite, o a partes iguales? -Mientras estás arañando el cielo, haciendo y comunicando lo que llevas dentro, nadie de puede quitar ese momento, aunque la factura a pagar sea muy grande. Pienso que en tu vida tienes que sentir y decir algo, no pasar por aquí sin hacer nada. Pero a nosotros nos vino todo de golpe. Veíamos que a Lou Reed le salían canciones con un chute en el brazo, y todos queríamos ser Lou Reed. -¿Para alguien que ha visto cómo sus compañeros han ido cayendo, no resulta duro mantener viva la leyenda del grupo en solitario? -Me dejo llevar, y además si la cosa va bien para qué cambiar el rumbo. La gente que vino estaba preparada para que no se notara demasiado el vacío. Ellos tienen mucho que ver con que la herida se cierre cada día. -Largos viajes, carreteras y trasnoches siguen acercándole al cielo. ¿En el silencio del camerino, no se pregunta a veces qué hace medio siglo como tú en un sitio cómo éste? -Algún día de resaca mortal me miro al espejo y digo: te vas a morir, replantéatelo. Pero esto dura lo que dura la resaca. El rock es así, muchas veces arañas el cielo y otras toca visitar el infierno. Burning toca mañana en la Capitol a las 21.30 horas. Las entradas cuestan de 13 euros (anticipada) a 15.