Apoyado en la escarpada costa de Mónaco se levanta el Montecarlo Country Club. En la pista central de uno de los grandes santuarios de la tierra batida, dibujó ayer Rafa Nadal otro de los triunfos que van camino de convertirle en leyenda. Venció a Novak Djokovic (6-3, 2-6 y 6-1) y consiguió su quinto título seguido en Mónaco. Fenómenos como Ilie Nastase, Bjorn Borg y Thomas Muster se quedaron en las tres victorias en la costa azul, y grandes como Guillermo Vilas, Mats Wilander, Ivan Lendl, Sergi Bruguera, Gustavo Kuerten y Juan Carlos Ferrero solo lograron dos.
Nadal abrió la temporada de tierra batida con la misma autoridad de los cuatro años anteriores. Djokovic le arrancó un set y le exigió lo mejor de su tenis. Tuvo su momento en el primer juego del tercer set, cuando desperdició varias bolas de break . Entonces, después del más bonito peloteo del partido, se sacó una dejada de volea a la que el mallorquín respondió con una carrera y un golpe sutil que retratan su garra. Fue el principio del fin para el serbio, arrodillado y frustrado.
Campeón en Roma el año pasado, Djokovic se consolida como uno de los grandes rivales de Nadal en tierra. Nadie le hacía un set al español en Montecarlo desde la final del 2006 frente a Federer. Ayer el serbio presentó batalla durante casi tres horas de partido, aunque parece más difícil imaginarle dando guerra a Nadal en Roland Garros, en duelos al mejor de cinco sets.
El triunfo de ayer sitúa a Nadal frente a Andre Agassi, cuyas carreras guardan algunas similitudes. El título en Montecarlo supone el decimocuarto del español en los Masters 1.000 -los antiguos Masters Series-, con lo que iguala la marca de Roger Federer en esta clase de torneos de rango inmediatamente menor a los del grand slam .
Solo Agassi, con tres títulos más, supera a Nadal en una marca que refleja la regularidad en una clase de torneos en los que los mejores jugadores del mundo tienen asistencia obligada. También Agassi fue el último tenista que acaparó los cuatro grandes torneos, aunque los lograse en años diferentes.
Para conseguir ese nuevo reto, a Nadal, con solo 22 años, solo le falta ganar el US Open, que llegará al final del verano. Ahora su principal problema puede ser el desgaste al que somete su físico, que le ha obligado a parar en varias ocasiones debido al maratón de partidos que encadena cada año. Pero esta semana salió airoso después de dos triunfos el viernes sobre Nicolás Lapentti e Ivan Ljubicic, ganar a Andy Murray el sábado y vencer ayer en la final a Djokovic.
Nadal mantiene así su idilio con Montecarlo, el primer gran torneo en el que ganó un partido. Por Mónaco apareció en el año 2003 como un imberbe júnior de 16 años. Entonces pasó la fase previa, se plantó en el cuadro final y tumbó al eslovaco Karol Kucera y a Albert Costa, entonces vigente ganador de Roland Garros. Después, presentó batalla frente a Guillermo Coria, otro de los referentes de entonces en tierra batida, frente al que perdió por 7-6 y 6-2.
El miércoles iniciará la defensa del título del torneo Conde de Godó. Este año ya ganó en Australia, Indian Wells y Montecarlo. Como lo hace un número uno del mundo.