Con cuatro años, a Marc Márquez le regalaron por reyes su primera moto. Tenía ruedas laterales para evitar caídas. Ayer, con 17 años y 263 días, se proclamó en Cheste campeón del mundo de 125 c.c., cilindrada en la que debutó con 15 años. Márquez cerró el círculo en un año glorioso para el motociclismo español. La gesta de Marc le convirtió en el segundo piloto más joven de la historia -el primero sigue siendo Marco Melandri- y el más precoz de España en proclamarse campeón del mundo.
Marc llegaba con el campeonato de cara. Para que se le escapase de las manos, Nico Terol debía ser primero o segundo y el piloto catalán acabar en octava plaza. La cuestión antes de iniciar la carrera era si Márquez, puro fuego en la pista, apostaría por una estrategia conservadora para asegurar el Mundial o competiría a la caza de la victoria en la carrera como demostró en los entrenamientos , en los que acabó haciendo pole y lanzando un mensaje ganador a sus rivales. En concreto, a Terol.
Más cabeza que corazón
La estrategia de los pupilos de Jorge Martínez Aspar era clara. Salir a por la carrera. Tirar, tirar y tirar; ganar y esperar a ver qué pasaba con Márquez. Terol y Bradley Smith cumplieron órdenes y cogieron la cabeza desde el inicio. Pero Márquez les cogió a las cuatro vueltas. A ellos se unió Pol Espargaró. Pero la cabeza pudo más que el corazón y, a nueve vueltas para el final, Márquez se dejó caer al cuarto puesto y amarrar el Mundial. Ganó Smith y Terol fue tercero y subcampeón del mundo.
Y es que, además de un talento inmenso, el flamante campeón de 125 c.c. que comenzó a disputar el Mundial con quince años recién cumplidos tiene cabeza, sabe competir. Su padre, un gran aficionado que todos los años viajaba al Gran Premio de Jerez, le regaló su primera moto y a los trece ya fue campeón de Cataluña en tres ocasiones, en motocrós y velocidad.
En 1999 su padre le compró una KTM 50 de segunda mano, con la que siguió disfrutando del enduro y además se estrenó en motocrós y un año después continuó compitiendo en enduro para ser subcampeón de Cataluña de motocrós. Ya en el año 2000 dio el salto a las pruebas de asfalto con la Copa Conti y así entró en el equipo Procurve, con el que acabó tercero esa competición. En el 2003 se pasó al octavo de litro junto a Pol Espargaró, dos años mayor que él, y tras las seis carreras disputadas en Montmeló (2), Valencia (2) y Albacete (2), se proclamó subcampeón, por detrás de su compañero de equipo. En el 2004 el equipo se llamó RACC CajaMadrid y entraron a formar parte de él los mecánicos de Monlau con Emilio Alzamora, campeón del Mundo de 125 c.c. en 1999 que acabó convirtiéndose en su mentor deportivo.
Precocidad
En el 2008 comenzó su singladura en el campeonato del mundo de 125 c.c. pero una inoportuna caída durante la pretemporada en Jerez se fracturó el brazo derecho y le impidió salir en las dos primeras carreras. No fue hasta la sexta carrera, en el Gran Premio de Inglaterra, donde consiguió marcar un auténtico hito en la historia del motociclismo al ser tercero y convertirse en el segundo piloto más joven de todos los tiempos en subirse a un podio mundialista y en el español más joven en lograrlo.
En el 2009 Marc repitió temporada mundialista y batió récords de precocidad ya que en Francia se convirtió en el segundo piloto más joven de la historia del Campeonato del Mundo en conseguir una mejor clasificación de entrenamientos.
Logró subir al podio en la tercera cita del año, en Jerez, y aunque en numerosas ocasiones se le vio en el grupo delantero, la mala fortuna y las caídas se aliaron para que no repitiese podio en toda la temporada. Ayer , después de vencer en diez grandes premios y lograr doce mejores clasificaciones de entrenamientos, se mostraba feliz y aseguraba que se había planteado «la carrera tal y como se desarrolló» y que estaba «contentísimo».
«Tenía ritmo más que suficiente para luchar por la victoria, como en otras carreras esta temporada, pero tenía claro que era mucho más importante lograr el título mundial», dijo a modo de análisis.