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Zapatero de día y músico con su grupo de son cubano de noche

Por Sonia Portela

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Salabarría descubrió Compostela en el hermanamiento con Santiago de Cuba

10 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Sergio Salabarría salió de Cuba, lo hizo para estudiar Ingeniería de la Tecnología del Calzado en la antigua Checoslovaquia, donde trabajó durante algunos. «Estaba en una oficina y me encargaba de realizar las pruebas de los cambios de modelos del calzado para una mejor adaptación. Era un trabajo muy técnico, de oficina. Nada que ver con lo que hago ahora», comenta. Sergio derrocha alegría y buen humor desde su pequeña zapatería de la plaza de San Agustín. Durante su estancia en la antigua Chequia, «fui aprendiendo a reparar calzado, solo con la práctica; no hay zapato que se me resista», bromea. Tras su paso por la desaparecida Checoslovaquia, regresó a Cuba, a La Habana, donde estuvo un par de años hasta que un viaje a Santiago de Compostela le cambió la vida. «La primera vez que vine a Santiago fue como artista, en un viaje organizado por el hermanamiento con Santiago de Cuba. Vine con la delegación cultural a la Fundación Granell», y a esa primera inmersión en la capital gallega le siguieron otras. Finalmente, echó raíces hace veinte años. Con dos hijos nacidos en Santiago ya se siente uno más de la ciudad. Sergio compagina su trabajo como zapatero con la música. En los años 90 era uno de los artistas asiduos en los locales del casco viejo, «eran los años buenos, cuando solo había Universidad en Santiago». Con su formación, Son Tres, sigue actuando en las noches de Compostela y en otras localidades. «Toco la guitarra y canto. El nombre del grupo lo dice todo. Somos tres y hacemos son», explica. La música es su pasión, pero «no se puede vivir de ella», así que hace diez años empezó a sacarle rendimiento económico a lo aprendido con los zapatos. Con fama de manitas, Sergio reconoce que «la gente quiere reparar más calzado, pero no siempre vale la pena. Yo prefiero no engañar al cliente, porque el que engaña al cliente, pierde». Por su experiencia, la «gente compra calzado barato, y lo tira; pero también los hay que quieren reparar y quedan mejor: el calzado bueno siempre es bueno repararlo, eso vale la pena». De las cosas más raras que le llegaron a su zapatería destaca «tumbonas de playa, que aguantaron todo el verano», y también «botas de fútbol, con un taco roto. Se lo reparé y vino a decirme que jugó el partido completo y no le volvió a caer».

MERCE ARES
 

Comida solidaria

Una Navidad más, y ya son seis, José Antonio Rivera Casal, más conocido como el Chef Rivera, de Padrón, no se olvida de las familias con menos recursos y las invita a una comida en su restaurante de la calle Enlace Parque. La cita es este sábado a mediodía y asistirán entre noventa y cien personas, en base a un listado facilitado por los Servicios Sociales del Concello, que colabora con la iniciativa junto con la Fundación Amigos de Galicia y diversas marcas de alimentación y bebida. En el menú, entrantes variados, un plato fuerte de carne de ternera, postres, bebidas y café. También colaboran de forma desinteresada Pili Pampín y Enzo Fernando, que se encargarán de animar la velada. Y a los niños, la Fundación Amigos de Galicia les dará un regalo, cuyo precio no supera los 30 euros y no incita a la violencia. «Eu sempre digo que é mellor que o fagas a que cho teñan que facer», dice el Chef Rivera en alusión a poder ayudar a los demás. El restaurador mantiene la misma ilusión del primer día por esta iniciativa solidaria, a la que también se suma en los fogones su hijo Alejandro Rivera

Paco Rodríguez

Saludable dieta atlántica

De alimentación habló ayer una de las voces más autorizadas, la profesora titular de la Pediatría de la USC Rosaura Leis. En las charlas que cada lunes organiza el Ateneo de Santiago, Leis disertó sobre los beneficios de la dieta atlántica, que reivindica como un «seguro de salud». La teoría está, además, constatada por la práctica. El estilo de vida atlántico, unido a la elevada actividad física, las mejoras en medicina y la disponibilidad universal de los servicios sanitarios y sociales hacen de la gallega una de las poblaciones más longevas. Y esto es irrefutable.

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