Un pregón coral alaba la lucha contra el covid

r. martínez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Luis Pardo homenajea a la Compostela «que plantou cara á pandemia nos días máis duros»

19 jul 2020 . Actualizado a las 23:54 h.

Fueron el músculo de la ciudad durante los peores meses de la pandemia. De ellos dependió desde la atención sanitaria y social de urgencia hasta el avituallamiento ciudadano y la limpieza y desinfección de los espacios públicos en los que se siguió prestando servicio durante el confinamiento. Músculo, savia, corazón y una capacidad de entrega que el Concello les quiso reconocer públicamente, convirtiéndolos en protagonistas del arranque de las Festas do Apóstolo más excepcionales con un pregón tan coral (con 15 colectivos representados en el balcón de Raxoi) como la respuesta de la ciudad a la crisis sanitaria.

Son la «Compostela que plantou cara á pandemia nos seus días máis complicados», como los identificó el pregonero, el periodista Luis Pardo, quien invitó a la ciudadanía a disfrutar de las fiestas con las precauciones y la prudencia que exige el covid. Porque el virus sigue ahí, invisible, aunque evidenciado en las medidas sociales para contenerlo, como la limitación del aforo del Obradoiro a 700 asientos. No se llenaron, pero los que asistieron no escatimaron aplausos para los colectivos que tomaron el balcón de Raxoi, junto con las autoridades, la enfermera Eli Dosil y el también periodista y escritor Xosé A. Perozo, quien superó la enfermedad tras 17 jornadas de ingreso hospitalario en los peores días de la pandemia. Ambos compartieron pregón con Pardo, así como la invitación de disfrutar de las fiestas con responsabilidad, y la defensa de los servicios públicos.

Luis Pardo animó en el pregón a disfrutar la fiesta «sen baixar a garda»

«Tócanos resistir e demostrar que todo iso pagou a pena», y hacerlo con cabeza, dijo Pardo, porque toda esta xente non se xogou a vida e a saúde para que agora semelle que non aprendemos nada». «E se aínda temos cousas que celebrar e motivos de celebración foi precisamente grazas ao seu traballo», añadió el pregonero tras recordar que la pandemia «destapou situacións de emerxencia social que ata ese momento estaban encubertas: descubrimos que o noso entorno era máis vulnerable do que parecía».

Aunque «sen baixar a garda, sen deixar de protexer a quen nos protexe e de coidar a quen nos coida», defendió que «precisamos unha tregua». Y ahí está la fiesta. Animó a disfrutarla, «non como se fose a última, senón como a primeira das moitas que aínda agardan por nós», no sin antes recordar a los que se fueron: «Imos botar moito de menos a esas 109 persoas que o coronavirus levou na área sanitaria».

Xosé A. Perozo: «Nada máis entrar no Clínico sentinme seguro»

El pregón llegó después de que Rober Bodegas, Javier Veiga y David Amor arrancasen las primeras risas de las fiestas con el espectáculo O recuncho da comedia. El bombero Jaime Tizón, que animó durante varias jornadas el confinamiento de los compostelanos, puso música a la transición entre el espectáculo de humor y el pregón, cosechando tanto reconocimiento como entonces.

Pero, para reconocimiento, el que los pregoneros dedicaron a quienes estuvieron al frente de la pandemia, representados en el balcón de Raxoi por Begoña del Río y Josué Peña (Protección Civil), Diana Parente (Policía Local), Jaime Tizón (Bomberos), Teresa Furelos y Eva González (Servizos Sociais), José Luis Barreiro (Cruz Roja), Gregorio López (Servizo de Parques), Vannesa Pereira (sevicio de Limpieza, Urbaser), Adrián (de personal de supermercado), Guillermo Fernández (distribución), Jesús Mariño (ganadero), Carlos Encisa (Educación), Diana Peleteiro y José Rodríguez (Viaqua) y miembros de la Policía Nacional, la Adscrita y Guardia Civil de Tráfico.

Perozo no quiso olvidar en los reconocimientos al personal de la quinta planta del Clínico, en la que estuvo ingresado, ni tampoco la «responsabilidade» de la ciudadanía para que Santiago no fuese de las ciudades más castigadas». Pese a que tuvo días muy complicados, afirmó que acabó ganándole «ao bicho» porque «nada máis entrar no Clínico sentinme seguro».

Eli Dosil agradeció especialmente los aplausos de las ocho, «cos que saistes aos balcóns a dicir que non estabamos sós», y que «nos momentos máis duros quedases nas casas».