La asociación de pisos turísticos busca entendimiento con Raxoi, que ofrece «diálogo con todos»

b. casal SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

El Concello sigue dispuesto a ordenar y regular un modelo de alojamiento que consideran sobredimensionado para la ciudad

24 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los primeros compases del año suenan muy parecidos a los últimos del 2020, al menos en lo que se refiere a la regulación de viviendas de uso turístico en Compostela. La principal asociación del sector, Aviturga, ultima las alegaciones a la modificación del Plan Urbanístico de Santiago y, mientras tanto, anima a los propietarios de estos pisos a enviar sugerencias y solicitar informes al Concello. Tras esta llamada a movilizarse, el área de Urbanismo ha recibido gran cantidad de correos electrónicos en esa línea.

«Para nós é positivo porque estamos abertos ao diálogo con todos, tanto cos propietarios destas vivendas como coa veciñanza, comerciantes e co resto de xente que nos queira achegar a súa opinión», explica la concejala Mercedes Rosón, responsable del departamento. Desde Aviturga animan a sus asociados a solicitar informes sobre la evolución poblacional del casco histórico, los beneficios de la vivienda de uso turístico frente al alquiler residencial -concretamente, el de tipo estudiantil- y el impacto de la actividad de estos alojamientos en la economía local.

Todo ello con la intención de desmontar así los argumentos de Raxoi a la hora de regular su uso. «Santiago ten moitas vivendas baleiras, así que o problema de que faltan pisos para alugar non nos vale», sostiene Dulcinea Aguín, la presidenta de Aviturga, que asegura que no tienen problemas en que se regule y se ordene el sector, pero que no están dispuestos a que «o Concello siga coa súa intención de acabar con todo».

Desde Raxoi aclaran que están estudiando todas las aportaciones que reciben y que son conscientes de que tiene que existir vivienda de uso turístico en la ciudad, también en el casco monumental, donde se estima que podría haber más de 700. «Temos que buscar un camiño que permita que haxa este tipo de vivenda, pero nunha proporción que se axuste ás dimensións da cidade, porque Santiago non é Barcelona», apunta Rosón, que aclara que el planteamiento municipal es dar opción a los propietarios a que, en las zonas prohibidas, puedan alquilar a turistas durante los meses de verano y el resto del tiempo a uso residencial.

Esta idea tampoco convence a los propietarios que practican esta actividad: «Non vamos poñer o piso para o que nos diga o Concello. Quitámoslle o lucro que nos parece, igual que calquera que teña un negocio», defiende la presidenta de Aviturga, un razonamiento que choca contra la idea del Concello, afín a la resolución aprobada esta semana en el Parlamento Europeo que insta a frenar la expansión de estos pisos.

Opinión vecinal

En su proceso de diálogo, además de reunirse con Aviturga, el Concello mantiene contacto con una plataforma que agrupa a distintos colectivos (inmobiliarias, estudiantes o vecinos). Esa agrupación defiende y destaca uno de los puntos del plan previsto por Raxoi: la limitación a plantas bajas o primeros para las viviendas turísticas, algo que para los vecinos resulta fundamental, afirman, para evitar el traqueteo diario de turistas que suben y bajan.

El alquiler sube en Santiago, pero menos que en el resto de Galicia

El precio de una vivienda en alquiler en Santiago cerró el 2020 con una subida del 1,5 % respecto al año anterior, según el informe elaborado por Fotocasa a partir de su Índice Inmobiliario. Santiago es una de las ciudades en la que aumenta el coste: sube un 1,5 % respecto al año anterior y el metro cuadrado se sitúa en 7,29 euros. Esta subida es semejante a la que registra la media de la provincia, con un 1,7 %, muy por detrás de las otras tres, que presentan incrementos mucho mayores: Ourense (9,4 %), Pontevedra (14,2 %) y Lugo (20,3 %).

En esta gran diferencia de subidas influye el descenso de precios en A Coruña ciudad, que cerró el año con una bajada del 5,2 % respecto al 2019. El metro cuadrado en la ciudad herculina bajó hasta los 8,44 euros y se sitúa como el segundo más caro entre las grandes ciudades, después de Vigo, que subió un 9 % y alcanza los 8,74 euros. En cuanto al resto, Santiago es el municipio que menos crece entre los que sí lo hacen: además de Vigo, el precio en Ourense subió un 3,8 % (5,95 euros el metro cuadrado) y en Ferrol un 3 % (4,88 euros por metro). El estudio de Fotocasa no incluye la variación de Pontevedra ciudad, pero cerró diciembre con 7,07 euros el metro.