Las reservas de viviendas turísticas en Santiago rondarán este verano el 70 %
SANTIAGO
La mayoría de los clientes son familias, y pagan entre 60 y 160 euros por día
06 jul 2021 . Actualizado a las 22:11 h.Este verano se presenta «de récord» para los propietarios de viviendas turísticas de Santiago. Y eso que la ocupación de esos alojamientos se sitúa en la capital un 10 % por debajo de la media de las ciudades gallegas. Óscar Soneira, de Aviturga (Asociación de Viviendas de uso Turístico de Galicia), considera que Santiago tiene un comportamiento diferente al del resto de las grandes urbes gallegas. Mientras las zonas urbanas de Pontevedra, A Coruña y Vigo se moverán este verano en ocupaciones medias del 80 % en julio y del 90 % en agosto, Santiago rondará el 70 % en julio, y el 80 % en agosto.
«La razón es que el Ayuntamiento de Santiago no tiene nada clara su política turística. Puede que también sea debido a otras causas, pero el Concello no apuesta en firme. La Xunta promociona el Camino, pero Santiago sigue sin aprovechar este recurso para mejorar sus datos de estancia en la ciudad. Los peregrinos no se quedan o se alojan en otros sitios», asegura Soneira, quien opina que «Santiago funciona peor incluso que Ferrol. Es que en Santiago no tienen bien enfocado el tema turístico», recalca. Las primeras viviendas que se ocupan en Galicia son las que están en la costa y las que disponen de piscina. Y en las ciudades, las que se ofertan en Vigo, Pontevedra y A Coruña se llenan antes que las de Santiago. «Incluso Sanxenxo se ocupa antes», señala Soneira.
Los clientes de las viviendas de uso turístico son fundamentalmente familias «que no quieren compartir espacios con otras personas» y que acuden al piso turístico «por tranquilidad». Los responsables de este tipo de alojamiento aseguran que, salvo quienes buscan directamente en la plataforma de Aviturga, el resto no diferencian entre un apartamento turístico y una vivienda de uso turístico. En ambos casos, «la búsqueda tiene que ver con la tranquilidad y comodidad del alojamiento. Es lo que se busca ahora».
En un porcentaje elevado, los usuarios de este tipo de alojamientos no suelen usar la cocina. «Pueden hacer el desayuno, pero las comidas y las cenas se hacen en los restaurantes de las localidades que van a visitar. Los que viajan con niños pequeños pueden usar la cocina para los desayunos, y para calentar comida que compran preparada. Es raro que cocinen en el piso», explican desde Aviturga. En el caso de las casas, cuando se alquilan por temporadas largas sí es más frecuente cocinar en el inmueble.
En Santiago, las estancias son más cortas que en la costa. Según apuntan en Aviturga, los inquilinos suelen alquilar los inmuebles en tramos de dos o tres días, o para cinco o seis. En cuanto a los precios, la variedad es amplia. Desde 50 o 60 euros por día de los pisos más económicos hasta los 160 euros por noche de las mejores estancias, que son también las más céntricas y las que tienen las mejores instalaciones, entre ellas, finca, piscina y otras comodidades añadidas.
«La casa está completa y si tuviera otra también se llenaría»
Iago Couto y Noelia Méndez tienen una casa con piscina en Bastavales que dedican desde hace unos cinco años a vivienda de uso de turístico. «Al principio, solo la teníamos en verano, pero ahora ya la alquilamos todo el año», explica Couto. Su vivienda ya no tiene fechas libres este verano: «Ya la tenemos llena para julio y agosto, y parte de septiembre. Tuve que rechazar reservas. Si tuviera otra casa, también estaría llena», indica. Entre sus clientes, familias de Catar y Nueva Zelanda, además de muchos huéspedes nacionales. «En julio son extranjeros, y en agosto, nacionales. Los de España vienen con estancias más cortas, pero todas son familias». Señala que en invierno «es más complicado, y suelen venir amigos en fin de semana, pero hay menos demanda de fuera de Galicia. Tuvimos algún peregrino también». Asegura Iago Couto que la piscina «es el gancho» de su vivienda. Iago y Noelia reconocen que nunca se han planteando destinarla al alquiler tradicional y dicen que están satisfechos con su decisión.
La oferta se estabiliza en 730 pisos tras el bum prepandemia
El número de viviendas de uso turístico de Santiago incluidas en el directorio de alojamientos del registro de empresas y actividades turísticas se mantiene estable desde hace un año, con seis nuevos inmuebles. Esto pese a las restricciones impuestas desde el Concello para la puesta en marcha de nuevos establecimientos en el ámbito del casco histórico y otras zonas de la ciudad. Fuentes del sector consideran que no es cierta la afirmación de los portavoces de las agencias inmobiliarias que apuntan que durante la pandemia muchos propietarios de viviendas de uso turístico decidieron pasar sus inmuebles al alquiler tradicional para tratar de garantizar ingresos por esa vía. En el registro figuraban ayer 729 inmuebles en Santiago, y en marzo del 2020, justo antes de que se decretara el estado de alarma, había 723. Es decir, desde el inicio de la pandemia se han incorporado a este registro seis inmuebles, pese a que las viviendas de uso turístico estuvieron prácticamente paradas durante gran parte del año, igual que la planta hotelera.
El gran bum de las viviendas de uso turístico en Santiago se produjo en el 2019. Así, entre mayo del 2018 y julio del 2019 se registró un incrementó del 79 % en la oferta de pisos turísticos, al pasar de 315 a 566. Un año después, en marzo del 2020, el número de inmuebles creció otro 27,7 %, llegando a contarse con 723 viviendas de uso turístico. Este último dato llama especialmente la atención, ya que entre el 2019 y el 2020 fue cuando se endurecieron las normas para poner en marcha este tipo de alojamientos.
Óscar Soneira, de Aviturga, considera que el estancamiento de esta oferta de alojamiento en Santiago es producto una «visión miope» por parte de las autoridades locales: «Las familias que buscan estos alojamientos no se van a los hoteles, sino a las viviendas de uso turístico de otras ciudades. El gasto que realizan estas familias es alto, y se va a otra ciudad».
Soneira argumenta que «la actitud del Concello es como si a estas alturas lanzara una campaña de apoyo a los videoclubes. Las familias demandan este tipo de alojamiento para sus vacaciones, y Santiago se pierde el gasto que generan en comercios y hostelería. Este será un año de récord, pero en Santiago viven de espaldas», objeta.