Ahora que está a punto de ser adjudicado el primero de los grandes contratos de servicios municipales de Santiago, el de limpieza y recogida de residuos, que volverá a ser para Urbaser, sugiero que el Concello tome medidas para acelerar al máximo la aplicación del nuevo pliego, con todas las mejoras que conlleva, empezando por el incremento de plantilla y la renovación de maquinaria. La previsión de hacerlo efectivo a mediados del próximo año no debería ser asumida como algo normal, teniendo en cuenta el factor añadido de la continuidad de la adjudicataria. Mantener la situación actual de precariedad no es de recibo, salvo que se pongan todos los medios necesarios para limpiar radicalmente, durante la transición, la mala imagen que con demasiada frecuencia da la ciudad. Y, de paso, ¿para cuándo los contenedores de aceite en las calles como en todas las ciudades, pueblos e incluso aldeas que reciclan?.