ConCiencia, el pionero programa que convirtió a Santiago en la ciudad de los premios Nobel
SANTIAGO
La iniciativa, que ya trajo a 35 científicos con este galardón, estrena web y retoma la actividad tras el parón de la pandemia
03 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Es ya una tradición. El paseo de Raxoi a San Xerome por la praza do Obradoiro, el encuentro con los investigadores, las charlas distendidas con la prensa. Cruzarse con un nobel no es impensable en Compostela. Con el permiso de Estocolmo, y también de Oslo -donde se entrega el de la paz- Santiago puede presumir de ser una de las ciudades por las que han paseado más científicos que obtuvieron este prestigioso galardón. Todo tras la idea de Jorge Mira, catedrático de electromagnetismo de la USC, de traer a esta urbe a personalidades de la ciencia. Una cosa llevó a la otra y hasta el momento han participado en el programa ConCiencia 35 premios Nobel, además de científicos de la talla de Stephen Hawking, Sir David Attenborough, James Lovelock, Sir Michael Atiyah, Frances Allen, Cédric Villani o Peter D. Lax.
Esta semana se retomó este programa de la Universidade de Santiago y el Consorcio, tras dos años de parón por la pandemia. El encargado de hacerlo fue David MacMillan, nobel de química por descubrir un mecanismo más ecológico y menos costoso para construir moléculas. Pero quien dio el pistoletazo de salida fue Heinrich Rohrer, en el 2006. En 1986 recibió el nobel de física por inventar el microscopio de efecto túnel, y unos meses antes había estado en Compostela en un congreso mundial organizado por el catedrático José Rivas, director de la tesis de Mira. Fue un evento en el que se impulsó su descubrimiento, y Rohrer devolvió con creces el favor. Luego vendrían muchos otros, nobeles y sus homólogos en el campo de la matemática y la computación, los premios Abel y Turing y la medalla Fields.
En el 2008, apenas dos años después de comenzar, el programa ConCiencia dio un salto cualitativo. Se creó el premio Fonseca para destacar la labor divulgativa de importantes personalidades científicas. Fue entonces cuando Stephen Hawking llegó a Santiago. El creador de la teoría del todo levantó tanta expectación entre los investigadores y estudiantes de la USC como entre la población en general. A Hawking le seguirían en la obtención de este galardón James Lovelock, el creador de la teoría de Gaia, un importante pionero en la conciencia medioambiental; Sir David Attenborough, naturalista y divulgador, hermano del actor británico Richard Attenborough y mundialmente conocido por sus series de televisión en la BBC; y Sir Roger Penrose, quien en el 2020 lograría también el nobel de física.
La crisis económica obligó a suspender tras cuatro ediciones este galardón pero el ConCiencia sigue adelante y enfila ya su mayoría de edad, aunque con quince ediciones. El ajuste en los presupuestos ha provocado que ahora se aprovechen eventos conjuntos para traer a los invitados, «antes costeaba o 100 %, pero desde hai moito tempo a maioría das visitas son sinerxías de xente que vén a congresos ou a outros sitios de España, e así repartimos gastos», explica Mira.
Si durante los primeros años lograr un sí era difícil «tiña que pelexar moito», ahora basta con enviar la recién estrenada página web, en la que se recogen todas las visitas, con las conferencias incluidas, «e xa supón unha carta de presentación na que pouco máis hai que engadir».
Este programa, único en España y prácticamente en Europa, aunque ahora la Fundación Nobel ha puesto en marcha uno similar, no sería nada sin los padrinos. ¿Quiénes son? Aquellos investigadores y profesores de la Universidade de Santiago que logran el enlace con el nobel, muchas veces porque hay proyectos conjuntos con su grupo o departamento. Lo ha sido varias veces José Luis Mascareñas, director del CiQUS, pero también Miguel González con Tomas Lindahl, José Edelstein con Stephen Hawking o Alfredo Bermúdez de Castro con el matemático Cédric Villani.
John Nash, una mente maravillosa
En la cartera de nobeles que desfilaron por Santiago destacaron personalidades como John Nash, galardonado en economía y conocido por la película Una mente maravillosa, que logró cuatro premios Óscar. Nash, diagnosticado de esquizofrenia, fue uno de los pocos que no concedió entrevistas debido a su estado de salud. El matemático y su mujer fallecieron en un accidente de tráfico en Nueva Jersey, en el año 2015. Además del nobel obtenido en 1994 por su «pionero análisis de los equilibrios en la teoría de juegos no cooperativos, en el 2015 obtuvo el premio Abel, conocido también como el nobel de las matemáticas.
Una de las tres visitas del 2009 fue la de Roger Kornberg, que había obtenido el nobel de química en el 2006. Una de las curiosidades de este catedrático de Stanford es que es que es hijo de otro nobel, Arthur Kornberg, colaborador de Severo Ochoa, con quien compartió el premio en 1959. Entre los científicos destacados estuvo también Peter D. Lax, una leyenda viva de la ciencia. Matemático húngaro, escapó del genocidio nazi gracias a que su padre era el médico del cónsul americano en Budapest. En 1945, con 18 años, se integró en el proyecto Manhattan, cuyo objetivo era fabricar la bomba atómica. Entre las más recientes, May-Britt Moser, neurocientífica y psicóloga noruega, galardonada en el 2014 con el nobel de medicina por sus descubrimientos de células que constituyen un sistema de posicionamiento en el cerebro.
¿Y qué la falta al ConCiencia? Más mujeres. Lo admite Jorge Mira. Minoría en los premios Nobel, las pocas que hay tienen una agenda apretadísima. Estuvieron Ada Yonath y Britt-Moser, además de Frances Ellen, premio Turing, pero sigue siendo una espina clavada para este programa, «teño a Elizabeth Blackburn e Carolyn Greider na cabeza pero a súa axenda multiplica por cinco á dos homes». Todo llegará, porque ConCiencia promete larga vida.