La batalla infinita, y que debería acabar en el juzgado, por una multa en la línea azul de Santiago que fue notificada fuera de plazo
SANTIAGO
Una afectada afirma que el Concello no tiene razón y que la aboca al contencioso para que desista antes y pague la sanción
14 feb 2023 . Actualizado a las 00:11 h.El hombre contra el poder inabarcable del Estado. Así podría resumirse la sinopsis de El proceso de Franz Kafka y, salvando las distancias, la historia de Marina R. A. Esta vecina de Ames no ha sido detenida sin conocer el motivo, pero sí se ha encontrado con la fuerza de lo que el filósofo Thomas Hobbes calificó como el Leviatán. En su caso reconoce que la cuestión es menor, una anécdota, pero demuestra que las instituciones públicas juegan a su gusto con el sistema. Multada el 21 de mayo en la zona azul de la avenida das Ciencias de Santiago, denuncia que no le dejaron tique alguno y que la posterior notificación llegó fuera de plazo, ergo, es nula. El Concello, se lamenta, la aboca ahora a ir al contencioso porque sabe que pagará los 60 euros de sanción antes que meterse en un proceso que le podría salir por unos 1.000.
Dice que aquel día era sábado y creyó que no era necesario sacar el justificante de la ORA. No tenía la multa en el cristal delantero, sino «habría cogido el papel del parabrisas y la habría anulado, aunque tuviera que pagar los seis euros», explica Luis, su marido. Sin tener constancia de la infracción, cuatro meses y 16 días más tarde recibió la notificación con acuse de recibo. En su alegación al Concello de Santiago, les respondió que el plazo máximo para comunicar una infracción leve de este tipo era de tres meses y que, en el caso de tener que averiguar el domicilio del infractor, se ampliaría un mes más. «El tiempo que ha tardado la notificación supera en 16 días el plazo máximo», explica Marina.
El Concello, en respuesta esta alegación, contestó que le notificó la multa en tiempo por correo ordinario, aunque, Marina considera que carece de validez ya que tendrían que habérsela entregado directamente y, además, tampoco la recibió en su casa. A mayores, explica que la sanción cuenta con un defecto de forma, ya que en un primer momento era por estacionar el vehículo en una zona con limitación horaria sin tener el distintivo pertinente, y que más tarde se convirtió en una multa por aparcar en una zona de residentes. «Cosa que allí no hay, tal y como comprobamos», afirma Luis.
Sin efecto
Tras comunicarle al Concello que la multa tiene que quedar sin efecto por los errores llevados a cabo, desde Raxoi vuelven a sancionarla y desestiman el recurso de reposición presentado. En definitiva, «siempre llevas las de perder. Te llevan al contencioso para que pagues porque sino, entre procurador y gastos, no te libra nadie de pagar 1.000 euros. En este caso, con los recargos, la multa saldrá por unos 60 euros, pero si fuera de 1.000 o 2.000 sería lo mismo. Pagas para no andar en líos», destaca Luis, quien asegura que «no es justo. La ley no tiene que ser solo para una parte. Me parece una tomadura de pelo. Existe una normativa que no cumplen y nosotros sí tenemos que cumplirla».
La batalla contra el Leviatán compostelano, afirma el matrimonio, acaba siempre de la misma manera. Con el ciudadano pagando aunque tenga razón antes de llegar a la Justicia. Las cartas, creen, están marcadas.