La inflación reduce un 18 % el volumen de las donaciones al Banco de Alimentos Rías Altas
SANTIAGO
La demanda de ayuda de las familias no deja de aumentar, en cambio, en las asociaciones que reciben los lotes de productos
22 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El Banco de Alimentos Rías Altas —que tiene sedes con almacén en Santiago, A Coruña y Ferrol— se está viendo especialmente afectado por la subida de los precios de los productos de primera necesidad. En Santiago, el almacén está ubicado en el polígono do Tambre. En los últimos meses, Manuel Mora, presidente de la entidad social, calcula que el volumen de las donaciones se ha resentido mucho. «No solo se han reducido las donaciones que se reciben directamente en los bancos de particulares, sino también las cantidades en las campañas de recogidas que se hacen en los supermercados», explica. La razón, dice, no es otra que «la subida de precios. El que donaba dos litros de aceite ahora llega a uno, cambia el de oliva por girasol o dona otros productos».
La reducción se calcula en un 18 %, en un momento en el que las demandas que llegan al Banco de Alimentos desde las asociaciones que trabajan con la entidad están creciendo un 8 %. «Hay menos productos y más gente pidiendo ayuda», constata Mora. Y no solo las donaciones que llegan desde los particulares y desde las recogidas se han visto afectadas, también han mermado las que el Banco recibe desde las empresas. El coste de lo donado se mantiene desde el punto de vista económico, pero «con el mismo dinero se compra menos. Lo vemos todos al ir a comprar». Es habitual que en las campañas de recogida de alimentos en supermercados, el Banco llegue a un acuerdo con las empresas para que donen productos por el valor o por parte del valor de lo adquirido por sus clientes para las campañas. Con estos recursos, el Banco adquiere artículos que se precisan en momentos concretos, así como productos frescos. Aunque pueda mantenerse en cifras similares, al subir de precio los productos «podemos comprar mucho menos», insiste Mora.
Una docena de entidades
En el caso concreto de Santiago, el Banco de Alimentos Rías Altas atiende las necesidades de una docena de entidades sociales frente a las 160 que reciben lotes en toda la provincia, incluidos los concellos del área de Santiago y del Barbanza, que se surten desde el almacén de la capital gallega. En Santiago, la atención se hace directamente con las asociaciones sociales, que perciben ese incremento del 8 % en las demandas que les llegan de familias que están en una situación precaria. En los otros 30 municipios que se atienden desde Santiago se trabaja, fundamentalmente, con los ayuntamientos y con Cáritas Interparroquial de cada zona.
Manuel Mora reconoce que el volumen de lotes de alimentos que se tramitan desde Santiago para entidades sociales que trabajan directamente con familias de la ciudad es menor al que puede tramitarse para otras zonas del área. Esto no significa que las necesidades reales sean inferiores o que no estén atendidas todas. Por el contrario, Mora recuerda que en Santiago hay otro banco de alimentos que puede estar asistiendo a otras familias.
El presidente señala que a las asociaciones que trabajan con el Banco Rías Altas se les pide un control de las donaciones, es decir, tienen que saber a qué personas concretas llega la ayuda que proporcionan. Y estos datos, que son «privados y no se dan a conocer», son los que permiten asegurar un reparto justo.
«Necesitamos lo que más subió: aceite, leche y legumbres»
En los almacenes del Banco de Alimentos Rías Altas faltan muchos productos y «todas las donaciones son bienvenidas», indica Mora. Sin embargo, cuando se le pregunta por las preferencias, el presidente del Banco es tajante: «¿Qué necesitamos más en el Banco? Lamentablemente lo que más subió de precio y se dona menos». Fundamentalmente, resume, «aceite y leche, pero también legumbres».
Desde el Banco insisten en que las donaciones, al margen de la cantidad, siempre son buenas, porque todas suman. Entre los artículos que más se precisan están los alimentos que vienen preparados, porque «permiten que las familias se ahorren el gasto en combustible» para su cocinado. Es el caso de las legumbres precocinadas en botes, y especialmente las que vienen con verduras. También latas de conservas de pescado o carne, porque resuelven comidas, como las salsas de boloñesa o napolitana. En todo caso, la leche es uno de los artículos más demandados en el caso de las familias con niños o para aquellas con personas mayores en la casa, que suelen recurrir a la leche para las cenas.
Manuel Mora confía en que, cuando a la vuelta de las vacaciones estivales abran los almacenes, se pueda mejorar esta situación. El presidente detalla que, antes de descansar unos días, se hizo una entrega a las entidades sociales para cubrir las necesidades de los 15 días del cierre.