El trapicheo de drogas en Xoán XXIII disemina a los sintecho por la ciudad

Margarita Mosteiro Miguel
MArga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

Duermen junto a la Facultade de Historia, en la intermodal y en el Ensanche

13 sep 2023 . Actualizado a las 11:32 h.

Las personas sintecho que pasaban la noche cobijadas en la dársena de Xoán XXIII desaparecieron del lugar hace unas semanas, aunque no de las calles. Algunos vecinos del entorno explican que se registraron problemas de convivencia entre los sintecho y un grupo de jóvenes toxicómanos que frecuentan la dársena, tanto para consumir como para vender drogas. «Les dijeron a los sintecho que tenían que irse, y hasta le rompieron la nariz a uno de ellos», asegura una vecina, por lo que finalmente abandonaron el lugar. En la mañana del lunes, la puerta de cristal de un negocio apareció rota, por lo que suponen que hubo una pelea entre ellos o que rompieron la puerta para hacer daño. Los vecinos de la zona piden que la policía realice controles frecuentes para acabar con el trapicheo.

Forzados a abandonar la dársena por la que acceden los visitantes que llegan a la ciudad en bus, las personas sin hogar que pernoctaban en ese espacio se reparten ahora entre el Ensanche y el casco histórico. Algunos duermen junto a las puertas de acceso a un supermercado de la rúa Montero Ríos, y desde hace unas semanas una persona pasa la noche en un saco de dormir en un hueco de la fachada del edificio de Historia, en Mazarelos. Para evitar la lluvia y el frío se cubre con dos paraguas. Allí permanece hasta bien entrada la mañana.

En la estación intermodal también es frecuente la presencia de personas cobijadas en sacos de dormir. En la dársena de Valle Inclán, un par de sintecho tienen preparado un pequeño campamento con una cajonera, colchones y gran cantidad de utensilios. La rúa Rodríguez de Viguri, en la zona junto al Conservatorio Profesional de Música, también está siendo un refugio para otros sintecho. En O Rueiro, en una zona de monte, hay varias tiendas de campaña que ocupan entre tres y cuatro personas.

Chus Iglesias, conocida por su programa de ayuda a familias sin recursos y por las comidas navideñas del Paluso, apunta que el número de personas sin hogar se ha reducido durante este verano, «porque suelen moverse a localidades con playa». Iglesias suspendió por motivos de salud las salidas nocturnas que hacía a diario para repartir café y otros alimentos a esas personas, pero considera que los que ahora están por la calle en Santiago «llevan muchos años en esta situación y no quieren dejarla».

Esta vecina de Conxo, que mantiene el reparto de lotes de alimentos en su domicilio, asegura que también descendió el número de las personas que acudían a su casa. Durante los tres años de pandemia llegaron a ser 850 personas y ahora son entre 250 y 300, dependiendo de los días. Señala que la diferencia viene dada por el hecho de que «muchos eran trabajadores que no estaban asegurados o que cotizaban menos horas».

El Concello recupera las habitaciones del centro integral de inclusión social

Las obras del futuro centro integral de inclusión social comenzaron el pasado día 4, con los trabajos previos al acondicionamiento del edificio que albergó en su día el centro de interpretación ambiental en Belvís. Esta obra, que será financiada con cargo al plan europeo Edusi, fue adjudicada en julio y la contratación se concretó en agosto con la empresa Gallaecia por 800.0522 euros, con un plazo de ejecución de seis meses. El Concello deberá realizar certificaciones parciales, con el fin de no poner en riesgo los fondos europeos. Lo que tiene asumido el equipo de gobierno es que la ejecución total de la obra no concluirá antes del 30 de diciembre, cuando vence el plan Edusi, aunque apunta que no se perderán los fondos europeos, al iniciarse la obra y comenzar las certificaciones este año.

Este proyecto fue planteado por el gobierno de Compostela Aberta, pero sufrió modificaciones con la llegada a la alcaldía de Xosé Sánchez Bugallo, que retiró los espacios habitacionales. Ahora, el bipartito que conforman el BNG y CA introducirá cambios nuevamente en el proyecto, con el propósito de recuperar en parte la idea original del centro. La modificación es menor, y afecta básicamente «á distribución interior para poder facer as habitacións», según explican desde el equipo de gobierno.

Este centro viene a ser la respuesta que se quiere dar desde el Ayuntamiento a la situación de aquellas personas que viven en la calle o cobijadas en viviendas en estado ruinoso en la ciudad. Además de ofrecerles un techo temporal, la idea es que el centro se convierta en un refugio donde se les pueda ofrecer una atención integral para lograr la inclusión social de esas personas.