El verano agridulce de Ainhoa y sus jugadoras

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Ainhoa García, entrenadora del Hockey Raxoi, vive en Carballo. La gijonesa que acabó en Galicia «por motivos personales» y acabó en la Costa da Morte porque su pareja juega en el club carballés. Dice ella que, aunque en Santiago no hay una tradición en el hockey como puede haber en A Coruña, «queremos crecer y para hacerlo necesitamos unas instalaciones que nos lo permitan y más recursos».
Ainhoa García, entrenadora del Hockey Raxoi, vive en Carballo. La gijonesa que acabó en Galicia «por motivos personales» y acabó en la Costa da Morte porque su pareja juega en el club carballés. Dice ella que, aunque en Santiago no hay una tradición en el hockey como puede haber en A Coruña, «queremos crecer y para hacerlo necesitamos unas instalaciones que nos lo permitan y más recursos». ANA GARCÍA

La entrenadora en Santiago del Hockey Raxoi hizo los deberes para lograr su ascenso esta temporada, pero tienen la tarea pendiente en vacaciones de lograr financiación para competir en la OK Liga

06 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo comenzó con una actividad extraescolar para Ainhoa García López. La gijonesa de 35 años que entrena al equipo de hockey femenino de Santiago que logró esta temporada el ascenso a la máxima categoría, cuenta que ella empezó a practicar este deporte en el colegio. Tenía unos patines en línea y fue con los que empezó a jugar con el stick. «Al estar empezando, valía cualquier tipo de patín. A los 2 o 3 años ya pasamos al club Gijón Solimar y ahí ya cambiaron los patines», cuenta. Recuerda con cariño aquella etapa, a las órdenes del técnico Fernando Sierra: «Empecé a competir en el club en el 2002. Al principio no había apenas equipos femeninos y, además de jugar en mixtos, Fernando nos desplazaba a Galicia, donde había una liga sénior autonómica. Luego se formó una interautonómica en la que estaban Galicia, Cantabria, Madrid y algún club de Castilla y León. Y eso fue creciendo hasta lo que es hoy».

Ainhoa puede presumir de haber ganado como deportista cuatro copas de Europa, una OK Liga (la división de honor) y dos Copas de la Reina. Colgó los patines a nivel nacional en el 2012 y, aunque estudió magisterio de educación primaria, nunca llegó a ejercer. Su carrera continuó en los vestuarios, como coordinadora y entrenadora de las nuevas generaciones. «Descubrí este mundo muy jovencita. Tenía 22 años y mi aterrizaje fue un poco caótico, pero me gustaba mucho trabajar con niños y niñas, y era otra forma de seguir ligada al hockey. Cuando miro atrás y veo cuánto tiempo invertí sin una recompensa solo se explica porque esto era lo que realmente me gustaba», relata una mujer que se puso al frente del equipo femenino del Hockey Raxoi hace 4 años.

En esta cuarta temporada puede decir que hicieron los deberes y disputaron un emocionante partido de ascenso el 4 de mayo en el pabellón de Vite, con remontada incluida en la segunda parte. Llegaron al descanso con un 0-2 en contra, pero terminaron el encuentro con un 3-2, arropadas por unas gradas concurridas como nunca. Pero, a pesar de todo el esfuerzo que supuso llegar hasta allí, con 3 días de entrenamiento semanal —cuando varias jugadoras tienen que desplazarse a propósito desde A Coruña, Vigo o Carballo—, hicieron una «celebración tímida». La victoria les dejó un sabor agridulce, porque por mucho que hubieran hecho historia sobre la pista, sabían que quedaba por delante una tarea pendiente: conseguir la financiación necesaria para poder participar en la máxima categoría y cumplir el sueño de un grupo de chicas de entre 17 y 24 años en la OK Liga.

Están con la miel en los labios, pero no acaban de saborear el dulce sabor de la victoria, una que vale 150.000 euros. Poco a poco, el club dirigido por Miguel Rodríguez ha ido recabando apoyos y sienten un «mayor compromiso institucional», dice Ainhoa, quien pide un último espaldarazo: «La junta directiva lleva un mes y medio trabajando día tras día, de manera constante, picando muchas puertas y ya parece algo más viable». La entrenadora destaca el valor de tener un club en la ciudad que cuenta con un equipo masculino y femenino compitiendo a nivel estatal, dispuesta a enfrentarse a lo que venga con una plantilla de la que se siente orgullosa: «Es un grupo muy trabajador, con toda la predisposición del mundo y da igual la fecha que pongas a un entrenamiento, no fallan. Siempre digo que es un grupo muy sano».

Incide también Ainhoa en la importancia de disponer de unas instalaciones, tras sufrir las dificultades en un pabellón que utilizan varios equipos a la hora de organizar los entrenamientos y los partidos. La temporada pasada estuvieron entrenando dos días en esta pista (hasta que se hicieron reformas y se trasladaron a una en Lamas de Abade) y, para el tercero, se desplazaban al principio hasta Esteiro (Muros). Luego pudieron conseguir un recinto más cercano, en Sigüeiro (Oroso), pero «siempre es más complicado para todas casar los trayectos y buscar una forma para llegar hasta allí y regresar», apunta. Constata Ainhoa que es muy bonito ver el pabellón lleno, como sucedió en el partido de ascenso «Este es un deporte minoritario y lo normal es que acudan a vernos los familiares, gente del club y de las bases. Es bueno tener referentes y ser un espejo en el que se miren los que vienen detrás, pero es complicado que un ciudadano que no tenga nada que ver con el hockey asista a nuestros partidos. Santiago tampoco es una ciudad con una gran tradición en este deporte como sucede en A Coruña, pero queremos crecer y para hacerlo hay que tener las instalaciones y más recursos», concluye.