El personal del «servizo de benvida» de la campaña Fráxil destaca el respeto de la población local y el desconocimiento de la ciudad de turistas y peregrinos
29 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La recta final de agosto se deja sentir en Santiago con cierta sensación de que el número de turistas ha descendido pero la llegada de peregrinos se mantiene. En este contexto, y con la previsión de que las grandes peregrinaciones llegarán en septiembre, el «servizo de benvida e información a pé de rúa», que completa la campaña de concienciación turística Fráxil, cumplía ayer seis días de trabajo, un corto período de tiempo que permite conocer las percepciones de las diez personas que, agrupadas por parejas, informan y conciencian sobre buenas prácticas a turistas y peregrinos.
Hugo Caamaño y Patricia Parafita, ambos de 21 años y con titulación técnica en Turismo, forman una de las cinco parejas repartidas por toda la ciudad. Con chalecos y mochilas de color blanco serigrafiados con el lema de la campaña Fráxil, y con indicativos de que forman un servicio turístico, reconocen que en algún momento los confunden con una oenegé que busca fondos «ou que queremos vender algo», pero cuando se presentan como lo que son reciben más atención. «Na maioría das veces somos nós os que nos achegamos, pero hai algunha persoa que ven a preguntar» explica Hugo Caamaño, que valora positivamente la actitud de sus interlocutores: «É xente bastante ‘maja’ e acolledora, e as persoas que din que non marcha con presa».
Eso sí, ambos confirman que el colectivo que más se le resiste son los grupos de peregrinos que apuran el paso o el transporte para llegar al Obradoiro. «Intentamos falar con eles, pero a maioría non queren parar porque parte deles quedan atrás». En estos seis días han utilizado el sonómetro para informar a los más ruidosos del nivel de decibelios que generan para que tomen conciencia y suavicen el tono, sobre todo de sus cánticos.
«Ao principio, o sonómetro cólleos un pouco de sorpresa, pero despois, moitos dannos a razón e incluso piden perdón», añade Patricia Parafita, que al igual que su compañero de equipo tienen muy claro desde el primer momento las características de su trabajo. «Somos informadores, non podemos prohibir nada», coinciden ambos, por lo que la forma de afrontar el contacto con personas y grupos en actitud reprobable pasa por «achegarse de xeito amable e non recriminando nada».
Encuesta y atención hasta el 6 de octubre
La forma de trabajar de las cinco parejas de informadores está definida en todo momento. También la duración de su trabajo, que mantendrán hasta el 6 de octubre con horario de 9 a 13 horas. Tras un primer contacto inicial, en tono cercano y amable, piden colaboración para una encuesta en la que preguntan por lugar de procedencia y tipo de viaje (en solitario, pareja, en familia, grupo de amigos o en viaje organizado. Y cuando les ofrecen un listado de destinos como la Catedral, Alameda, la Praza de Abastos, la Cidade da Cultura o la Colexiata do Sar, perciben que muchos desconocen estas opciones por lo que agradecen la información y apuntan estas opciones, con información accesible a través de internet, ya que los informadores sustituyen cualquier tipo de soporte en papel por tabletas. Con ello consiguen otro de los objetivos del plan Fráxil, repartir la afluencia de turistas por más espacios de la ciudad. En la encuesta también se les pregunta el tipo de alojamiento que prefieren y el tiempo máximo de estancia prevista. Y dependiendo de las respuestas ofertan información complementaria. Sus interlocutores suelen preguntarles cómo se llega a alguno de los lugares que les recomiendan y no suelen pedir recomendaciones sobre hostelería o actividades de ocio.
De su trabajo en la calle estos informadores también destacan la buena acogida que perciben en la ciudadanía y la hostelería, ya que es habitual que se interesen por su tarea, que agradecen y ven necesaria.