Las clases volvieron ayer a la normalidad en el Conservatorio Superior de Música de Santiago, donde el miércoles tuvieron que ser suspendidas por los daños ocasionados por el paso de la borrasca Kirk. José Luis Quintás Carreira, director del centro, explicó que la decisión de suspender fue «por el estado exterior del centro», y con el fin de garantizar la seguridad de los alumnos. Aclaró que en el interior no hay daños. Tras una evaluación se decidió retomar la actividad lectiva de los casi quinientos alumnos del centro, de los que alrededor de trescientos tenían clases ayer jueves.
Durante buena parte de la mañana de ayer, un equipo de operarios se afanaron en la retirada de toda la estructura de metal que recubre el tejado del edificio, y que quedó inservible. Hasta que la Consellería de Educación afronte la reparación de los daños, el tejado quedará protegido por una lona que fue anclada para evitar que pueda moverse o desprenderse. Esta protección tiene como función evitar que se produzcan filtraciones de agua al interior del conservatorio. El director explicó que, según los avisos recibidos por vecinos del conservatorio, los daños se produjeron en torno a las 6.30 de la mañana. Algunas de las planchas del aislante, debido a la ligereza de su material, aparecieron esparcidas a bastante distancia del edificio.
Otro de los puntos donde ayer aguardaban a los bomberos es la escuela de educación infantil de Fontiñas. En este caso, un árbol cayó sobre el edificio, causando daños en el lucernario. Pese a lo aparatoso del siniestro, las clases no se suspendieron y transcurrieron con normalidad. Aunque uno de los cristales de la cúpula está roto, lo que afecta a uno de los baños del centro, el propio árbol sirve de protección para evitar que entre agua. Los bomberos de Santiago esperaban retirar este y los otros 19 que aún quedan pendientes entre las jornadas de ayer y la de hoy.
La Alameda es uno de los lugares donde se acumulan más daños. Los equipos de Parques e Xardíns centraron ayer su trabajo en el paseo central y en el de Os Leóns, por ser dos de los espacios más visitados diariamente. Uno de los trabajadores que se afanaba en devolver la normalidad al recinto reconocía que la imagen era «de catástrofe».
Según Xesús Domínguez, que ayer agradeció la dedicación de todos los servicios y equipos de emergencias implicados en dar respuesta a los efectos de la borrasca, también se están reubicando contenedores movidos por el viento y limpiando restos, en estos últimos casos por parte de Urbaser, la concesionaria de la limpieza, a la que agradeció el «importante esforzo para manter a recollida do lixo durante a noite do temporal», un temporal que dejó numerosas incidencias en la ciudad.