Los centros singulares de investigación se abren al público: «Vine a jugar con robots»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Tinta invisible, pelotas saltarinas con polímeros o guerras de robots; niños y adultos se acercaron a la ciencia con mayúsculas a través de pequeños experimentos

24 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Nico y su hermana Vega participaron como otros cientos de niños en la jornada de puertas abiertas que cinco centros singulares de investigación de la USC organizaron este sábado. Los cinco —Cimus, Ciqus, Citius, Cretus e Igfae— están acreditados y forman parte de la red Cigus de la Xunta, por eso el Cretus colabora por primera vez, ya que acaba de lograr este sello. Nico, de seis años, acudió al Citius acompañado de su madre y con el convencimiento de pasárselo bien, «vine a jugar con robots». Y no se equivocó. El director científico del centro, el catedrático y exrector Senén Barro, recibió a los participantes y explicó de forma amena el funcionamiento del instituto. Un centro de investigación en tecnologías inteligentes que no se olvida que la verdadera inteligencia es la humana y, con ella, su lenguaje. «Corremos o risco de delegar o máis precioso que temos na intelixencia artificial, as linguas». Por eso animó a los padres a formar a los niños en lo más revolucionario que tienen, el lenguaje.

Ya dentro, en los talleres, los peques hicieron cuatro propuestas. De peleas entre robots de combate y sumos, a programación de videojuegos pasando por un Scalextric de leds o un juego de electricidad. Pequeños experimentos que demuestran que la ciencia, además de generar conocimiento, divierte.

Al lado del Citius el vestíbulo y los pasillos del Ciqus, el centro de investigación en química biológica y materiales moleculares, también rebosaba juventud. Los niños participaron en seis pequeños laboratorios en los que hicieron sus primeros pinitos como científicos, «en una hora se llenaron todas las plazas de los cinco centro singulares, hay mucha demanda por parte de la sociedad para conocer cómo funcionan estos centros», explicaba la directora adjunta de este centro de excelencia, Dolores Pérez Meirás. Los infantes observaron cómo el calor se convierte en energía eléctrica, vieron microorganismos a través de un microscopio, hicieron un polímero que acabó siendo una pelota saltarina —que se llevaron a sus casas— y experimentaron con fluorescencia o tinta invisible.

Esta parte divulgativa de los centros de investigación, explicaba Dolores Pérez, «es también nuestra responsabilidad. Además queremos que haya diálogo, no solo mostrar sino también descubrir los intereses y las dudas o preguntas que se hace la sociedad». Esta no es la única actividad en la que participa el Ciqus para mostrar su trabajo pero sí quizás la actividad estrella porque los cinco centros acreditados se unen en esta jornada lúdica.

La iniciativa no se centra solo en los niños sino que también hay talleres y charlas para adultos, que además pueden visitar las instalaciones, «todo se hace de forma didáctica explicando para qué se usan los equipos y dándoles un contexto», concluye la directora adjunta del Ciqus.

De la física a la medicina

Los participantes pudieron conocer el trabajo y la investigación que se realiza en estos centros, cuyas líneas de investigación abarcan la química, las tecnologías inteligentes, la medicina molecular, la física o las ciencias ambientales. El objetivo de esta tarea divulgativa es que los adultos entiendan el trabajo puntero que realizan los investigadores y fomentar las vocaciones científicas entre los más pequeños. «Son nuestros propios investigadores los que colaboran —explica Dolores—, sobre todo los más jóvenes, y disfrutan haciéndolo». Científicos como Beatriz Pelaz, que acaba de recibir uno de los premios nacionales de investigación 2024 del Ministerio de Ciencia, en concreto el Felisa Martín Bravo, que reconoce el trabajo en el campo de las ciencias físicas, los materiales y la tierra en investigadores de hasta 40 años.