La nueva y celebrada filosofía de puertas abiertas del restaurante de A Ponte Maceira

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Borja Rodríguez en el restaurante Ponte Maceira, que hoy celebra una jornada de puertas abiertas para dar a conocer los cambios hechos en un espacio con una larga historia que cuenta con dos comedores, terraza cubierta y bar. Cerrarán los lunes por descanso de personal, a partir del martes abrirá el bar desde la mañana a la noche, de miércoles a domingo darán comidas y las cenas solo viernes y sábados.
Borja Rodríguez en el restaurante Ponte Maceira, que hoy celebra una jornada de puertas abiertas para dar a conocer los cambios hechos en un espacio con una larga historia que cuenta con dos comedores, terraza cubierta y bar. Cerrarán los lunes por descanso de personal, a partir del martes abrirá el bar desde la mañana a la noche, de miércoles a domingo darán comidas y las cenas solo viernes y sábados. PACO RODRÍGUEZ

Con el cambio de gerencia habrá dos cartas, una para picoteo y otra para los comedores, en el icónico establecimiento con vistas a uno de los pueblos más bonitos de España

29 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Un cambio se lleva cocinando desde hace un tiempo en el único restaurante que hay en A Ponte Maceira, declarado uno de los pueblos más bonitos de España. Tras el cambio de gerencia, comienza otra etapa, con una nueva y aplaudida filosofía, en este establecimiento con encanto situado en un enclave de ensueño, a orillas del río Tambre, con unas vistas privilegiadas del puente medieval que une los concellos de Ames y Negreira y del conjunto monumental formado por el poblado primitivo, los antiguos molinos harineros, la presa, capilla de San Blas y pazo de Baladrón. «Eu vivo a cinco minutos de aquí e son un súper namorado da zona, un sitio idílico que é distinto cada día: se fai sol, se chove, se o río vai cheo... Persoalmente, paréceme un pecado non poñer en valor cada un dos seus recunchos e presumir deles», explica Borja Rodríguez Fernández, negreirés de 43 años afincado en Reino.

Por eso, después de realizar un lavado de cara del interior y exterior del local (incluida la limpieza e iluminación de la fachada declarada BIC), el nuevo responsable organiza hoy una jornada de puertas abiertas: «Quero abrir isto a todo o mundo e que a xente perda o medo a entrar aquí. Sei que desde fóra impón un pouco e parece máis caro do que realmente é. Entendo que é un lugar do que debería poder desfrutar calquera, tanto se quere un café coma ir ao baño ou sentarse a comer». Ahí está uno de los grandes cambios —aunque Borja no lo diga abiertamente por una cuestión de respeto y elegancia— y es que el restaurante se había ganado la fama de trabajar solo bajo reservas y de estar la mitad del tiempo cerrado, sin tener en cuenta los servicios básicos que demandan los miles de peregrinos y turistas que visitan cada semana A Ponte Maceira, además de pescadores y vecinos del entorno. El hostelero barcalés ya empezó a bregar en esta dirección cuando en verano abrió A Ponte Vella River Club, una terraza de verano pegada al restaurante que el resto del año sirve de párking y que pretende recuperar la próxima temporada con mejores instalaciones y servicio.

A partir de ahora, explica, en el restaurante Ponte Maceira (ha mantenido el nombre) habrá dos cartas, una de tapas y raciones para la zona de bar y otra carta de temporada para los comedores y terraza cubierta: «Imos empezar pouco a pouco, coas comidas de Nadal reservadas para grupos de ata 30 persoas, aos que ofrecemos tres menús, e co picoteo da parte do bar. E, xa a partir de xaneiro, comezará a cociña a funcionar ao 100 %, con pratos moi tradicionais, como estufados, e produto de proximidade. E idea é que unha persoa poda darse unha homenaxe aquí a partir dos 30 euros. Haberá peixe salvaxe e un dos pratos estrela será o salpicón de marisco. Dentro dun mes empezaremos tamén con pulpadas os domingos e faremos xornadas gastronómicas, empezando por unha de cocido». 

«Vai ser unha cociña elaborada, feita cun produto de máxima calidade, coa que se busca ampliar a oferta gastronómica da contorna, que é moi boa. Non se pode competir cos chuletóns de A de Totó, o bacallo de Casa Salvador ou un referente como é Casa Barqueiro. Eu non teño esa experiencia e sería ridículo querer poñerme ao seu nivel. Imos ir por un termo medio e pedir o xusto non só polas vistas senón por unha boa cociña», concluye Borja.