Un estudio de la USC dispara las alertas: el 20 % de las mujeres de 55 a 64 años ya consumen ansiolíticos o sedantes

SANTIAGO

Imagen de archivo de una farmacéutica buscando por un medicamento
Imagen de archivo de una farmacéutica buscando por un medicamento PACO RODRÍGUEZ

La investigación, liderada por Mónica Pérez Ríos, remarca que también se percibe «un aumento preocupante en poblaciones más jóvenes»

11 dic 2024 . Actualizado a las 20:01 h.

El consumo de hipnosedantes psicofármacos depresores del sistema central nervioso central— se ha disparado entre el 2005 y el 2022. Así lo afirma un estudio de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), que indica que ha pasado de un 3,7 % a un 9,7 % de la población, siendo las mujeres de entre 55 y 64 años las que más los utilizan. La evidencia llega a través del artículo Consumption of hypnosedatives in Spain: characterization and time trends, 2005-2022, en el que se destaca que, durante el 2022, un 20 % de ellas consumieron alguno de estos fármacos

El equipo liderado por la profesora de la Facultad de Medicina y Odontología, Mónica Pérez Ríos, afirma que existe a su vez un aumento preocupante de su uso entre la gente joven. La investigación salió publicada en Gaceta Sanitaria. También participaron las profesoras de Medicina Preventiva y Salud Pública, Leonor Varela, Julia Rey y Cristina Candal: junto a Carla Guerra, Ana Teijeiro y Nerea Mouriño. El trabajo que describe dicha evolución contó con financiación del Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad. 

«Los trastornos mentales representan un reto para la salud pública por su alta prevalencia y el impacto en la calidad de vida y morbilidad de las personas», destacó la profesora Pérez Ríos. Los resultados colocan a España como una zona de alta prevalencia de consumo de hipnosedantes. Tal y como indican las expertas, las principales usuarias corresponden con mujeres de edad avanzada, con un nivel educativo básico o intermedio, inactivas laboralmente, que no conviven en pareja, nacidas en España y consumidoras de tabaco o cannabis. 

«Es crucial actualizar los planes autonómicos de adicciones, promover estrategias preventivas y la colaboración entre autoridades sanitarias, profesionales médicos y la población para abordar las desigualdades en salud mental y asegurar una atención adecuada y una prescripción responsable», cerraron las investigadoras.