En las proximidades está el puente de Augapesada y Ponte Maceira
23 ene 2021 . Actualizado a las 04:50 h.Como quien, dice recién inaugurado. Es el que llaman Bosque do Peregrino, aunque lo más probable es que por ahí no se acerque nunca ningún peregrino, visto donde está, pero la idea merece el aplauso y la visita. Se halla en Ventosa, Ames, no muy lejos de la Prolongación a Fisterra y Muxía, poco después de dejar atrás Augapesada. O sea, en un enclave del que en estos momentos solo pueden disfrutar los ciudadanos de Ames.
Se trata de una zona muy abierta en la que el covid debe brillar por su ausencia. Y se llega a ella desde Bertamiráns directamente, girando a la izquierda (en ascenso) cuando a mano contraria quedan unos talleres. La subida es corta, y muy pronto se alcanza el aparcamiento, amplio, y el bosque de 35 árboles de especies como castaños, fresnos, alcornoques, abedules y, por supuesto, carballos. Y allí mismo espera un estupendo mirador sobre el valle de Amaía y las montañas que lo cierran.
Hay que volver sobre los pasos (de seguir la carretera se daría en Roxos, y eso ya sería pisar el municipio compostelano, algo prohibido en estos momentos) y descender a Augapesada, y antes de girar a la izquierda por la carretera por la cual vino el excursionista desde Bertamiráns, hacerlo por donde está la señal del Camino de Santiago.
Se encuentra en este punto un puente considerado romano. Por encima pasaba la vía antes, y en sentido contrario a la actual. Por cambiar, cambió hasta el curso de agua: ya no corre bajo su arco principal, sino por debajo de uno mucho más pequeño situado en un extremo. Cosas de la civilización.
Todo eso hay que hacerlo en coche o en bicicleta. Pero si apetece caminar, entonces la recomendación es seguir las señales del Camino y dos centenares de metros más adelante dejar el vehículo y acometer una magnífica cuesta con muy buen firme, que tiene el problema hoy general a casi todas las rutas jacobeas: se le ha dado un ancho improcedente, y encima no se han colocado unas piedras a modo de barrera para impedir el paso de todoterrenos y similares.
La subida, en realidad, es muy corta, pero como tiene una buena pendiente da la impresión de que se estira. Pero no, son solo unos escasos 1.300 metros hasta dar de nuevo con el asfalto.
Y si alguien ha ido con el coche por la carretera paralela, entonces la invitación consiste en continuar por esa pista, dejar atrás Trasmonte y por un pequeño bosque descender levantándose a la izquierda la casa con cierta nobleza del histórico líder sindical Pancho Bello y plantarse en uno de los pueblos más bonitos de España: Ponte Maceira. Un excelente puente sobre el río Tambre que no se puede cruzar del todo, puesto que la otra orilla pertenece a otro municipio, Negreira. Cosas circunstanciales de los perímetros sanitarios. Un pequeño engorro. Pero peor es arriesgarse, de manera que no hay razón para complicar el final de una excursión segura. Y es que no hay peregrinos a la vista y la soledad está garantizada.
COMIENZO
42°53’14’’ N 8°37’47’’ W
LA FOTO MÁS PERSONAL
Subiendo la cuesta.
EL DESAFÍO
Hacer la ruta en bicicleta.
EL PASADO
Ponte Maceira está ligado a la tradición jacobea.