Vicente Casais, invidente de Melide: «Temo collerlle medo a cruzar, e logo deixar de saír á rúa»

Natalia Rodríguez Noguerol
n. noguerol MELIDE / LA VOZ

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Apela a la precaución para circular por la localidad y se queja de la falta de respeto de los automovilistas

21 sep 2022 . Actualizado a las 05:05 h.

Vicente Casais tiene un extraordinario sentido de la orientación. Lo desarrolló por supervivencia.. Se quedó ciego a los 17 años, y, desde entonces, camina con la única ayuda de un bastón; el mismo con el que guía desde una cafetería en pleno centro de Melide hasta el paso de cebra de la avenida de América, en la confluencia con la travesía que define, a su paso por la localidad, la carretera autonómica Betanzos-Agolada (AC-840). En ese punto quiere inmortalizar Vicente la imagen que ilustra esta información, para dar cuenta y para concienciar de las dificultades a las que se enfrenta a diario cuando cruza las calles en las que el tránsito de viandantes y el tráfico rodado no se regulan mediante semáforos. Es decir, la inmensa mayoría en Melide.

«Os coches non me respectan; non vou dicir todos, pero...», se queja el hombre, después del susto que se llevó días atrás cuando cruzaba en la avenida de Toques, por donde, según cuenta, pasea con frecuencia. Lleva ya unos cuantos sobresaltos en el cuerpo desde que hace cinco meses reside en la localidad melidense, que recorre de un lado a otro, utilizando como referencia los pasos para peatones que cuentan con semáforo en la ronde A Coruña, y en el centro urbano. Con ánimo cordial, este nuevo vecino de Melide apela a los conductores «para que teñan, por favor, coidado comigo cando me vexan, porque son invidente total».

Después de casi 8 años viviendo en A Coruña, Vicente Casais se mueve como pez en agua por la calle. «Por non ver, non teño problema», dice el hombre, bregado a transitar entre peatones en el trajín circulatorio de la ciudad, a la que aún se desplaza en autobús de línea «para cambiar de aires», afirma. Es algo que tiene por costumbre, al igual que salir a hacer vida fuera de casa en Melide. Y con 57 años, no quiere renunciar a ninguna de ellas. Por eso Vicente llama a la prudencia a la hora de conducir. Confiesa que teme «collerlle medo a cruzar, e logo non saír á rúa». Y de llegar a ese extremo, «¿que facemos? Apaga e ímonos», dice el hombre. Fue él, según cuenta, el que, en su día, ya pidió que los semáforos que regulan la circulación viaria en Melide emitan, como hacen, sonido para avisar al viandante que puede cruzar la carretera con toda seguridad.