Los vecinos de O Pino se concentraron ayer durante varios minutos frente a las emblemáticas torres de viviendas que se levantan en esa zona de la capital ourensana para mostrar su apoyo a la familia de Ramón Quintana, un hombre de 41 años que falleció el pasado lunes tras ser atropellado por un vehículo que circulaba por la N-120 que cruza el barrio. Pero además del gesto de solidaridad querían llamar la atención sobre la alta tasa de accidentes que tiene la zona que achacan, al igual que este último atropello mortal, a la alta velocidad a la que circulan los vehículos en ese tramo interubano.
Aseguran estar «máis que fartos» de que no se ponga remedio a la situación y que no se les haga «ningún caso» a sus peticiones. Entre ellas, exigen más control policial, señalización a 50 kilómetros por hora «e que coloquen máis radares, verás como cando empecen a chegar as multas, suben o pe», señalaba uno de los presentes. Para los vecinos está claro que la velocidad a la que se circula en esa zona es excesiva «e non hai máis que ver onde queda o semáforo onde o atropellaron e onde acabou o corpo; eso non pasa si vas a cincoenta», matizaban indicando el montón de flores que fueron colocando los concentrados.
Pero su queja no se limita únicamente a la velocidad. También consideran escasos los pasos peatonales de la zona y la iluminación. Recuerdan que este último suceso tuvo lugar poco antes de las once de la noche «e, como pasa moitas veces, coincidiu que o alumeado público non funcionaba».
Como la convocatoria de ayer surgió «espontánea de nós mesmos, non da asociación» todas estas demandas no tienen forma oficial, pero según aseguraban los presentes en la concentración, este es el principio de una serie de acciones para llamar la atención una problemática que sufren «dende hai moitos anos, demasiados». Entre otras medidas, además de insistir con las peticiones a los organismos pertinentes, ayer se barajaba la posibilidad incluso de organizar cortes del tráfico.