Javier Veiga está detrás de una de las actividades más valoradas en España del último año en el portal de experiencias de Aladinia
20 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Volar ya está al alcance de cualquiera y no solo como pasajero sino a los mandos de un avión ultraligero. Ser piloto por un día, sin necesidad de un título ni experiencia previa, se ha convertido en uno de los planes de moda a nivel nacional. Y la empresa que empezó a ofrecer esta actividad en Galicia ha conseguido entrar en la lista de experiencias más valoradas en España del último año en el portal de Aladinia. El aeródromo de Castriz, en Santa Comba, es el lugar desde el que despegan los vuelos de Piloto por un día, una propuesta que puso en marcha un hombre llamado Javier Veiga —«pero no soy el actor», aclara él nada más comenzar la conversación—.
Nacido en Lalín y afincado en Silleda, él empezó a pilotar hace 13 años, a sus 31, cuenta: «Me saqué la licencia de navegación en ultraligero porque siempre me gustaron los helicópteros, era mi pasión, pero tomar clases sueltas era carísimo y el título de piloto ronda los 60.000 euros. La única forma de poder volar, más o menos económica, es haciendo el curso de ultraligero, que cuesta unos 1.500 euros. Y puedes conseguir el propio aparato, en el mercado de segunda mano, a partir de unos 2.500. Como a mí me gustaba pilotar y tengo una empresa de turismo activo, Aventura Noroeste, empezamos hará unos 10 años con rutas para disfrutar de los paisajes de Galicia desde el aire. Empezó a gustar tanto y funcionaba tan bien como un regalo especial que decidimos ir un paso más allá y que la gente, en vez de volar como pasajeros, pudiera vivir la experiencia de pilotar y eso ya fue un bombazo. Teníamos aviones de escuela, con doble mando y todo los sistemas de control dobles. De esta forma una persona puede probar algunas de las maniobras básicas, siempre con el apoyo de un instructor».
En los ultraligeros, que se diferencian de las avionetas por ser de menor peso y tener una matriculación distinta, solo tienen dos plazas (una de ellas ocupada por el instructor), por lo que este es un obsequio ya habitual para celebrar ocasiones especiales, desde cumpleaños y despedidas de solteros a jubilaciones. «Viene un perfil muy, muy, variado de gente. Tanto hombres como mujeres. La mayor parte son de Galicia, también llama mucha gente que viene de viaje por distintos motivos y buscan este extra. Aunque no hay edad mínima, se recomienda a partir de 14 años porque no sabes cómo va a reaccionar un niño en el aire [los menores de edad deberán contar con autorización de su tutor legal y ser acompañados por un adulto hasta la zona de vuelo]», aclara Javier, quien trabaja con un equipo de instructores de vuelo profesionales.
«Llama la atención que haya personas miedo a las alturas que vuelen, pero al ir sentado, sujeto por un cinturón y dentro de una cabina no da tanto vértigo. También tenemos ultraligeros a los que sacamos las puertas en verano, cuando hace más calor, y la verdad es que se agradece. Hay que destacar que estas aeronaves tienen autonomía para planear y un paracaídas balístico propio, integrado en el ultraligero y capaz de soportar su peso y el de los ocupantes. Nunca se utilizó hasta ahora, siempre se pudo realizar un aterrizaje de emergencia, ya sea en un campo de fútbol, en una parcelaria u otro terreno similar», añade.
El vuelo más corto que ofrecen es por la costa de Bergantiños (145 euros por media hora), seguido por la Costa da Morte (229 euros, una hora), Santiago-Finisterre (249, hora y cuarto) y Rías Baixas (299, hora y media). Son siempre tiempos aproximados, ya que las condiciones meteorológicas condicionan la experiencia. «El viento en contra siempre nos penaliza y, si lo tenemos a favor, la ruta se hace más rápido, pero en ese caso damos una vuelta más para que siempre sea el viaje más largo», indica el responsable de Piloto por un día.
El dezano explica que tenían una segunda base en Baños de Molgas (Ourense), pero dejaron de operar allí por las restricciones que había a volar sobre el Cañón del Sil, protegido como parte de la Reserva de la Biosfera de la Ribeira Sacra, Serras do Oribio y O Courel. En el caso del aeródromo de Castriz, presenta la ventaja de ser una zona de vuelo libre, subraya el dezano: «Desde allí hasta la costa no pasa ningún tipo de línea aérea, lo que para nosotros es una ventaja. Eso no impide que volar en el resto de Galicia, pero hay que conocer las zonas de cruce y otra información añadida».