Nueve horas de espera en «condicións inhumanas», una emergencia médica y dos embarques frustrados llevaron al límite a los pasajeros que volaban de Santiago a Barcelona ayer

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Los pasajeros que viajaban ayer de Santiago a Barcelona embarcan por tercera vez y, tras nueve horas en el aeropuerto, ven desde su avión cómo atienden una emergencia médica que obligó a desviar a Lavacolla otro vuelo que se dirigía a Manchester.
Los pasajeros que viajaban ayer de Santiago a Barcelona embarcan por tercera vez y, tras nueve horas en el aeropuerto, ven desde su avión cómo atienden una emergencia médica que obligó a desviar a Lavacolla otro vuelo que se dirigía a Manchester. CEDIDA

Todo comenzó con una alarma en el sistema del avión de Ryanair, en una jornada llena de incidencias en el aeropuerto de Lavacolla

30 nov 2024 . Actualizado a las 12:37 h.

Los pasajeros que tenían previsto volar ayer de Santiago a Barcelona a las 14.15 horas con Ryanair vivieron una experiencia que puso a muchos de ellos al límite de su paciencia. Acabarían pasando nueve horas hasta que finalmente salió su avión, pasadas las 23.00, cara su destino. Y, por el camino, hubo dos embarques frustrados y una emergencia médica que afectó a uno de los viajeros, al que tuvo que atender una ambulancia en la misma pista del aeropuerto de Lavacolla.

«Surrealista». Así define una vecina de Muros que estaba entre el pasaje lo vivido. «O noso voo tiña que saír ás 14.15 horas. Embarcamos con normalidade e, cando estabamos xa para despegar, avísannos por megafonía que saltou unha alarma do sistema do avión e que temos que volver para atrás, de cara ás pasarelas, para facer as revisións pertinentes. Os chequeos que ían ser dunha hora, íanse retrasando outra hora e outra máis. Estivemos tres horas metidos no avión, en condicións inhumanas. Acabamos medio afogados, porque cortaban o aire acondicionado alegando que tiñan que facer uns chequeos no motor e era necesario para iso apagalo. Había nenos, xente maior... De feito, uns pais cun bebé decidiron voluntariamente irse», relata.

Los ánimos se fueron caldeando entre el pasaje, tal y como muestran los vídeos grabados por los propios viajeros. «Estivemos a punto da revolta popular no avión», explican. «Perdonad, ya está bien, ¿no?», reclamaban ya con voz irritada a la tripulación. «Tengo gente mayor aquí y se va a desmayar», advertía otro. «¿Podemos informar de manera que se entere todo el mundo?», alzaba la voz una mujer, alterada por la falta de explicaciones tras horas de incógnita. «Que vengan e informen, que hablen por el megáfono o que hagan lo que tengan que hacer...», añadía.

Finalmente, decidieron desembarcar al pasaje y, ya en la terminal, le dieron unos vales para consumiciones en los establecimientos del aeropuerto durante la espera, uno de 8 y otro de 4 euros. En principio, la intención era embarcar de nuevo a las 20.00 horas, pero todo se complicó de nuevo. «Ás 20.00 avisáronnos pola aplicación que había un novo retraso e o voo non sairía ata as 22.00. Ás 21.30 empezamos a embarcar de novo e tivéronnos media hora fóra, na fila esperando. Tiveron que traer sillas de rodas para a xente maior porque aquelo, despois de tantas horas no aeroporto, xa eran unhas condicións inhumanas, e menos mal que non facía moito frío nin chovía... Un señor maior tivo unha emerxencia médica e, polo visto, foi bastante grave porque nos mandaron ao cabo de media hora regresar de volta á terminal porque tiña que vir unha ambulancia a atendelo. A azafata de terra comentou que conseguiron reanimar ao home cando estaba na ambulancia. E, ás 22.45 volvemos a embarcar por terceira vez, que foi a vencida, e despegamos pasadas as 23.00», indica la muradana.

En su caso, hacía en Barcelona escala para coger otro vuelo hacia Dublín, a media tarde. Como llegó cerca de la 1.00 a la ciudad Condal, decidió quedarse a dormir en el aeropuerto, ya que le dieron un asiento en el primer avión que salía al día siguiente a Irlanda, a las 5.45 horas. «Sorte que me cubriron ese outro voo para alá, e de chiripa. Eu estaba desexando chegar e decidín que, para durmir un par de horas no hotel, non me compensaba collelo», argumenta. «A de onte foi unha xornada catastrófica no aeroporto de Lavacolla, cunha chea de incidentes. Contaba unha azafata cando esperábamos a facer o embarque definitivo que viña aterrar un voo de Fuerteventura a Manchester que tiveron que desviar a Santiago por outra emerxencia médica. Estando xa nós no noso avión vimos como recibían en pista a ese outro pasaxeiro. E houbo máis voos retrasados, como o de Málaga», señala.