Por formación y por profesión, soy persona de números, y donde hay números, hay claridad. Por ese mismo motivo también sé que detrás de los números está el bienestar de las personas. Esto último es lo que mueve al Club Financiero de Santiago a promover la fusión de Ames, Santiago y Teo. Aunque el respaldo ciudadano a nuestra iniciativa es abrumador, porque se trata de institucionalizar algo que ya es real a nivel de calle, alguno intenta generar confusión. Por ello quiero despejar dudas.
La primera de las cuestiones que quiero abordar es la de la financiación. La principal fuente de recursos económicos municipales procede del Estado, de tal forma que las ciudades con más de 75.000 habitantes reciben un porcentaje de algunos impuestos estatales. Por ejemplo: el 2,1 % del IRPF; el 2,3 % del IVA; el 2,9 % de los Impuestos Especiales sobre Alcohol, Hidrocarburos y Tabaco.
Hoy, Ames y Teo no reciben ni un euro por estos conceptos, pero con la fusión no se perderían esos importes, como ahora, ya que le corresponderían al Concello de la nueva ciudad. No es una tontería: desaprovechamos una buena oportunidad de engordar las arcas municipales. De ese modo, sin necesidad de exprimir el bolsillo de los ciudadanos, estos disfrutarían de más servicios y mejores infraestructuras al mismo coste que ahora.
Una segunda cuestión económica. Hay dos maneras de equilibrar unos presupuestos municipales: la primera, por la vía de los ingresos, lo que supone mayor presión fiscal sobre el contribuyente, con el consecuente descontento ciudadano. La segunda opción, recortar gastos, lo cual también resultará impopular si conlleva recorte de servicios. En la nueva Compostela la reducción de gastos no perjudicaría las prestaciones, que incluso pueden mejorar. Si aplicamos una concentración de servicios que evita duplicidades, y si además tenemos en cuenta la ley de las economías de escala, al final conseguimos que se presten a un coste inferior al que resulta de hacer la misma tarea en tres lugares diferentes al mismo tiempo y por tres empresas distintas.
En la misma línea de la eficiencia del gasto, la fusión de Ames, Santiago y Teo reduciría las estructuras políticas en un 70 %, en todas las direcciones, número de concejales y alcaldes, por lo que la repercusión que ello tendría en los presupuestos municipales del Concello de la nueva Compostela resultaría gratificante.
No hace falta entrar en el detalle, me vale simplemente con recordar que con la fusión tendríamos mayor financiación proveniente de los impuestos estatales, y conseguiríamos una eficiencia en el gasto actual que resulta de la agregación de los tres presupuestos municipales. En definitiva, un beneficio clarísimo para los 150.000 habitantes que formamos la nueva Compostela.
¿Por qué no lo intentamos? Si el camino es la cooperación, tendremos que dar los primeros pasos cuanto antes.