El asador familiar que nació en A Baiuca, Padrón, expande ahora su negocio con Aldea Ribas
27 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Quince kilómetros separan el asador Aldea Bayuca (en Padrón) de su nuevo hermano pequeño, Aldea Ribas (Teo), donde acaba de abrir su tercer establecimiento un negocio familiar que conquista al público con una propuesta tan sencilla como exitosa. Los chuletones y las populares tablas XXL de la santiaguesa Paula Piñeiro y el amiense Francisco Iglesias han llegado a una nueva aldea para tentar a propios y extraños. Hace solo dos años, este matrimonio afincado en Brión inauguraba su primer asador con toda la ilusión e incertidumbre sobre el futuro. Tras la apertura en el lugar de A Baiuca, vino la de Aldea Praia O Vilar (en Ribeira), abierto desde Semana Santa a octubre. «Estábamos buscando otro local para trabajar todo el año, pero no valía con un lugar cualquiera en el que levantar la verja. Para nosotros es importante que sea una aldea, poner en valor el entorno natural y ofrecer un ambiente familiar, cómodo, amplio y rodeado de vegetación», destaca Fran. Cuenta que en la aldea de Ribas, en la parroquia teense de Oza, encontraron justo lo que buscaban.
En una antigua casona de piedra con encanto y un jardín a su alrededor (donde antes ya estuvo otro restaurante, O Son do Miño), se han establecido hace apenas una semana. La carta aquí será, básicamente, la misma que en Aldea Bayuca, con los pescados y carnes a la brasa como protagonistas, especialmente sus chuletones prémium de vaca vieja y de angus. «Se venden por peso y están pensados para compartir, aunque algún cliente ya se ha comido él solo una pieza de 3 kilos», comenta entre risas Fran.
Tienen también una decena de tablas XXL de cocina popular para compartir, entre 2 y 6 personas. «La más completa de platos variados lleva tortilla, churrasco mixto, pulpo, croquetas, chipirones, raxo, secreto, chorizo criollo y rojo. Luego tenemos otras exclusivamente de carne, de cocidos, de marisco y una mar y tierra», explica el hostelero, que completa el menú de sus asadores con «raciones sueltas para el picoteo».
Para instalarse en este nuevo emplazamiento, el matrimonio tuvo que hacer una pequeña puesta a punto del local e instalar una parrilla a carbón. Los comensales dispondrán de tres entornos: un comedor inferior, otro superior y un reservado (con capacidad para entre 10 y 15 personas). A partir de la primavera se abrirá también la terraza —sujeta a los caprichos meteorológicos, claro está—. «Para nosotros era importante mantener esa esencia del jardín amplio y poner hinchables para los niños cuando el tiempo lo permita, como en A Baiuca, y una zona de columpios que habrá en breve. Aquí tenemos un árbol imponente, algunos dicen que es un cedro y otros un pino americano, que da sombra para 10 mesas», añade. En invierno, abrirán de martes a jueves y domingos para el servicio de comidas; y, los viernes y sábados, darán comidas y cenas.