El municipio puede calificarse como una gran reserva turística en la retaguardia de Santiago
18 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Verde por todos lados. Valles pequeños y estirados de una gran belleza. Patrimonio construido. Eso es Toques, que puede calificarse de una gran reserva turística en la retaguardia de Santiago. Un municipio grato de recorrer y con topónimos curiosos, porque el de Coito (o Coitos) provoca la sonrisa.
La visita es mejor hacerla en coche. Y así, en el centro de Melide —o sea, en la rotonda— a la izquierda, al norte y muy pronto se ve a la diestra el arranque de la buscada DP-4604, muy bien asfaltada, ancha, llana, que lleva al pequeño núcleo que define la capital del concello de Toques, con farmacia, supermercado y una mujer amable tras la barra del café bar Lorena. En fin, desde el kilómetro cero hay que recorrer casi cinco hasta que se toma una pista a la izquierda señalizada Ordes, buen asfalto pintados los bordes, no muy ancho pero suficiente. Ante los ojos, las primeras estribaciones de la sierra de Careón, que, a pesar de estar poblada de molinos de viento en varias de sus cumbres, desde aquí no se divisan.
Viviendas unifamiliares todas cortadas por el mismo patrón estético que van disminuyendo en número a medida que el excursionista se aleja de Melide. Parajes bucólicos, algunos bosquetes de carballos amenazados por espacios amplios de repoblación. Granjas aquí y allá, y ganado vacuno pastando tranquilamente. Lugares plácidos con tierras ricas y fértiles, y eso se sabe desde la Prehistoria, a juzgar por la cantidad de restos arqueológicos, algunos bien visibles, otros escondidos bajo tierra.
Y antes de alcanzar Ordes, cuya iglesia ya se encuentra a la vista, el nuevo desvío a la izquierda lleva primero al Barriga y luego a Coito, que es un mero lugar con cierto encanto.
Es el momento de aclarar, siguiendo al estudioso de la toponimia Fernando Cabeza, que Coito es una variante de Couto. O sea, «conxunto de lugares, aldeas, parroquias que formaban un feudo ou señorío territorial laico ou eclesiástico». Así que otras interpretaciones implican cierta picaresca, pero son erróneas.
Ordes se merece una visita. Tiene un hórreo digno de ser resaltado, una gran casa y un impresionante crucero. Pero sin duda es su templo lo más interesante. Claro que la primera impresión no altera el ritmo cardíaco: un edificio como tantos otros por Galicia adelante, con un toque vulgar en la fachada y laterales, con el cementerio casi encima. Pero al ver el ábside semicircular la cosa cambia. Porque el conjunto de canecillos denota el origen románico de esta olvidada iglesia.
Toca subir, y en el desvío, a la izquierda una vez más. Si hay ganas de estirar las piernas, del asfalto parte una «congostra» ascendente muy bonita pero cuyos primeros cuarenta metros están algo embarrados (hay un depósito de agua que vierte el excedente ladera abajo). Si se cuenta con coche de apoyo, alguien puede ir andando por esa «corredoira», pasar el rego Sabuín, dejar atrás las casas de Outeiro y ganar la carretera 8002, todo ello con botas de montaña y sin niños. El coche debe continuar hacia arriba y ganar ese mismo asfalto, con la iglesia de Santa Uxía destacando. Observación: en algunos mapas y documentación aparece como Santa Eufemia, y no le falta algo de razón: Santa Eufemia do Monte es la parroquia.
El edificio se ha reconstruido parcialmente con un estilo neorrománico, que algunos defienden y a otros pone de los nervios. Nuevo es también el crucero (sobre plataforma cuadrangular con dos niveles y original fuste que semeja el tronco de un árbol al que han cortado las ramas, todo ello del siglo pasado), y auténtico el sepulcro del siglo XII al aire libre. A destacar la magnífica panorámica sobre el valle que forma el río Furelos.
COITO
42°57’30’’ N 7°59’44’’ W
LA FOTO MÁS PERSONAL
Ante el sarcófago medieval.
EN EL AIRE
Un buen número de aves rapaces.
MAPA RECOMENDADO
Instituto Geográfico Nacional. 96-II.