Guerra abierta en el colegio mayor Fonseca de Santiago: el alumnado denuncia la expulsión de dos residentes y la USC alega su constante mal comportamiento
VIVIR SANTIAGO
Las críticas se centran en lo desmesurado de la sanción, que priva de su habitación a dos estudiantes con rentas muy bajas y que no podrían hacer frente a un alquiler
06 may 2023 . Actualizado a las 12:13 h.Dos alumnas de la Universidade de Santiago fueron expulsadas este jueves del Colexio Maior Fonseca, donde residían durante este curso. Según la USC, estas dos personas han sido privadas de su habitación de manera cautelar «por un constante comportamento inadecuado para a convivencia na residencia», según aclara Carlos Toural, jefe de gabinete del rector.
Argumenta la decisión poniendo sobre la mesa las incontables veces que estas dos colegialas tenían pasando la noche en su cuarto a dos personas, presuntamente sus parejas, «dous homes que foron expulsados no seu día do sistema de residencias da Universidade, cando formaban parte dos alumnos residentes no colexio maior San Clemente». Con la motivación de hacer óptima la convivencia para todo el colectivo, la USC tomó esa decisión, «lóxica se temos en conta que, se todo o mundo fixera o mesmo e metera ás súas parellas a durmir con elas, o edificio sería un caos ao ter o dobre de colexiais dos que debera», puntualiza Toural.
La versión del colectivo de estudiantes dista mucho de lo que sostiene la institución. Su portavoz es Thomas Gallagher, que se presenta como alumno de cuarto año de Matemáticas y colegial de la residencia en cuestión. Bajo su punto de vista, estas dos colegialas están siendo claramente perjudicadas por las normas pandémicas, «que aínda seguen presentes no colexio maior a pesares de que o director se comprometera a rematar con elas».
De este modo, sostiene que estas dos chicas no están haciendo nada que violente las reglas habituales, «pois durmir de xeito puntal coas parellas, non residentes, é algo que se fixo dende sempre en todo o sistema residencial da USC». No le sorprende al joven la reacción de la Universidade, «pois é habitual que trate ao alumnado coma se estivese por enriba del, de xeito moi autoritario».
Los estudiantes han publicado un comunicado, en el cual se puede leer de primera mano su posición sobre los hechos que marcan el contexto de esta expulsión: «A estas rapazas expúlsaselles con 24 horas de antelación (sen deixar marxe a buscar alternativa habitacional ou mesmo a planificar a mudanza), e nos días previos viven unha situación de absoluto acoso por parte do personal do centro, que entra de forma recurrente e indiscriminada nas habitacións das colexiais sen o seu consentemento para realizar rexistros e inspeccións». Este es justo el problema sobre el que más hincapié hacen, las formas que utilizó la USC en su proceder.
A todo esto se suma que las dos muchachas expulsadas accedieron a la residencia pagando el nivel más bajo de renta «dado o seu baixo nivel económico, que lles impide poder vivir nun dos pisos que se alugan en Compostela, cada vez máis disparados de prezo», matiza Thomas Gallagher. Es por ello que encuentran el castigo «moi desproporcionado, ademais de inxusto de base».
La respuesta de la Universidade, manifestada por Carlos Toural a La Voz, es la creación de una comisión que vele por la correcta convivencia en los colegios mayores y las residencias públicas, cuyas reglas marcará la actual Lei de Convivencia Universitaria, estrenada nada más que el año pasado. A este respecto, el normativo, el colectivo de alumnos reclama tener más herramientas para participar en la toma de decisiones y en la configuración de las leyes internas de la USC.
Por el momento, la sensación que tienen en el bloque de alumnos denunciantes de la situación es que la Universidade de Santiago se está riendo de ellos. Lamentan que la representación directiva cuando organizaron las concentraciones a modo de protesta tuviese en sus rostros «sonrisas burleiras» que para nada ayudan a reconstruir el clima de normalidad. No solo eso, tan solo encontraron a la Universidade con talante negociador cuando comenzaron a manifestarse, «que antes nin nos tiñan en conta», en palabras de Thomas Gallagher, representante oficioso de los alumnos.
Para más controversia, estos alumnos residentes en el colegio mayor Fonseca ponen sobre la mesa que miembros de la directiva de la residencia también pasaban algunas noches con personas externas hasta hace bien poco, y amenazan en su comunicado: «En caso de que as persoas en cuestión neguen tales feitos podemos sinalalos, pois sabemos como se chaman con nomes e apelidos».
«Estase a dar unha progresiva privatización»
A la par de las expulsiones, desde el colectivo de estudiantes sacan a la palestra lo que para ellos es «unha progresiva privatización das instalacións universitarias». Ponen como ejemplo de esto una solicitud que ellos mismos llevaron a cabo para reservar el uso del salón de actos del colegio mayor con motivo de una celebración a la que asistiría gente de fuera y de dentro de la residencia, «pero sempre da USC». Su sorpresa llegó cuando, dicen, la institución les quiso cobrar 390 euros por el uso de dos horas de esas instalaciones.
«Iso é totalmente falso», irrumpe la voz de Carlos Toural, jefe de gabinete del rector, pues no intentaron en ningún momento cobrar por el uso de las instalaciones públicas, según dice. «É certo que non lles permitimos usalas pero porque non estabamos conformes co uso que se lles ían dar, nada máis», puntualiza el representante de la USC en este caso.
Entonces, ¿qué pide el alumnado crítico?
Las reclamaciones son muchas, pero en primer lugar, reclaman la dimisión en bloque de todo el equipo directivo de las residencias de la USC. Con esa base, el grupo de alumnos demanda en primer lugar «o recoñecemento das residencias públicas como vivenda, cos dereitos que isto conleva». El más importante de ellos, bajo su argumentación, es el de la privacidad, «pois os responsables do edificio poden entrar nos nosos cuartos cando lles pete e sen xustificación necesaria».
En segundo lugar reclaman «a corredacción da normativa dos Centros entre as institucións universitarias e as residentes», de modo que exista «algún mecanismo de participación nas decisións tomadas para as estudantes». Por último, piden «o establecemento dun método garantista de resolución dos expedientes disciplinarios», de manera que la USC no sea juez y parte de los conflictos que tengan lugar dentro de sus dependencias. En este sentido, reclaman también que el Consejo Colegial sea un órgano útil, que vaya más allá del —dicen— objetivo actual de «vender ás estudantes a falsa impresión de que teñen un peso na toma de decisións», en sus propias palabras.