Dos alumnos y 32 profesores, así es la orla viral de la USC de la carrera «más larga de España»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO / LA VOZ

VIVIR SANTIAGO

Cedida

Alberto Lázara ha sido el primer y único estudiante en terminar el doble grado en Farmacia e en Óptica e Optometría en Santiago. Desde que publicó su insólita y solitaria orla en Instagram ya no dejó de compartirse

04 ago 2023 . Actualizado a las 16:27 h.

Desde que arrancó agosto el silledense Alberto Lázara, de 24 años, está de vacaciones, aunque admite riendo que ante la repercusión mediática que ha tenido su orlaque él publicó hace cinco días en Instagram— aún no ha podido casi desconectar. «El otro día hasta me paró una señora por la calle», desliza, poniendo en valor, más allá de esta anécdota, el eco que su caso está teniendo en la USC. «Varios profesores de la universidad compostelana me llamaron para felicitarme por lo logrado; también docentes que me dieron clase en Primaria y Secundaria en Silleda», encadena el joven, agradecido y abrumado.

«Yo compartí la orla en mis redes porque, después de tanto trabajo, estoy muy orgulloso de lo conseguido. Sabía que era singular, al figurar solo dos alumnos y 32 profesores en ella, pero realmente ya no nos extrañaba tanto al haber estado varios cursos los dos solos», razona, aludiendo a la que es su compañera en la solitaria orla, la melidense Tamara Pereiro.

Ambos son los únicos estudiantes que figuran en la orla del doble grado en Farmacia e en Óptica e Optometría de la USC, una carrera que comprendía siete cursos y que ambos empezaron en el año 2017. «Yo, realmente, no sabía que existía. Me enteré el último día en que me podía matricular. Una amiga me dijo que para entrar en una farmacia en la que quería trabajar necesitaba tener Óptica. Eso me convenció», asegura.

De inicio fueron sobre diez los alumnos que se matricularon en el doble grado. «A excepción de mi compañera y de mí, los ochos restantes se fueron quedando por el camino», admite, reflexionando sobre los hándicaps que pueden explicar esa tasa de abandono. «Es la carrera más larga de España. La otra universidad pública que la ofertaba cuando yo empecé era la de Sevilla, pero allí son seis años», añade.

«Además de que al principio las asignaturas son muy teóricas y se alejan un poco de lo que esperas de la profesión, realmente este doble grado implica muchas horas de clase. Yo me pasaba la mañana en una facultad y por la tarde me iba a hacer prácticas a la otra. Se dio, además, la casualidad de que durante los años que estudié Farmacia su sede estaba en obras en Santiago, así que nos tuvimos que mover por varios centros, aunque siempre por el campus sur. En alguna ocasión fui corriendo de una facultad a otra al solaparse casi asignaturas, pero los profesores siempre fueron muy comprensivos con ello», apunta agradecido y orgulloso por «haber abierto camino». «Al ser nuevo el doble grado es normal encontrar ciertos baches, que Tamara y yo fuimos superando», señala en sintonía con ella, compartiendo por qué en su caso no dudó en seguir adelante.

«Creo que fue por cabezonería y por orgullo propio. También valoré que, con el doble grado, las salidas laborales aumentan», valora con un empuje que, incluso, lo llevó a terminar la carrera en seis cursos. «Yo veía que mis amigos estaban en otras carreras que duraban cuatro o cinco años. Me agobié al imaginármelos a ellos trabajando y yo aún estudiando, y decidí empezar a coger asignaturas de más. La verdad es que estudié mucho, pero también me dio tiempo a disfrutar de la vida universitaria compostelana. Relegué un poco mis querencias escénicas y mis horas de sueño, pero salí por la noche siempre que pude y seguí formando parte de la tuna de Dereito. Además, no dejé de bailar en un grupo tradicional, Xirandola, y de tocar la gaita y la trompeta en la Banda de Música de Silleda», enlaza sin descanso. 

«Hace un año asistí al acto de graduación con mis compañeros de Farmacia. Era algo ficticio, porque aún no había terminado, pero quise ir con ellos, al haber compartido tantas horas de clase. Este pasado julio ya presenté los Trabajo de Fin de Grado (TFG) de Farmacia y Óptica y ya me pude colgar la banda bicolor», prosigue, aludiendo al color violeta por Farmacia y al verde de Óptica e Optometría, convirtiéndose en el, por ahora, único alumno en lograr este doble grado de la USC. Tamara acabará el próximo curso, en lo estipulado —siete cursos— por el plan de estudios.

Este verano asistió a su graduación «real», en la que las decanas de Óptica e Optometría, María Jesús Giráldez, y Farmacia, María de los Reyes Laguna, no quisieron dejar pasar la ocasión de dedicarle unas emotivas palabras a Alberto. Giráldez elogió que el alumno hizo «historia, finalizando (o grao) nun tempo que é menor ao que se estimaba no momento de implantación do título». Por su parte, Laguna puso en valor «la cantidad de kilómetros que tuvo que hacer para sacarse este doble grado», así como el «complicado encaje, casi de tetris» que completó para compaginar la distancia y la docencia simultánea de los dos grados universitarios.

Alberto Lázara aclara que, tras su experiencia como «estudiante piloto», la USC ha decidido condensar en seis años la carrera, tal y como hizo él. «Yo espero y animo a todos los que empiezan el doble grado el próximo curso a que lleguen hasta el final. Compensa», destaca, explicando que en su caso empezó a trabajar este año en la farmacia Madriñán de Santiago, situada en el Ensanche, junto al centro de salud Concepción Arenal. «Ahora estoy de vacaciones, pero estoy muy orgulloso de lo conseguido», acentúa.

Ya sobre la curiosa orla, en la que figuraban solo ellos dos junto a 32 profesores —«una selección muy resumida, ya que al ser un doble grado faltan docentes»—, el joven admite que en Tadel, emblemática tienda de fotografía de Santiago, admitieron que «nunca habían visto una orla tan pequeña», comenta divertido.

«Nunca imaginé lo que iba a montar tras publicarlo yo en Instagram. Hasta la colgó un profesor en TikTok y lo vieron millón y medio de personas», explica sin dejar de asombrarse.