Más que café y zumo: las cafeterías de las facultades de Santiago arrasan con los desayunos más sencillos
VIVIR SANTIAGO
![Andrés Carballo (en el centro, en primera línea) asumió hace 25 años la gestión de la cafetería O Lar do Estudante, situada en el campus sur, y que sirve a las facultades de Matemáticas y BIoloxía. Junto a él está parte de la plantilla. Carlos (a la derecha, en segunda línea) es el camarero más longevo](https://img.lavdg.com/sc/peiLQsezU_4zm_rNNIhMCmXVQYU=/480x/2022/09/30/00121664537583068584611/Foto/S29S2093.jpg)
Desde tostadas y frutas hasta bizcochos y «muffins», contemplan diversas opciones para que los estudiantes comiencen las clases con energía
22 feb 2024 . Actualizado a las 08:40 h.¿Quién dijo que no se podía comer bien en una cafetería de la universidad? Conocidas por sus menús a precios reducidos y por ser un remanso de tranquilidad en los descansos entre clases, los locales situados en las facultades de Santiago también sirven una amplia gama de desayunos. Quedar para comer y beber algo antes de que comiencen las clases, aunque no sea una tendencia tan extendida como hacerlo una vez terminan, también se estila entre los estudiantes. Las cafeterías de la USC albergan a primera hora de la mañana a grupos de jóvenes que preparan presentaciones, trabajos conjuntos y exámenes que, en compañía, se estudian mejor. Ellos lo tienen claro: estos son los centros preferidos para recargar las pilas antes de comenzar las aulas.
Las opciones van desde las más tradicionales y dulces, como la del café y cruasán, hasta las saladas, con pulgas y bocadillos de tortilla y embutido. También está la macedonia de fruta, el zumo natural o los churros. Eso sí, que nadie espere las recetas diferentes y originales que sirven en las cada vez más frecuentes cafeterías especializadas en desayunos de Santiago. ¿En una facultad se pueden encontrar tostadas de aguacate? No, pero sí de tomate y aceite. ¿Y bizcochos de frutas? No, pero sí los de chocolate de toda la vida. En resumen, no son desayunos que satisfagan a los paladares gourmet, pero cumplen su función de ofrecer una variedad de productos a costes reducidos y, sobre todo, de ser un espacio de reunión para los jóvenes: quedar con los compañeros de clase para terminar un trabajo es mejor si encima de la mesa hay unos cuantos cafés y unas cuantas napolitanas de crema. Eso sí, el abanico de posibilidades para personas celíacas o con algún tipo de intolerancia —a la lactosa, por ejemplo— se reduce notablemente.
![La cafetería de la Facultade de Matemáticas de la USC en una imagen de marzo](https://img.lavdg.com/sc/Loc5HMltyzYhXUdiIXkQqHwnBLY=/480x/2022/09/15/00121663277641407114853/Foto/S22M2092.jpg)
En el Campus Sur: la facultad de Matemáticas y Biología
Al preguntar a los estudiantes del Campus Sur, una opción destaca por encima de las demás: la facultad de Matemáticas. Tanto para comer como para tomar algo entre clases y para desayunar, los jóvenes lo tienen claro. Pero, ¿por qué? «Tienen muchas cosas y las hacen muy bien», explica una estudiante de Física antes de comenzar las clases. Su éxito es parte del boca a oreja, del rumor extendido de que en la cafetería O Lar do Estudante —así es su nombre original aunque el público la conozca como «la de matemáticas»— se come como en casa. Lo confirma otra estudiante de primer año de Química, que admite haber almorzado únicamente en ella porque «es de la que todo el mundo habla».
Entre sus opciones están las dulces, con bollería y café, y las saladas, con pulgas de embutido. «Unha cuestión invariable é a tortilla. Non pode faltar. Ás 08.30 horas xa hai quen quere unha pulga. É ademais un dos pratos que reservamos para o menú dos venres. Diariamente facemos máis de 15», explicaba el dueño en una entrevista concedida a La Voz. «Antes pedíannos dez veces máis bolería, cruasáns. Hoxe nos almorzos saen tostadas. Cafés podemos facer nunha xornada ata 600», continuaba, dejando constancia del cambio de tendencias en la alimentación por parte de los jóvenes. Lo «sano» cobra cada vez más protagonismo frente a la bollería, que intenta consumirse más periódicamente.
En su carta de desayunos, disponible entre las siete y media de la mañana y las doce del mediodía, hay cinco opciones de menú, con precios que van desde los tres a los cuatro euros con unos cuantos céntimos. Para beber, en todos hay para elegir el café con leche doble, un vaso de leche o una infusión. Lo que cambian son las opciones dulces y saladas. En la primera propuesta, se puede escoger entre cruasán, media palmera de chocolate, siete churros, dos tostadas con mantequilla y mermelada o aceite y pulga de tortilla, de embutido o vegetal. El precio es de 3,50 euros con zumo natural o de 3 euros con agua. En la segunda opción, los dulces a elegir son la napolitana de chocolate, la palmera completa o dos tostadas de pan del día con aceite y tomate o mantequilla y mermelada. El precio es, respectivamente, de 3,60 o 3,35 euros, dependiendo si se combina con zumo natural y fruta o con agua.
La tercera opción es para los que rehúyen del dulce y prefieren comenzar la mañana con algo más contundente. Aparte del café, la leche o la infusión, incluye medio bocadillo de tortilla, queso, chorizo o jamón york. El precio, algo igual que los anteriores, depende de si se combina con zumo y fruta —3,65 euros— o si se hace con agua —3,45 euros—. Para la cuarta y la quinta opción, lo que cambia es lo que lleva dentro el bocadillo: jamón serrano o lomo en una y jamón serrano con queso, panceta con queso, lomo con queso o pechuga de pollo con queso en la otra. Los precios son de 4 y 3,80 euros o de 4,25 y 4,10 euros respectivamente. La quinta, además, incluye también la opción de un cruasán mixto. Por algo es la cafetería preferida de los estudiantes.
En el casco histórico: las facultades de Historia o de Medicina
De conversar con los estudiantes, una cosa está clara: la facultad de Matemáticas arrasa. No obstante, el sur no es el único campus de la USC en Santiago y, tanto en la zona vieja como en la norte, los universitarios tienen sus propias opciones. Concretamente, en el casco histórico salen dos nombres: la cafetería de Historia y la de Medicina. Puede que lo explique el volumen de jóvenes que agrupan ambas facultades. En Medicina hay alrededor de cuatrocientas plazas por curso y son seis. Además, a ella también recurren los que cursan Odontología.
En Historia, además de la carrera con ese mismo nombre, se imparten los grados de Historia del Arte y de Xeografía, a lo que hay sumar que en la biblioteca de la facultad, una de las más conocidas de toda la USC, estudian jóvenes de toda la ciudad. «Cuando estamos en finales madrugamos para venir a la biblioteca, porque si no nos quedamos sin sitio. Solemos desayunar aquí. Dejamos las cosas en la sala de arriba y bajamos diez minutos, aunque sea para hablar un rato antes de ponernos a estudiar», explica una estudiante de cuarto curso a las puertas de la cafetería. Las opciones son muy similares a las del resto de establecimientos de las facultades: bollería si se desea algo dulce, pulgas o tostadas de tomate para los que prefieren salado.
Cuando hace buen tiempo, juega a su favor su amplia terraza elevada, con más de seis mesas desde las que se ve Virxe da Cerca. Cuando hace malo se llena el interior, que tiene unos grandes ventanales que van desde arriba hasta abajo, dejando pasar la luz. Hace unos cuantos meses, la USC anunciaba que reformaría la cafetería de la facultad para darle una nueva dimensión adicional «como espacio cultural y dinámico». Pasó hace poco con la de Medicina, que permaneció cerrada durante seis meses para dotar al espacio de funcionalidad. Uno de los objetivos del actual equipo de gobierno de la USC es abrir a la ciudadanía aquellas cafeterías que ocupan una situación emblemática en la ciudad, e Historia, al lado del Mercado de Abastos, y Medicina, al lado de la Praza do Obradoiro, eran las dos prioridades.
En el campus norte: las facultades de Comunicación y de Filología
El campus norte es el gran olvidado de la USC. Es el más alejado del centro de la ciudad y del ensanche, que es donde suelen vivir los universitarios. Aún así, hay tres facultades —Empresariales, Comunicación y Filología— que obligan a los jóvenes a desplazarse hasta allí. La distancia juega a favor de las cafeterías, ya que algunos jóvenes, para ahorrar tiempo, optan por desayunar allí. Comunicación y Filología están puerta con puerta, justo al lado. Siguiendo la estela de la oferta del resto de cafeterías universitarias, los estudiantes de Comunicación —Periodismo y Audiovisuales— destacan los pinchos de tortilla, que se hacen desde primera hora de la mañana. De Filología, el café.
Si hay una cosa por la que las cafeterías de las facultades resultan atractivas sobre el resto es por los precios reducidos. Mientras que el los precios de la taza de café en Santiago se disparan por las nubes, rozando los dos euros en el centro, en los comedores de la USC no llegan al euro con cincuenta. Lo mismo pasa con los pinchos de tortilla, una de las cosas más demandadas entre horas, o la bollería. Desde este mismo mes de febrero, el sistema de descuentos que implanta la USC permite a los estudiantes y al personal de iniciación a la investigación acceder a menús a un precio de 6,5 euros, mientras que el coste de ese servicio se mantiene en 7,5 euros para el resto de la comunidad universitaria. Para el público en general, en cambio, el precio del menú en esos establecimientos se queda en 8,5.