De la vivienda en Vedra con 20.000 luces led a la urbanización de Santiago que ciega con su decorado, estas casas brillan con luz propia por Navidad
VIVIR SANTIAGO
Son muchos los lugares tanto de la ciudad como de su área que, gracias a unos vecinos ingeniosos, se convierten en el corazón de las fiestas
07 dic 2024 . Actualizado a las 21:27 h.Hay casas y calles en Santiago que, cuando llegan las Navidades, brillan por sí mismas. La magia de las fiestas está en cada rincón y, con la llegada del puente de diciembre, fecha simbólica para algunos, tan solo hace falta prenderla. Son muchas las esquinas tanto de la ciudad como de su área que, gracias a unos vecinos ingeniosos, se convierten en el centro de atención para aquellos que disfrutan de la calidez de los gestos navideños. Las bombillas y las luces led que adornan algunas viviendas se han llegado a convertir en una parada turística obligada este mes, con encendidos multitudinarios que se convierten en ceremonia.
Cada temporada, las decoraciones van a más. Todos coinciden en que los adornos pensados para un año se guardan y se añaden a las novedades del siguiente. Algunos los compran y otros, como toque personal, los fabrican con sus propias manos, algo de lo que se enorgullecen y que también sorprende a los visitantes que se acercan hasta allí. Porque sí, estas casas hacen que el turismo navideño cobre otro tipo de significado. Lejos quedan ya las bolas de colores, los bastoncillos de jengibre o los muñecos de nieve hechos con algodón. Hay santiagueses para los que más es más, sobre todo si se hace de una forma original, artesanal y con cariño. A continuación, algunas de las viviendas más fascinantes del área que, en estas fechas, bien podrían ser la imagen de una postal navideña.
20.000 luces led para prender la Navidad
«El año que viene no sé cómo vamos a hacer para que quepa», cuenta Josefina Campaña. Cada temporada, como tradición, añade nuevas piezas al decorado de su casa en Santa Cruz de Ribadulla, en el concello de Vedra, que se ilumina con los adornos más llamativos desde hace cinco Navidades. «Al principio fue poquito, unos 500 metros de luces. Cuando empezamos a hacer el encendido a lo grande fue hace tres años», puntualiza ella. Desde ese momento, no ha parado de crecer, atrayendo su calle a público de todo tipo. «Normalmente, por aquí no pasa mucha gente. Ahora, no te puedes ni imagina la cantidad de coches que paran y preguntan si pueden entrar en la finca», explica. Todo esto, sin haber inaugurado el despliegue de luces. La mecha la prenden este sábado, a eso de las siete y media de la tarde, con una chocolatada a la que está invitado todo el que se quiera unir.
Continúa la propietaria asegurando que, de un año para otro, la gente que lo visita no lo olvida. «Me llegan mensajes de personas diciéndome: "¡Hola! Soy el del año pasado, ¿cuándo encendéis?"», explica. La expectación no podía estar más justificada. De Camariñas y palilleira de profesión, explica la estructura como si se tratara de un entretejido. Todo el decorado de la casa está hecho a mano. De las viñas de la zona guardan alambre y madera, materiales fundamentales para crear las formas. «Es la particularidad de nuestro encendido. Aquí no hay una pieza comprada. No hace falta despilfarrar para hacer algo bonito y único», asegura Josefina. Tienen un árbol de diez metros, figuras de ángeles, de trompas y, este año, adelanta que se suma un tren «bastante grande, de unos dos metros y medio de alto». Por supuesto, son de luz: «Hemos hecho la contabilidad y tenemos entre 18.000 y 20.000 leds».
Una aldea con un Papá Noel de 11 metros de alto
Sus vecinos no se quedan atrás en cuanto a brillo se refiere. También desde hace cinco años, Romarís, una aldea de Vedra con apenas 50 habitantes, se ha convertido en una de las atracciones navideñas más concurridas en el área de Santiago. «O ano pasado foi unha pasada, foi bestial. A partir das sete da tarde solo veías coches. Á xente gustalle», explica David García, uno de los impulsores.
Ahí, cada uno decora como puede y como quiere, pero ninguno se desentiende. Cada año, para más emoción, hay novedades. «Algún cambio sempre hai. Este ano temos un Papá Noel de 11 metros de alto e un árbol que vai ter 12. A xente métese a facer estas cousas», continúa David. Por ahora, todavía están con los últimos preparativos. El encendido oficial está programado para el viernes que viene, porque «o Nadal comeza despois da ponte». En Romarís, la mecha que los convierte en el corazón de la Navidad es una fiesta.
En Santiago las luces también ciegan
En la ciudad de Santiago hay una zona que, desde la pandemia, brilla con luz propia. Son los propios vecinos de las calles Teresa Claramunt y Carmen Laforet, en O Castiñeiriño, los que se encargan de que en sus adosados no falte de nada de cara al público. Fachadas, jardines, puertas y calles se llenan de decorados de todo tipo y condición. «Cada uno hace un estilo, sin complejo ninguno», explica Quico Fernández, el presidente de la comunidad. Aunque los más madrugadores comenzaron a adornar a finales de noviembre, algunas casas están ya iluminadas y otras todavía están en proceso. Ahí, cada uno lo hace cuando puede. «Es un compromiso solidario con la Navidad por parte de los vecinos», continúa. Asegura que, cuando todo está colocado, muchos coches pasan por la calle para contemplar una zona que parece de cuento. Eso sí, anima a hacerlo después del puente.