La nueva selectividad eliminará los actuales exámenes de lengua y tendrá una prueba de madurez

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SELECTIVIDAD

Alumna en un examen de selectividad
Alumna en un examen de selectividad Ana García

El Ministerio de Educación presenta a las comunidades un borrador que tiene un proceso de adaptación de tres años

26 sep 2022 . Actualizado a las 18:56 h.

La nueva selectividad es nueva. Radicalmente. Habrá un proceso de adaptación de tres años, pero para junio del 2027 (curso 26/27), los alumnos de bachillerato tendrán un examen de una materia obligatoria de modalidad, a elegir por el alumno; y una de madurez en la que se unirán las materias comunes de bachillerato (Historia de España e Historia de la Filosofía, y las tres lenguas, español, gallego e inglés). La primera parte valdrá el 25% de la nota, la segunda el 75% y ambas, y en eso sí es igual que ahora, sumarán el 40% del expediente; el 60% es el bachillerato. Para pasar de 10, los estudiantes se podrán presentar a un máximo de dos materias propias de su modalidad de bachillerato o, y esto es novedoso, asignaturas generales.

De esta manera la selectividad se adapta a una forma de enseñanza más general y competencial, con la comprensión y análisis en el centro del proceso y no la retención de contenido sin más contexto.

Una comisión técnica regulará «un marco común» para todas las pruebas, que serán autonómicas, y en el que se contemple la corrección. El objetivo es evitar las diferencias de nivel que se dan hoy y que perjudican fundamentalmente a Galicia.

Los profesores saben que la selectividad es la que marca cómo se estudia en bachillerato, incluso antes. Por eso, el Ministerio de Educación, al amparo de la nueva ley (Lomloe), quiere cambiar la prueba para adaptarla a su modelo competencial de enseñanza. En Galicia los alumnos ya tienen asignaturas que van por ese camino, como Historia de España, que incluye documentos que el estudiante debe analizar y contextualizar en una redacción amplia, más que repetir la teoría aprendida.

Pero también son conscientes en el ministerio que un cambio de este calado no se puede hacer de la noche a la mañana, por lo que proponen un calendario de adaptación de tres años. La idea se mantiene pero cambia el peso de los exámenes competenciales y algún detalle más. En junio del 2027, cuando los alumnos que este septiembre empiecen 2.º de ESO lleguen a segundo de bachillerato tendrán esta selectividad:

Conjunto de las pruebas

Valor actual. Es casi lo único que permanece de la nueva selectividad: el total de los exámenes básicos será el 40% de la nota del alumno, y el 60% restante es para el expediente de bachillerato.

Supongamos el caso de una estudiante que quiere hacer Física y tiene un 7,5 en su nota de bachillerato y saca un 6,5 en la selectividad. Pues bien, ella sumaría 4,5 de bachillerato (7,5x0,6) y un 2,56 de la prueba de acceso (6,5x0,4). En total tendría un 7,1 de nota ABAU (o como se llame entonces la selectividad), una calificación que mantendrá toda su vida (si no se vuelve a presentar a toda la prueba para mejorarla) y a la que podrá sumar hasta 4 puntos de las materias específicas y voluntarias.

Ejercicio de modalidad

Vale el 25% de la nota. La prueba de modalidad es obligatoria y vale el 25% de la nota de la selectividad. Es decir, la calificación de este examen hay que multiplicarla por 0,25: un 8 en Matemáticas II sumará 2 puntos a la calificación.

Cambia según el bachillerato. Aunque sobre el papel el estudiante podrá elegir entre varias materias, lo cierto es que la mayoría se limitará a la asignatura que les toca por su bachillerato.

En el bachillerato de ciencias podrá hacer el examen de Matemáticas II o el de Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales.

El alumno de humanidades y ciencias sociales podrá escoger entre Latín o Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales.

En Artes hay más variedad. Este bachillerato tiene dos ramas: la vía de diseño y la de música. Los que vayan por la primera deben examinarse de Dibujo Artístico; los que opten por música y artes escénicas tienen la opción de Análisis Musical o Artes Escénicas.

Finalmente, quienes vayan por el nuevo bachillerato, el bachillerato general, tendrán que examinarse de Ciencias Generales.

Ejercicio general

Vale el 75% de la nota. Es una prueba que valdrá el 75% de la nota de selectividad (antes de fusionarla con la de bachillerato). La alumna del ejemplo sacó en este ejercicio un 6, y eso le supuso un 4,5 (6x0,75). Ese 4,5 lo suma a los 2 puntos de Matemáticas II y así se obtiene su nota de selectividad básica (hoy sería de la fase general), que es 6,5. Esta cifra hay que sumarla a su expediente de bachillerato (que vale más) y finalmente da ese 7,1 que se explica más arriba.

Materias que incluye. Este ejercicio incluye todas las comunes obligatorias: Historia de España, Historia de la Filosofía, Lengua Castellana y Literatura, Primera Lengua Extranjera y Lengua Gallega y Literatura (en el caso de Galicia, obviamente).

Duración del ejercicio: 110 minutos. Diseñan 15 minutos para leer la documentación, 50 para una primera parte de preguntas cerradas y 45 para las tres preguntas abiertas. En total, prácticamente dos horas.

Documentación para el ejercicio. Al principio del examen, los alumnos recibirán documentación para el ejercicio que podrán analizar durante 15 minutos. Serán tres o cuatro documentos en función de su dificultad y características (gráficos, fotos o cartas, artículos de opinión, documentos oficiales...) que girarán todos ellos sobre un tema que puede ser de actualidad, científico, humanístico, analizado desde diferentes ámbitos y perspectivas.

Al menos uno de los documentos tiene que ser en lengua extranjera y «deberá presentarse documentación en la lengua cooficial» en las comunidades que la tengan.

Como Historia de España hoy. Los estudiantes gallegos ya se enfrentan a algo parecido al desarrollar el tema de Historia de España, que vale 5 puntos sobre la nota final del examen. Y este año se hizo una aproximación a esta forma con sociolingüística en gallego.

Una primera parte de 25 preguntas cerradas o semiconstruidas. Son lo que entendemos por preguntas habituales, y pueden ser cortas o de extensión breve. En Historia de España, por ejemplo, son las definiciones y las preguntas para desarrollar de forma muy sintética.

Entre 5 y 7 tienen que ser en lengua extranjera.

En las comunidades con lengua oficial «las administraciones establecerán el reparto de las preguntas restantes» y los alumnos tienen que contestar en esa lengua.

Esta primera parte durará 50 minutos.

Segunda parte con tres preguntas abiertas. Van sobre el mismo asunto pero el alumno tiene que desarrollar las respuestas (nuevamente como el tema principal de Historia de España a día de hoy en Galicia).

Una de las preguntas se formulará y responderá en la primera lengua extranjera elegida por el alumno.

«En los territorios con lenguas oficiales —dice el borrador— las respuestas del alumnado habrán de acreditar la competencia en ambas» lenguas.

Esta parte durará 45 minutos.

Para subir nota

Apenas hay referencias en el borrador, pero parece que será igual que ahora, y los alumnos podrán subir nota presentándose a dos exámenes independientes de materias ofertadas en segundo de bachillerato y no evaluadas en la prueba de acceso. Como ahora, parece que serán las universidades las que decidan cómo se ponderan para acceder a cada carrera. Así, la alumna del ejemplo podría examinarse de Química y Física para mejorar su expediente.

Tres años para adaptarse

 «Se debe evitar el riesgo de producir cambios a mayor velocidad de la que el sistema es capaz de procesar». Esta es la premisa que explica que la nueva selectividad no será tal hasta junio del 2027. Habrá una adaptación de tres años que comenzará no este curso que empieza en un mes, sino en el siguiente. En junio del 2024 (así como en el mismo mes del 2025 y del 2026) habrá una selectividad a medio camino entre lo que hay hoy y lo que vendrá.

De transición

Cuatro ejercicios. Desde junio del 2024 a junio del 2026 los alumnos tendrán cuatro ejercicios en la selectividad obligatoria: un examen de Historia de España, otro de Historia de la Filosofía, otro de su materia de modalidad (Matemáticas, Latín, Dibujo Artístico...) y un cuarto general, dedicado al ámbito de las lenguas.

Cada uno de estos cuatro ejercicios vale un 25% de la nota. Y esa nota es la que hay que sumar a la de bachillerato, que sigue pesando más (un 60%).

Hay, además, dos materias voluntarias para subir nota, igual que quedará después.

Ejercicio general

Competencial. Este ejercicio de transición, limitado a las tres lenguas (castellana, gallega y extranjera), no está perfilado en el borrador. Solo se indican sus objetivos: «Se pretende evaluar la madurez académica del alumnado y el grado de consecución de las competencias y objetivos previstos para la etapa».

El ejercicio solo valdrá un 25% de la nota para ir adaptando a los profesores al nuevo sistema. Los alumnos ya deberán recibir ese enfoque desde ahora.

Materias obligatorias

Historia y Filosofía, sin opciones. Los alumnos de transición tendrán obligatoriamente un examen de Historia de España y otro de Historia de la Filosofía (común para todos los alumnos en el bachillerato Lomloe).

Serán de corte competencial (el de Historia ya casi lo es) y no tendrán opciones A y B, sino una serie de preguntas para elegir, como ahora con el covid.

Cada uno vale el 25% de la nota, para ir adaptándose.

Materia de modalidad

Una prueba. Esto se mantendrá desde junio del 24 para el futuro: un examen competencial de lo que con la Lomce se llamaba materia troncal de opción según el bachillerato elegido: Matemáticas (de ciencias o de sociales), Latín, Dibujo (y sus variantes artísticas), Ciencias Generales...

La corrección, la verdadera arma de la igualdad en todo el país

A Galicia, como a muchas comunidades del norte, le preocupa la desigualdad en la selectividad. Para que los sobresalientes supuestamente injustificados de algunos territorios no se impongan a la notas conseguidas con más esfuerzo, «se propone crear grupos de trabajo con representación de las distintas administraciones, universidades e institutos (o agencias) de evaluación, en los cuales se elabore un marco común de diseño de la prueba, así como unas guías de corrección comunes en todos los territorios».

En el Ministerio de Educación y FP confían en que «el progresivo enfoque competencial de la prueba de acceso supondrá un avance en la línea de una mayor homologación y equilibrio entre las pruebas planteadas, para asegurar que sean efectivamente equiparables entre los distintos territorios». Y recuerda que «la distribución competencial en materia educativa impide que se aplique una misma prueba en todo el territorio nacional».

El ministerio, a través del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) quiere conseguir lo que se obtiene con PISA, un examen adaptado al territorio pero con el mismo valor en todas partes.

Todo tiene que estar explicado

Por eso, el propio INEE intervendrá en la puesta en marcha de «una guía de corrección en la que se recojan las respuestas que se valorarán como correctas». Incluso funcionará con las que sean redacciones abiertas: «La guía debe recoger con claridad las ideas, expresiones y estructura que debería contener la respuesta del alumnado para ser valorada como correcta». Y «si es posible, se debería facilitar un modelo» en el que incluir «valoraciones parciales (...) descritas de forma pormenorizada y, a ser posible, deberían también ilustrarse con ejemplos».

Para corregir el ejercicio general habrá que contar con diferente profesorado, que lo hará de forma colegiada. El texto del borrador no explica cómo.

Valdrá otro 25% de la nota que después se sumará al bachillerato (que sigue valiendo más).