Galliano y Ungaro reivindican la alta costura en la víspera del adiós de Yves Saint Laurent El modisto británico John Galliano demostró con su desfile de alta costura para la primavera-verano 2002, que la alta costura es un arte necesario. Su desfile fue una gran fiesta en homenaje al circo y al folclore. «El genio creativo de la casa Dior», como le considera su propietario, Bernard Arnault, fue ovacionado en pie por un público entusiasta como la cantante Rosario Flores, las actrices Gwyneth Paltrow y Rosana Arquette y el director de cine Ridley Scott.
21 ene 2002 . Actualizado a las 06:00 h.La presentación de la colección comenzó y se desarrolló al son de los tambores de la compañía japonesa Za Ondekoza y estuvo amenizada por el Circo de Mongolia y los Payasos Esquimales de París. El desfile fue multicolor, con prendas y sombreros y grandes cabelleras de peluche sobre botas de piel aptas para los fríos antárticos, al igual que los abrigos de piel vuelta o las chaquetas construidas con diferentes tipos de ante, bordados en líneas verticales y mezclados con piel de serpiente. Las mangas, a menudo de farol, fueron importantísimas, muy decoradas y bordadas, a veces muy largas, teatralmente largas, o muy anchas y llenas de pliegues romboidales, bordadas de piedras preciosas, fieltro, flores o plumas. Ungaro, por su parte, presentó una colección de inspiración oriental y gitana, de riqueza inusitada, caracterizada por la abundancia de bordados y tejidos lujosos, a veces de aspecto envejecido. Faldas sobre pantalones, utilización de puntillas y organza, y estampados orientales y asiáticos para suntuosos vestidos de noche fueron algunas de sus más bellas ideas. El modisto, que tituló su desfile Oda a la libertad, lo acompañó de un manifiesto en el que aseguró «que nada ni nadie impedirá la llegada de nuevos talentos» al mundo de la alta costura, cuya historia, dijo, «no se termina aquí o ahí». Una velada respuesta, sin duda, al presidente de Yves Saint Laurent, quien el pasado 7 de enero aseguró que después de Saint Laurent ya no habría alta costura. Precisamente hoy se presentará en pleno corazón de París el último desfile de este genio de la guja. Por su parte, la coreana Ji Haye mostró su poético talento con vestidos de noche que eran puras joyas de cristal y Stéphane Rolland mostró para Scherrer un colectivo de guerreras mayormente sexys, cuya indumentaria estuvo casi siempre sabiamente desgarrada y deshilachada.